Like a Fairy (Original)

5. Sueños

Sueños.

Bell soñó esa noche.

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El reino de Orario era un lugar especial en el mundo, a menudo llamado el centro del mundo. Aquí se encontraron todo tipo de razas, enanos robustos, Pullum inteligentes, elfos nobles y muchas otras razas. El país estaba gobernado por una sola reina sin rey, rara vez vista por la gente pero amada por muchos, custodiada por ocho caballeros de élite que siempre velaban por ella. La ciudad estaba rodeada por enormes murallas con torres aquí y allá. El país era famoso por su producción de piedras mágicas, algún tipo de mineral especial que solo se encontraba debajo de la ciudad, en el pasado lejano, tal vez la ciudad se construyó sobre las vetas por esa razón. Pero los muros no fueron construidos para defenderse de los ataques de otra nación sino... monstruos.

Muchos enanos llegaron a comerciar a la ciudad y algunos elfos a estudiar en la gran academia de Orario para aprender sobre piedras mágicas. En esa ciudad especial vivía cierto joven que había cumplido su sueño y se convirtió en caballero.

En el cuartel, dicho joven se paró frente a un espejo de altura corporal y miró su imagen vestida con armadura por primera vez. Debajo de su amor, usamos un traje de cuerpo negro hecho a medida para su cuerpo. 

Desde los dedos de los pies hasta la barbilla, tenía una armadura de placas completa hecha de adamantit de menor calidad en un color plateado, sobre ella había una túnica de color hueso con su símbolo personal como un caballero, una campana rodeada de llamas, sostenida por un cinturon de cuero. . Por ahora, sostenía su casco debajo de su brazo derecho, la parte de la cara recordaba a un arado con una visera abierta para ver algo, a ambos lados del casco había alas blancas erguidas. A su costado sostenía su espada larga, una hoja negra con runas grabadas en toda su longitud y una barra parrier en forma de dos alas, en una vaina de cuero, la usaría en su cadera.

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Esta sería su primera misión como caballero. Una de las princesas del rey elfo León había sido capturada camino a Orario... por un minotauro. Ella y su escolta fueron atacadas, la guardia doncella que tenía con ella no tenía ninguna posibilidad contra la bestia. El problema era la costumbre de los elfos, a ningún hombre se le permitía acercarse a la princesa y aunque sus doncellas eran buenas con la magia, se sorprendieron. Después del incidente corrieron a Orario para alarmar a los caballeros.  La mayoría de los caballeros estaban en algún lugar fuera de la ciudad y la guardia real había jurado permanecer al lado de la reina en todo momento. sí que era el deber de Bell ir y rescatar a la princesa del malvado monstruo... su sueño se había hecho realidad.

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Después de ensillar su caballo, lo condujo a las puertas de la ciudad. Su dirección era el este, le dijeron que después de llegar al lugar del ataque seguramente vería a dónde llegar. El viaje solo se sintió como segundos antes de que llegara a una cueva oscura. Huesos tirados alrededor de la entrada y, a veces, un aullido provenía del interior, debería darse prisa. Después de ponerse el casco y desenvainar la espada, caminó con cuidado, el túnel tenía algunas curvas y lo siguió más y más profundo. En poco tiempo escuchó una voz.

"¡Déjame ir, vil demonio!" La voz de una mujer.

"GRUÑIDO !" Esa no era la voz de una mujer.

"¡Iyaaah! ¡No te atrevas a tocarme!"

Bell agarró su espada y dobló la última esquina. Ante él estaba la cueva principal, de unos cincuenta metros de diámetro con huesos aquí y allá y un pajar en la esquina. Un fuego ardía en el medio. En la pared estaba la princesa, tratando de defenderse con un palo largo. A pesar de las circunstancias, Bell quedó atónito por su aspecto. El largo cabello rubio enmarcaba el rostro más hermoso que jamás había visto. La princesa vestía un vestido largo verde que estaba sucio en la parte inferior. Tenía los hombros desnudos, pero llevaba largos guantes de cuero que le llegaban hasta los codos. Debido a sus movimientos apresurados vio que ella también usaba botas largas de cuero con tacones, un poco extrañas pero tal vez de su gusto. Frente a ella estaba el minotauro, sosteniendo una ancha hacha de guerra en su mano derecha.