4. Meteor Shower

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Craig no recordaba el momento exacto en el que se enamoró de Tweek. Su relación había comenzado de una forma singular, pero aun así habían decidido estar juntos, quizás para alegrar al resto del pueblo, pero también porque en el fondo se agradaban.

Poco a poco, pasaban más tiempo juntos, iban de la mano por la escuela, se juntaban a jugar y comenzaron a compartir intereses.

Fue entonces que un día Craig miró a Tweak y su corazón latió más rápido. Se había enamorado. Cómo ya eran pareja, comenzó a tratarlo con apodos cariñosos y el rubio no hizo reparo en eso, aunque nunca le decía algún mote de vuelta.

Los meses pasaron y Tweak se dió cuenta de que también gustaba de su novio. Cada vez quería estar más tiempo con él, porque lo pasaba bien y se sentía querido.

Veía que Craig lo trataba diferente al resto, y eso lo alegraba demasiado. Entonces él también empezó a decirle amor, cariño y cosas así.

Algunas veces discutieron, estuvieron días sin hablarse, pero eran cosas pequeñas y podían resolverlo. Incluso el consejero de la escuela los había ayudado en alguna ocasión, haciéndoles ver qué debían comunicarse de buena manera para poder fortalecer lo que tenían.

Y así pasaron cinco años, sin mayores contratiempos, siempre juntos, siempre queriéndose el uno al otro, protegiéndose y confortándose cuando era necesario.

Además, mientras crecían, Craig notaba que Tweak se ponía cada vez más atractivo. Su pelo rubio desordenado y sus ojos azules no cambiaron, pero su rostro se hizo más fino y su sonrisa más auténtica y tierna. No podía evitar sentirse orgulloso de tener un novio tan guapo.

Pero ahora estaban separados, y debían aprender a estar sin el otro. Cada día, Craig se preguntaba si había tomado una buena decisión, porque ¿y si Tweek realmente encontraba a alguien mejor? Sería mentira si dijera que estaría feliz por él, porque lo único que esperaba era que pasara rápido el tiempo para que estuvieran juntos de nuevo.

Un momento... Tweek realmente podría encontrar a otra persona. Bueno, ese era el plan, ¿no? Conocer a otras personas y darse cuenta que realmente eran el uno para el otro.

Ahora que lo pensaba mejor, sonaba como un plan estúpido.

-Craig... ¡Craig!

La voz de Tolkien lo devolvió de su ensimismamiento.

-Sí, qué pasa.

-Amigo, hace cinco minutos terminó la clase y aún estás sentado mirando a la nada -dijo Clyde.

-Oh, no me di cuenta.

-Lo no-notamos -asintió Jimmy rodando los ojos.

-Bueno, ya vamos entonces -respondió Craig guardando sus cosas en el bolso.

Cuando estuvo listo, se pusieron en camino, pero al llegar a la puerta del salón, chocó, sin querer, con Kyle.

-¡Ah, lo siento! -dijo el pelirrojo.

Pero Craig sintió que el corazón se le detenía cuando se fijó que tras el judío estaba Tweak, quién evitó que el chico cayera, tomándolo por los hombros.

Hubo unos tensos segundos en los que se miraron a los ojos, pero fue el rubio quien cortó el contacto primero, mirando hacia el costado.

-Lo siento -murmuró Craig y siguió su camino, seguido por el resto de sus amigos.

Tweek apretó los labios y dio un suspiro.

-¿Estás bien? -quiso saber Kyle.

-Sí, sí... N-no te preocupes- respondió el chico, con algunos tics interrumpiendo su frase.

El pelirrojo entró al salón y recogió un libro que se le había quedado, y salió nuevamente junto a Tweak.

-¡Kyle! -llamó Stan, moviendo la mano para que pudieran verlo.

-¿Y Kenny? -preguntó Kyle al llegar junto a su amigo.

-Oh, está con Cartman. El gordo ya volvió de su tonto viaje -dijo el pelinegro.

-Dios, por qué tuvo que volver ese culón -se quejó Kyle rodando los ojos.

-Porque estabas demasiado feliz y tranquilo, Kyle. Si yo sufro y Tweek también, es lo justo -replicó su amigo riendo.

El pelirrojo negó con la cabeza y se sentó junto a él.

A veces a Tweek le incomodaba un poco estar con Stan, porque le recordaba mucho a Craig.

Físicamente eran bastante parecidos, ojos claros, pelo negro, nariz respingada... Pero la personalidad de ambos era muy distinta. Marsh parecía más despreocupado y extrovertido que su exnovio.

-¿Quieren ir a mi casa en la tarde? Compré un nuevo videojuego -propuso Kyle.

-Oh, amigo, yo no puedo. Mi papá me pidió que le ayudara en alguna estupidez con la maría.

-¿Qué María? -preguntó el rubio.

-De la buena -respondió Stan, partiéndose de la risa, dejando a Tweek igual de confundido.

-Así le dice a la marihuana -explicó Kyle- Tú sí vienes, ¿verdad?

Tweak asintió con la cabeza. Ya se había acostumbrado a pasar tiempo con el judío, y lo relajaba. Su compañero era más centrado que el resto de su clase, era correcto y amable. Y en este momento, necesitaba un amigo así.

Al finalizar las clases, Craig vio como Tweek y Kyle se iban juntos. Su exnovio se veía menos estresado e incluso le sonreía al pelirrojo.

Y eso lo puso celoso.

No podía evitarlo. ¿Acaso Tweek lo había olvidado tan rápido y en una semana ya lo había reemplazado? Eso le dolía.

Pero era su culpa, lo sabía. No podía hacer nada al respecto. No podía quejarse o decir nada, y eso lo enojaba aún más.

Clyde y Tolkien ya no se juntaban tanto con él, porque siempre parecía molesto y les contestaba de manera brusca, así que Craig se sentía cada vez más solo.

Pero él mismo se lo había buscado.

Quizás también debería buscar a alguien más para distraerse, pero no había nadie más que Tweek que le gustara. Ninguno de sus compañeros o compañeras le provocaba nada.

Quizás debía dejar esa actitud de lado y abrirse a las posibilidades. Como decía Clyde, ya tenía 17 años, tenían que alocarse un poco, probar nuevas cosas.

Aunque realmente no le apeteciera nada más que ir donde Tweek y pedirle de rodillas que lo perdonara y volviera con él.

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