ACÉPTAS?

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Haber conocido a Raúl les habría de cambiar la vida, era una nueva etapa, de dejar atrás soledades, dolores, olvidar desprecios y retomar el camino en el amor, la tolerancia, el desafío, el optimismo y la aceptación.

Gracias a Sofi, esa amorosa mujer que había dejado un guardián al cuidado de su tío Fermín, a quien Raúl logró aceptar a través de su infancia, viéndole desde una distancia, contemplándole como a un ser humano y nada más, sin barreras ni prejuicios, sin miedos. Sofi a través de Raúl había logrado restaurar el amor que toda la familia había negado a Fermín. Raúl con el corazón tan noble como el de su madre, creció para continuar la obra de su madre Sofía, quien siempre le repetía: -No dejes jamás atrás a alguien a quien amas solamente porque haya elegido distinto a lo que tu elegirías.

Estas palabras fueron la magia.

De vuelta al pequeño pueblo, Cordelia y Fermín traían un equipaje de felicidad que parecía no caber en todas las maletas del mundo. Estaban tan contentos, especialmente Fermín que nuevamente miraba y que incluso pudo reconocer en un rostro nuevo los ojos de su querida Sofi. 

Aún con las risas y conversaciones flotando en sus cabezas ambos regresaron a casa con nuevas historias que contar a Julián. Entusiasmados y un poco cansados del viaje entraron al hogar, Cordelia llamó con su voz alegre de primavera a Julián, llevaba su corazón contento como gorrión que vuela por el cielo sin ataduras. 

Julián salió al encuentro, el alboroto y algarabía de ambos se hacía sentir en toda la casa. Se escuchaban las risitas cómplices y conversaciones difusas. Para Julián era como el amanecer del corazón.

Dentro, Fermín y Cordelia se toparon con una sorpresa. En el lugar habitual de las infinitas tertulias al aire libre y farolitos como luciérnagas,  Julián había hecho un camino de luz, con una hilera a cada lado que parecían estrellas sobre el mar, eran bolsitas de papel con arena al fondo y una vela encendida dentro. Era mágico. La penumbra ya estaba puesta en el cielo y el calor de aquel camino era un poema en movimiento. 

Cordelia se emocionó. Fermín le seguía los pasos, ambos caminaron aquel pasaje hasta llegar al otro extremo del jardín, allí estaba Julián vestido de frac gris plomo, con pañuelo vino tinto en la solapa, se hallaba de pie, con una sonrisa puesta como un amanecer en el corazón. En en medio de hermosas flores, había arreglado una mesa muy adornada y especial. Tenía un hermoso mantel de manta blanca, con bordados en sedalina en color crema que formaban notas y que parecían ser las partituras de los violines que al fondo se escuchaban.

Una cena especial estaba servida. Con las formalidades de la etiqueta y que eran una escena sin igual para Fermín.

Cordelia alcanzó a su padre, lo abrazó, lo admiró y esa imagen quedaría grabada para siempre en su corazón y en el tiempo para ella, como las tardes de alegría que llevaban juntos. La emoción se discurría por sus mejías, era incontenible. 

Fermín detrás de ella, sonrió a Julián, los rostros de ambos se iluminaron, se vieron como si el tiempo se devolviese. Apretaron sus manos y se dieron un abrazo fraternal.

Bienvenidos! -dijo Julián.

Acá está tu atuendo... -dijo nuevamente Julián, dirigiéndose a su hija. Le entregó una Caja de cartón larga, dentro envuelta en un papel parafinado y delicado, había un hermoso vestido color violeta suave, con hermosos encajes y pequeñas perlas. Junto, una tiara de flores que hacían juego con el vestido y unas zapatillas forradas con la misma tela. 

-Papá, esto es maravilloso.

-Eso pretendo hija amada.

-Pero no entiendo, papá....

MENSAJE URGENTE PARA FERMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora