VIAJE EN TREN HACIA EL PASADO

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Hacía mucho ya que Fermín no salía de su refugio contra el recuerdo. Ciudad Solares había cambiado tanto y al recorrerla notó que ya nada era conocido para él. Donde hubo hermosas veredas bañadas de sol recorriendo entre las arboledas por las calles no había nada más que estructuras modernas que el no sabía reconocer, además de su limitada visión, la intuición era más que todo lo que le decía que nada era como lo conoció. 

Nada quedaba ya de su vieja ciudad. Sin embargo, al pasar por la pequeña placita central, Fermín preguntó a Cordelia qué era lo que observaba, quizá el sonido de los lugares también forman un mapa en nuestra cabeza y en nuestro sentir.

Cordelia le indicó que había una placita muy adornada y llena de movimiento y vida. Que las aceras estaban adoquinadas y los arbolitos estaban recortados con figurillas distintas de animales, un pájaro, un conejo, una ardilla y otros árboles más grandes que estaban al pie de banquitas hermosas de hierro forjado, con una sombra alentadora para tomar un respiro.

-Aún hay una fuente?- preguntó Fermín.

-Sí!- Contestó suavemente Cordelia.

Esa fuente era un talismán de sus recuerdos, ahí cabían un millón de historias y tenían remitente y destinatario. Era fuente literalmente de inagotables historias y secretos.

-Si te pudiera contar Cordelia...- le dijo el cansado hombre a la muchacha.

Cordelia lo observaba con disimulo pero mucha atención. Percibía los movimientos de las líneas de su rostro, como éstas cortaban el tiempo, entre gestos y añoranzas, que solo un rostro plagado de tiempo puede expresar.

Y entonces Fermín empezó a fluir como río montaña abajo, nada podía detenerlo. Le contó a Cordelia que esa misma tarde es se hallaba recordando tantas cosas. Un amor imposible de olvidar, los momentos felices de su vida, su infancia lejana, sus padres cuando aún vivían, las jornadas de escuela, su primer trabajo... la pérdida de su único amigo, las campanas de la iglesia repicando al son de una boda que jamás pudo ser suya... En este punto, Fermín se hallaba inmerso en su mundo, al punto que había olvidado por completo que estaba tirando por racimos todas aquellas verdades tan guardadas por tanto tiempo. Se le había hecho fácil hablar ante Cordelia, pues sentía la energía de aquella muchacha como si un abrazo del tamaño del mundo le protegiera.

Ella le seguía sin interrumpir, de pronto Fermín no supo si ella aún estaba poniendo atención, así que hizo una pausa y su cuerpo completo se giró hacia ella... -Cordelia, hay una historia sellada por los años que no entiendo porque debo dejar ir, justamente contigo... que no sé si podrás comprenderme y que de hacerlo, no estás obligada, porque no sé como podrías, es algo difícil incluso de pronunciar-

Entonces Cordelia sujetó con firmeza y amabilidad la mano de Fermín... y le dijo suavemente al oído: -Yo sé todo don Fermín, y está bien, no hay nada de que avergonzarse, el mundo ha cambiado.

Fermín sintió como si el pozo de oscuridad en el que se hallaba se inundaba de una cascada de luz. Sintió que los otoños de su vida se devolvían en el tiempo, recuperando las flores de su juventud, se sentía confundido y sentado junto a esa amable extraña, recuperaba los años perdidos de su vida, rompiendo las cadenas del silencio que tan cansado lo tenían... Frunció el entrecejo e irguiendo la cabeza hacia Cordelia, soltó sus labios y éstos se despegaron sin alcanzar articular palabra alguna, y cuando ya no pudo hablar, en su lugar dos ríos libres y raudos corrían colina abajo por sus mejías como símbolo de liberación.

La conversación había tomado una importancia, en medio de una complicidad simple y perfecta y entonces Cordelia le hizo un cariño en la espalda al anciano. 

-Yo he venido hasta aquí don Fermín, porque hace tiempo encontré cada una de las cartas que le envió usted a Julián.

Fermín se enfrentaba al sentimiento de hallarse expuesto, pero no tenía miedo, porque la muchacha le hacía sentir tan bien. Tranquilo, cómodo y libre... Sí! Libre por primera vez en 89 años de existencia.

MENSAJE URGENTE PARA FERMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora