22. What was I made for

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Stan odiaba el hospital.

Odiaba su olor, sus sonidos, los gemidos de los pacientes, las pisadas de los doctores, las conversaciones de las enfermeras.

Pero ese odio era mínimo comparado al amor que le tenía a Kyle.

Y por eso volvía, día tras día, a aquel edificio.

Ese fatídico día, finalmente logró encontrar al pelirrojo en el agua y, con toda la fuerza que no sabía que tenía, lo tomó por las axilas y lo llevó a la orilla.

Lo puso sobre la tierra, pero notó que no respiraba.

Intentó hacerle RCP, pero no sabía cómo hacerlo, más allá de lo que había visto en series y películas.

Pero no pasó ni un minuto cuando llegó la ambulancia junto a los paramédicos.

Uno de ellos lo tomó de los hombros y lo alejó de Kyle, mientras otros dos intentaban reanimar al pelirrojo.

-Sálvenlo, por favor, salven a Kyle -decía Stan llorando desesperado. Pero lo alejaron a pesar de sus protestas.

Aunque no pudo hacer mucho. Estaba cansado y le dolía la cabeza. Se puso una mano en la frente y al mirarla después, notó que estaba llena de sangre.

Alguien le puso una manta y lo hicieron sentarse sobre una camilla. Entonces, la vista se le empezó a nublar y se sintió cada vez más débil. Los sonidos parecían alejarse y finalmente, todo desapareció a su alrededor.

Cuando despertó, estaba en un cuarto blanco. Se miró los brazos y en uno tenía conectada una intravenosa.

Miró a su alrededor. No sentía dolor, pero vio que tenía algunos apósitos en los brazos. Se tocó la frente y estaba vendada.

No entendía dónde estaba ni qué le había pasado. Y le entró sueño, así que volvió a dormir.

Cuando despertó nuevamente, recordó todo en menos de 10 segundos y se sentó en la camilla. Intentó quitarse el tubo del brazo, pero una enfermera lo vio y lo detuvo.

-Kyle, ¿dónde está Kyle? ¡Dónde está Kyle! -gritó desesperado y angustiado, sin saber si quería saber la respuesta.

Su madre entró al lugar, que compartía Stan con otros tres pacientes, y fue a abrazar a su hijo para intentar calmarlo.

-Mamá, ¿y Kyle? ¿Cómo está Kyle?

-Stan, tranquilo. Lograron salvarlo. Gracias a ti, hijo -le respondió ella.

El chico sintió que un peso se le quitaba de encima y comenzó a llorar en los brazos de Sharon, mientras ella le acariciaba el cabello.

-¿Dónde está? ¿Cómo está? -quiso saber él.

-Está en este mismo hospital. Pero aún no ha despertado.

Stan continuó llorando, pero sintiéndose refugiado, como cuando era muy pequeño y se hacía algún daño y su madre iba a consolarlo.

A él lo dieron de alta al día siguiente, y le permitieron ver a Kyle.

El pelirrojo estaba en una habitación para él solo. También tenía un par de tubos en los brazos y una especie de manguera que pasaba por su nariz, para ayudarle a respirar.

Stan se acercó y, con cuidado, le tomó la mano. Parecía una pesadilla. Pero al tocarlo sintió su calor. Al menos estaba vivo.

Esta era la tercera vez que temía perder a Kyle. Y esperaba que en esta oportunidad también saliera ileso.

Así que día a día volvió al hospital para acompañar al pelirrojo durante un par de horas. Le contaba lo que había pasado en el colegio, que los demás estaban muy preocupados, recordaba alguna de sus aventuras y le decía lo mucho que lo quería y extrañaba.

Y, junto a él, estaba Sheila, que llegaba muy temprano y se iba muy tarde, todos los días. Se la veía demacrada, pálida y ojerosa. No quería dejar a su hijo y, cuando estaba sola junto a él, lloraba a su lado, pidiéndole perdón una y otra vez.

En la escuela, el ambiente estaba decaído. Se acercaba Halloween, pero a nadie parecía importarle. No había alguna fiesta programada ni nada. Todos estaban preocupados por Kyle.

Además de Stan, Kenny y Tweek parecían los más afectados. Incluso Cartman se veía algo preocupado, y se abstuvo de decir algún comentario sobre Kyle o cualquier cosa que estuviera pasando.

Kenny a veces acompañaba a Stan al hospital, pero Tweek no podía, se angustiaba, así que se refugiaba en Craig durante las tardes después del colegio.

Wendy se escondía en el baño a llorar de vez en cuando. No podía mirar a Stan a la cara y sentía el odio de su ex cada vez que cruzaban miradas.

Nadie reveló que ella había difundido el video, pero aun así no podía vivir tranquila. Si Kyle no salía de esta... no sabía cómo podría superarlo.

-¿Se acuerdan cuando fuimos a Perú? -dijo Craig en un recreo, mientras estaba con los demás chicos.

-Cierto. ¿Eras el rey Inca o algo así? -dijo Kenny sonriendo.

-No lo recuerdo.

-O cuando intentamos salvar las películas de sus creadores -comentó Tweek.

-Y cuando quisimos hacer nuestro Cirque du Cheville -aportó Kenny.

-Esa vez que salvamos a esa orca que vivía en el espacio también fue memorable -recordó Tolkien.

Y así empezaron a contar las diferentes y locas aventuras que habían vivido junto a Kyle durante los últimos años.

-El judío ha sobrevivido a muchas. Esta no será la excepción -dijo Cartman.

Aunque Stan seguía enojado con él, en el fondo agradeció sus palabras.

Mientras tanto, en ese mismo momento, en el hospital, la señora Broflovski estaba, como cada día, junto a su hijo.

Le acarició el cabello con cariño y luego la mejilla.

Le tomó la mano y sintió un leve movimiento en la de su hijo. Un pequeño apretón, débil.

Y, como si fuera una reacción en cadena, el pelirrojo abrió pesadamente los ojos.

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