La última cita al el médico de Julián fue triste y dolorosa para él y para su hija. El pronóstico del médico era muy reservado, la vida de Julián pendía de un hilo y Cordelia podía leerlo en la mirada del doctor.
Julián con la sabiduría del tiempo no hizo preguntas, simplemente aceptó su realidad. Pero no era igual para Cordelia, al salir de la clínica, de manera discreta y sin que Julián viera le pidió al médico que se sincerara con ella y le dijera cuánto tiempo le quedaba a su padre.
El médico portador de noticias tristes solamente sacudió la cabeza de un lado a otro y le dijo a Cordelia que no perdiera el tiempo con planes. -Debes hacer lo que le haga feliz a tu padre a partir de este momento. Es todo lo que puedo decirte Cordelia. Aprovecha cada minuto, ya no hay tiempo.
Y fue la noche de esa tarde en que Julián empeoró. Cordelia pensó que para la siguiente noche su padre ya no estaría en esta tierra. Y ese fue el detonante por el que Cordelia llegó hasta Fermín sin aviso previo. Por fortuna lo había conseguido.
Desde la llegada de Fermín a la casa de Julián, había transcurrido un mes y algunos días, y la verdad es que parecía que a Julián no le dolía ya ninguna cosa. Cordelia estaba emocionada porque desde que llegó Fermín, la casa era toda alboroto y alegría; ella hizo lo imposible por retenerlo ahí.
Fermín era un hombre muy dulce y pronto se hizo un gran amigo de Cordelia. Su energía serena era compatible con la de la muchacha. Podían pasar el día entero entretenidos en minuciosidades de la casa, o en la cocina haciendo experimentos entre carcajada y carcajada. Mientras tanto que Julián lidiaba con la enfermedad y a veces tenía días de actitud soleada y otros de gris tempestad, sin embargo, ellos dos eran la base de su perseverancia y la calma que lo ayudaba en la más difícil etapa de su enfermedad.
Y es que ellos sabían hacer de los días de Julián, una jornada agradable. Fermín pidió a Cordelia que por favor pusiera en venta la casa de Ciudad Solares para mudarse al pueblo con ellos. Su casa fue vendida y curiosamente el comprador era un amable hombre, dueño de un cafetín.
Decidieron un día llenar de bombillos colgantes su jardín. Pusieron en cada uno un farolito de papel celofán alrededor, y claro, no escatimaron en colores. Los colores se encendían por las noches para alegrar tertulias triviales y reuniones familiares serias sobre la compra de la semana y los cereales que se comerían.
Las tardes eran bonitas, Cordelia y Fermín hacían el jardín mientras Julián los veía desde lejos sentado en una silla en el pórtico. Cordelia y Fermín ponían el tema y Julián lo explicaba con gran amplitud, pues era el lector ávido y apasionado entre los tres y un investigador nato de todo lo que le rodeaba.
Reían y planeaban el futuro y Julián participaba entusiasmado de aquellos sueños. Estaba convencido de que la vida estaba dándole la oportunidad que le arrebató en la juventud.
No creía que lo que sucedía fuera real. Nunca pudo ser más pleno y más libre que en el final de su vida. Sentía que esto era una obra final de Estela, que desde ese plano espiritual en que se hallaba, le regalaba esto como muestra de su perdón y de su amor infinito por él. Se sentía en verdad muy bien y muy tranquilo. Veía a Cordelia y daba gracias por haber conocido a Estela, porque al final, fue ella quien lo llevó de nuevo a Fermín y a sí mismo.
Cordelia llevó otro desfile de médicos, esta vez para Fermín. El hombre se sentía abrumado, pues nunca nadie se había preocupado tanto por él, excepto su querida Sofi. Sentía gratitud hacia la vida y especialmente hacia Cordelia, que había llegado a su vida sin invitación y para quedarse y a quien había llegado a amar como a una hija propia. Luego de una larga lista de visitas a médicos por fin se sometió a una operación que salió increíblemente exitosa. Fermín había recuperado la vista y se sentía tan feliz que evidentemente repercutía en su autoestima, se había hecho de nuevas ropas y su salud en general había mejorado, había ganado un par de kilos y sus cabellos estaban perfectamente recortados y muy bien cuidados.
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MENSAJE URGENTE PARA FERMIN
De TodoLa campiña se encuentra triste porque Cordelia ha partido de emergencia a la ciudad. Julián se encuentra muy enfermo y una triste tormenta de luto está a punto de estallar sobre el pueblo. Pero el amor y la amistad son una medicina capaz de curarnos...