I

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El llanto fuerte del bebé despertó al alfa, observó a su alrededor aún desorientado por el llanto de su hijo, se levantó rápido, dio un vistazo al reloj que estaba pegado en una de sus paredes. Aún eran las 2.00 am, y el cachorro ya se levantó otra vez, las grandes ojeras que tenía le pesaban. Tomo cuidadosamente al bebé que se encontraba en la cuna al lado de su cama, por más que tenía una habitación para su hijo no quiso separarse de él ni por un segundo. Toco los suaves rizos de su cachorro, meciéndolo en sus brazos para calmar su llanto, palmeó su pañal para sentir si estaba húmedo y por eso estaba incómodo, pero estaba seco. No era la primera vez que se había levando esa noche, una hora antes también lo despertó, pero esta vez por hambre pues la hora de su leche le tocaba. Pero ahora no sabía qué molestaba a su bebé, comenzó a preocuparse.

"Ey, ya pasó mi amor, ¿si?" Dijo el alfa suavemente aún meciendo a su hijo, esperando detener el ceño fruncido del cachorro. Tomo la mano de su bebé para depositar un pequeño beso en ella.

"Papi está aquí, papi te va a protege, no tengas miedo mi amor" Uzui dijo mientras vio cuando unas pequeñas lágrimas se asomaban por los ojos color vino de su hijo. ¿Sería bueno llamar a Kanae? Se reprendió pues no quería incomodar a la omega, ella ya lo había ayudado muchas veces, no quería abusar de su confianza. Uzui era muy torpe, el primer día que cargo a su hijo tuvo miedo de lastimarlo con sus manos, su hijo es tan frágil como el cristal pero creyó que el llanto que le dio aquella vez cuando lo tuvo en sus brazos fue por su culpa, pero no era así. Según le contó el doctor era porque estaba reconociendo el olor de su padre.

Su hijo cumpliría apenas 1 mes desde que vino a este mundo, un mes desde que la persona que le dio sentido a su vida partió para ir a un mejor lugar.

Los incesantes reclamos de su hijo no paraban, aun era nuevo en todo esto, sus amigos se esforzaban por enseñarle lo básico pero lo demás corría por su cuenta. No siempre estarían ahí para ayudarle, eso lo sabía claramente.

Abrió los cajones donde se encontraba lo que nunca quizo desechar, por más que los demás le dijeran que guardando aquello no lo ayudaría en nada a avanzar, pero su alfa y él se negaban a botar lo único que materializaba  el olor de su omega. Tomo una polera y la acercó a su hijo, el olor apenas era tenue pero daba paz a su hijo y a él. El llanto de su hijo paró, convirtiéndose en pequeños quejidos. Sonrió más cuando vio como su cachorro reconoció el olor de su madre, aquella persona que lo tuvo por 7 meses en su vientre.

"Lo extrañas" no era una pregunta era un hecho, Uzui no supo que estaba llorando sino fuera por la molestia que tuvo su hijo por la incomodidad de las gotas saladas que le cayeron en su pequeña frente. Refregó con su mano sus ojos para quitar toda humedad de sus ojos. No quería hacer llorar a su cachorro con sus feromonas que comenzaban a salir de él, el aroma agrió no era nada agradable, pues reflejaba la tristeza del alfa.

Mientras sostenía en sus brazos a su hijo y lo mecía para hacerlo dormir tomó aquella polera que había colocado a la altura de la pequeña naricita de su hijo, ya era hora de dejarlo en la cuna pero primero le quitaría esa prenda, pero al parecer no debió hacerlo ya que nuevamente un llanto más fuerte del cachorro casi lo asorda. ¿Cómo era que ese pedacito de persona tuviera esos pulmones como para llorar de esa forma? se preguntó.

No tuvo otra opción que dejarlo en su cuna junto con la prenda de su padre, el olor de su progenitor lo calmaba. Uzui no se movió del lado de cuna. Observando detenidamente el rostro de su pequeño hijo. La piel rosadita era como la de el menor, su cabello dorado igual, hasta la pequeña naricita respingona era como la de su padre omega. A veces se preguntaba que si no fueran por esos ojos color vino pensaría que no es su hijo. Río de tan solo pensarlo. Pero... ¿Cómo  sucedió todo esto tan rápido?

LONELY -UZUZENWhere stories live. Discover now