10. I Love You So

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Finalmente, Wendy decidió no visitar a Stan, ya que no estaba segura sobre qué debía decirle. No sabía si debía pedirle que volvieran o dejar que las cosas siguieran su curso y esperar un poco más. 

Al día siguiente, el chico volvió como si nada. De hecho, estaba sonriente y volvió a bromear y juntarse con los demás.

Mientras le reían una broma en el recreo, ella se acercó.

-Stan, ¿puedo hablar contigo?

-Eh, claro.

El chico le dio una discreta mirada a Kyle, a quien se le apretó el estómago, pero no demostró nada.

-Espero que no regresen, aún no hago mi movimiento con Wendy -comentó Cartman. Ya se había arreglado todo con Stan, de todas formas, así siempre había sido su curiosa amistad.

-Ja, qué movimiento, si ella no va a fijarse en ti, gordo idiota -replicó Kenny riendo.

-Hey, yo no soy gordo -se defendió.

Mientras tanto, Kyle estaba inquieto, mirando cada cierto tiempo a Stan y Wendy.

Era muy probable que ella le estuviera pidiendo que regresaran. ¿Qué le contestaría Stan? ¿La rechazaría tal como se lo había dicho hace un par de días?

Cuando vio que Wendy abrazó a Stan con alegría, sintió que se le rompía el corazón.

-Lo siento, chicos, tengo que ir al baño -dijo poniéndose de pie rápidamente y yéndose antes de que cualquiera pudiera decir nada.

Le dolía el estómago y le picaban los ojos. Sentía un nudo en la garganta.

No llores, no llores, no llores se repetía una y otra vez hasta llegar al baño de la escuela. Entró a uno de los cubículos y se sentó, apoyando los brazos en las rodillas y escondiendo su rostro entre las manos.

Respiró hondo un par de veces. No iba a llorar. No otra vez. No por su estúpido y mentiroso mejor amigo.

Estuvo varios minutos en esa posición, hasta que tocaron el timbre para volver a clases, pero él no quiso salir. No quería enfrentar a Stan y Wendy.

Cuando ya no se escuchaba ruido de afuera, salió del cubículo y se enjuagó la cara. Tenía que recuperarse, ser fuerte y continuar.

En eso estaba cuando se abrió la puerta y entró la persona que menos quería ver en ese momento.

-Kyle, ¿Qué te pasó? ¿Te dolió el estómago otra vez? Te dije que debíamos faltar otro día -le dijo Stan como si nada.

-Estoy bien -respondió el pelirrojo sin mirarlo.

-¿Estás bien?

-No mejor que tú, al parecer.

-De qué estás hablando, Kyle.

-De ti y Wendy.

Stan lo miró perplejo un par de segundos y luego se lanzó a reír, lo que molestó aún más a Kyle.

-Amigo, no pasó nada. Wendy solo me preguntó si estaba bien y después si iba a hacer algo por mi cumpleaños, y por alguna razón me abrazó cuando le dije que sí y que podía ir. Me dijo que le alegraba que pudiéramos ser amigos, nada más.

Kyle se sintió como un completo idiota. Dejó que sus conclusiones erradas lo guiaran.

-Dios, soy un imbécil -dijo el judío.

-Cómo pensaste que volvería con ella si a quien quiero es a ti -comentó Stan acercándose para darle un corto beso en los labios.

El pelirrojo lo abrazó por el cuello y volvieron a besarse, sin temor a jugar con sus lenguas en la boca del otro.

Stan acercó aún más a Kyle hacia él. Se sentía tan bien besarlo, acariciarlo.

Pero la puerta se abrió nuevamente y ambos se sobresaltaron y se soltaron al instante.

Craig los miró y rodó los ojos.

-El baño de la escuela no es un buen lugar para ser gay, ¿saben?

-Cállate idiota -le dijo Stan con una leve sonrisa.

-El profesor me mandó a buscarlos, ya pensaba que estaban muertos ahogados en sus vómitos.

-Ya vamos -dijo Kyle, completamente sonrojado, y fue el primero en salir.

-Quizás te robe la idea y venga a besarme con Tweak por aquí de vez en cuando -le dijo Craig a Stan, y solo recibió como respuesta un amistoso empujón de hombro.

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Tweak esperó un momento hasta que la mamá de Craig le abrió la puerta.

-Hola, querido. Bienvenido.

-¡Tweek! -gritó la hermanita de su novio, llegando casi corriendo a abrazarlo.

-Tricia, deja respirar al pobrecito -dijo la mujer.

Pero la niña siguió su abrazo unos segundos más. Estaba tan contenta de que el rubio volviera a ser parte de su familia.

-Mi hermano te tiene una sorpresa -dijo ella sin poder esconder su emoción.

-¿Ah sí?

-Tricia shhhhh -la hizo callar su madre- Craig está arriba, cariño.

Tweek asintió con la cabeza y subió las escaleras hasta llegar al dormitorio de su novio.

-¿Craig?

El pelinegro le estaba dando la espalda.

-Hola, Tweak.

El rubio se acercó con cautela. Estaba muy curioso por saber cuál era la sorpresa, pero también por la actitud del otro chico.

Le tomó la mano y Craig se giró. Entonces, le sonrió, mostrando los dientes.

-¡Tus brackets! ¡Ya no están!

-Qué te parece.

-Raro, ya me había acostumbrado, pero te vez tan, tan guapo.

Craig se acercó y besó suavemente los labios de su novio.

-Ahora podemos darnos besos de verdad -le susurró.

Así que lo besó de nuevo y acarició el labio de Tweak hasta que el rubio abrió un poco la boca.

Craig intentó introducir su lengua, pero el espacio que Tweek había dejado era muy pequeño y terminaron chocando los dientes.

-¡Ack! Lo siento -dijo Tweak tapándose la boca con una mano y jalándose la camisa con la otra.

-No te preocupes -respondió Craig con una sonrisa coqueta- tenemos mucho tiempo para seguir intentando. 

Cuando se acercaron nuevamente, escucharon desde fuera a alguien que llamaba a Craig.

El pelinegro rodó los ojos y miró por la ventana.

Afuera lo esperaban Clyde y Tolkien.

-Vamos -le dijo a Tweak, tomándole la mano. También agarró su mochila, salieron del dormitorio y luego, de la casa.

Los cuatro fueron a tomar el bus a la parada que estaba cerca.

Era el cumpleaños de Stan y el chico lo iba a celebrar en grande en la Granja Tegridad.

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