Capítulo 2

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03/03/2017

Oficialmente el verano llegó, el sol brillaba radiante y los rastros de la nieve del reciente invierno desaparecían de las calles de Busan.

¡Vaya clima! pensé, mientras le daba un pequeño sorbo a mi Sprite, hacía un calor tremendo y el aire acondicionado de la tienda parecía no ayudar del todo, podía sentir como las pequeñas gotas de sudor descendían de las hebras de mis negros cabellos, hasta llegar a las sienes de mi rostro.

Tomé un pañuelo blanco que siempre guardaba en mi mochila y lo pasé por todo mi semblante sudoroso. Al terminar de limpiarme observé como la pequeña tela había cambiado de un tono blanquecino, a uno totalmente marrón. ¿En serio estaba así de sucio? Al parecer necesitaba un baño.

El señor Lee se encontraba sentado en el puesto de caja, como usualmente lo hacía y la tienda permanecía calma, sin rastro alguno de personas, algo poco común, pues era viernes y este día siempre solía ser mucho más concurrido, a diferencia del resto de la semana.

-Tal parece que todos decidieron ir a la playa hoy - habló el señor Lee, observando la calle desde su puesto.

-Eso creo - musité, dándole un trago a mi bebida. -Supongo que tendremos que cerrar jefe.

-Muy astuto Jungkook, pero no sucederá - replicó, riéndose por mi comentario que consideró como una broma.

-Bueno, al menos lo intenté - reí por lo bajo, a veces convencerlo para cerrar temprano era difícil, supongo que tenía cierta obsesión por el trabajo, en cambio yo, sólo lo tenía por el dinero. Quizás por algo hacemos buen equipo.

Terminé mi bebida y tiré la botella de plástico en la pequeña cesta de basura que se encontraba a un costado del mostrador. Posteriormente, me senté en el banquillo y me dispuse a arreglar unos archivos de la tienda: facturas de los servicios básicos, facturas de compras y otros documentos que mi jefe siempre solía desordenar.

La música relajante de Alphaville nos hacía compañía, sonaba la canción Forever young, la cuál era de mis favoritas. Si había algo de bueno en mi trabajo, definitivamente era el ambiente, podía escuchar música durante toda la jornada y eso era más que suficiente. El señor Lee siempre solía decir que no había mejor sensación en el mundo que disfrutar de una hermosa melodía. En cierto modo, la música puede ser el mejor remedio para el alma rota y vaya que tenía mucha razón en eso.

[...]

Cuando el reloj marcó las tres en punto de la tarde, un cosquilleo invadió todo mi ser, era la hora, lo que significaba que él estaría por aquí pronto. Me incorporé de mi asiento, no sin antes guardar los documentos que recién había ordenado y me dirigí rápidamente al baño. Necesitaba arreglar un poco mi aspecto.

Exactamente tres semanas habían transcurrido desde que hablé con Kim Taehyung y cada que él entraba por esa puerta los nervios se apoderaban de todo mi sistema. Era increíble el impacto que este chico provocaba en mí, sólo bastaba una sola palabra para que me hiciera colapsar, como un árbol cayendo tras una ráfaga de viento.

Era tan hermoso, de una manera que hasta me daba un poco de miedo, más que por su belleza era por su esencia en sí. En tan poco tiempo sentía que habíamos hecho un click, por lo cual nuestra amistad (oh sí, nos hicimos amigos desde la vez que me escuchó cantar) iba de a poco siendo más cercana, sin embargo, había cierto misterio en él, pues seguía desconociendo cuál era su afán por comprar discos de vinilo.

Cierto día en específico me atreví a preguntárselo, tal vez fue un poco directo de mi parte, pero la intriga por saberlo me carcomía día tras noche, sin embargo no obtuve respuesta alguna. Taehyung sólo se limitaba a sonreír y me decía que "era un secreto".

Disco de Vinilo | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora