17. Lay all your love on me

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Tweek y Craig le contaron a Stan y Kenny sobre la inútil conversación que había tenido la mamá de Kyle con el matrimonio Tucker.

-Esa mujer es más terca que una mula -se quejó Craig.

-¿Qué podemos hacer ahora? ¡No quiere cambiar de opinión! -exclamó Tweak con angustia.

-Supongo que Kyle tenía alguna idea de que esto podría pasar. Me dijo que tenía otro plan, así que supongo que esta noche me lo va a contar y les diré... -dijo Stan, no muy convencido.

-No sé de qué se preocupan tanto -comentó Cartman en voz alta, mientras pasaba a su lado- es solo Kyle.

-Qué quieres decir con que es solo Kyle -replicó Kenny.

-Oh, ya sabes. Un judío pelirrojo menos en el mundo no nos hará falt...

Pero no alcanzó a terminar la frase cuando Stan le dio un certero puñetazo en la cara, que lo hizo tambalear.

-Retráctate, maldito hijo de puta.

Pero Cartman solo se puso a reír e intentó devolverle el golpe. Sin embargo, el pelinegro era más rápido y logró esquivarlo, para posteriormente darle una patada en el estómago, que hizo caer al otro chico.

El resto de los alumnos que se encontraban en el patio, se acercaron a ver la pelea.

-Oh, Stan, ¿Así de enculado estás por ese judío? ¿Tan bien te chupa la verga? -siguió diciendo Cartman, golpeando al pelinegro de vuelta.

Stan veía todo rojo y golpeó a Cartman una y otra vez en la cara, aunque no todos los puñetazos atinaban y él recibía unos cuántos de vuelta.

Pero cuando Cartman vio que tenía las de perder, comenzó a hacerse la víctima.

-Kenny, hey, dile a Stan que se detenga -dijo mientras se cubría el rostro con las manos.

Para sorpresa de todos, el rubio se puso junto a Stan y lo tomó del hombro, deteniéndolo en el acto.

Pero los alumnos quedaron aún más estupefactos cuando fue el mismo Kenny, con una mirada aterradora, quien pateó a Cartman en las costillas.

En ese momento llegaron un par de profesores y, al ver la terrible escena, llevaron a Cartman y Stan a la enfermería, y a Kenny a detención.

Eric, por supuesto, fingió estar más dolido de lo que en realidad estaba, e incluso soltó unos lagrimones a la enfermera. Por su parte, Stan se mostraba estoico y aún furioso.

Después de que lo curaran, también fue llevado a detención, donde tuvo que explicar, al igual que lo había hecho Kenny algunos minutos atrás, que Cartman había empezado todo con su comentario.

Sin embargo, el director le dijo que esa no era forma de contestar a las provocaciones, y lo expulsó por dos días.

Stan puso cara de frustración, cuando en el fondo estaba la mar de contento. ¿Dos días libres? Espectacular.

Fue al salón a buscar su bolso y salió de la escuela, mientras le escribía a Kyle un mensaje diciéndole que tenía el día libre y que podía ir a verlo.

Sin embargo, el pelirrojo le preguntó si en su lugar, él podía ir a su casa. Necesitaba una ducha y acostarse un momento en una cama de verdad y no en una manta sobre el suelo.

"Nadie me reconocerá, no te preocupes por eso. Solo espérame en tu casa", escribió el judío, así que Stan no tuvo más remedio que ir a la granja.

Aunque estuvo casi media hora esperando, cada minuto más preocupado que el anterior, finalmente alguien tocó la puerta y, al abrirla, se sorprendió al ver a un joven que, si no fuera porque lo había visto prácticamente todos los días de su vida, no habría reconocido.

-Te dije que podía pasar desapercibido -dijo Kyle con una sonrisa, mientras se sacaba el gorro negro que le cubría todo el pelo, la bufanda y los anteojos de sol.

Cuando entró a la casa, se fijó en la cara de Stan, donde había unas marcas rojas y raspones.

-¡Qué te pasó! ¿Te estuviste peleando? ¿Por eso los días de expulsión? ¿Por qué, Stan?

-No es nada, fue Cartman, dijo algunas de sus mierdas y bueno... no pude contenerme. Lo siento.

-Vaya. Supongo que él quedó peor -comentó Kyle.

-Por supuesto -respondió Stan con suficiencia- ahora, ve a tomar un baño. Te dejé toallas y también un cambio de ropa... es mía, pero supongo que te quedará bien, somos casi del mismo porte.

El pelirrojo le iba a replicar que era más alto, pero se tragó sus palabras y solo le dio un dulce beso en los labios e hizo lo que su amigo le dijo.

La ducha le sintió espectacular. Ya llevaba varios días apenas lavandose los dientes y no le gustaba sentirse así de sucio. Ahora estaba fresco y limpio. Se puso la ropa de Stan, que le quedó como un guante, probablemente porque el otro chico usaba ropa un poco holgada.

Después de secarse el pelo, fue directamente al dormitorio de Stan, donde el chico lo estaba esperando sentado en su cama, así que Kyle se sentó junto a él.

-Craig me dijo que su padre no pudo convencer a tu mamá. Tweek parecía demasiado estresado por no poder ayudar más -le informó.

-Dios, es que esa mujer es testaruda.

-Así que de ella lo sacaste -bromeó Stan, ganándose un leve empujón del pelirrojo, que terminó en una pequeña batalla sobre la cama, entre cosquillas y risas, finalmente Kyle quedó acostado de espaldas, mientras su amigo estaba sobre él, con las rodillas apoyadas junto a sus caderas y le tenía tomadas las manos sobre la cabeza.

-Está bien, me rindo -dijo el pelirrojo entre risas, antes de percatarse de la posición en la que se encontraban.

Sus rostros se acercaron lentamente y se besaron con deseo.

Stan coló sus manos bajo la camiseta de Kyle y le acarició el abdomen, sintiendo sobre sus dedos el calor que irradiaba el pelirrojo. Luego, sin muchos miramientos, le quitó esa prenda de vestir e hizo lo mismo con la suya propia.

Kyle vio a Stan sobre él, con el torso desnudo y estiró sus manos para tocarlo. Sentía su cara arder... todo su cuerpo, en realidad.

El pelinegro volvió a inclinarse para besarlo en el cuello, y los besos empezaron a bajar hacia su abdomen hasta llegar a su ombligo. Kyle se sentía tan bien que hasta respirar le costaba, pero no quería parar, aunque una pequeña parte de él estuviera un tanto conflictuada.

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