Capítulo 5.

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El resto del día transcurre con normalidad, y al llegar a casa no puedo con mi vida de lo cansado que estoy.

Mi padre está en la cocina, preparando pollo asado y Noah está sentado en el sofá del salón viendo la televisión.

Voy preparando la mesa y comemos. No solemos hablar mucho durante la comida pero hoy mi padre ha estado extrañamente callado.

- ¿Dónde está Mamá? -le cuestiono, ya que no la he visto desde esta mañana, recordarlo hace que una sonrisa se dibuje en mi cara e intento disimularla.

-Hoy tenía que irse más pronto a trabajar -responde con un tono frío mi padre-.

Me siento muy orgulloso del trabajo de mi madre. Es arquitecta y ahora está diseñando unos apartamentos en la zona sur de Madrid. Me encantaría ver cómo quedan esas viviendas en un futuro.

- Ah, vale -le contesto-.

Y cuando doy por hecho que la conversación ha terminado, mi padre saca otro tema.

- ¿Qué tal el insituto?

-Em... -estoy indeciso si contarle que una lunática me ha defendido ante un profesor que afirmaba que mi cumpleaños no le importaba a nadie y después de clase sale pitando al pasillo sin darme muchas explicaciones, además que no sé como sabe que hoy era mi cumpleaños- Bien -me decanto por la respuesta fácil-.

- Me alegro -contesta con la sonrisa más falsa del mundo-.

*****

- ¡Venga, ábrelo! -me anima mi madre cuando sonsengo un regalo sobre el regazo.

Después de comer mi padre se disponía a servir la tarta, pero le he regañado diciendole que había que esperar a mi madre, que ha llegado hace menos de media hora, casi a la hora de cenar.

Miro con sorpresa la caja de regalo, envuelta en un papel azul marino. La observo y me extraño mucho al ver que en la etiqueta pone «Para mi nieto preferido».

-Es del abuelo -aclara mi padre, como si me hubiese leído la mente-.

Tiro del papel, lo rompo y saco de la caja una libreta de piel donde en la portada pone «DIARIO». Me desilusiono un poco, me esperaba algo más original.

-¿No vas a ver lo que hay escrito ahí dentro? -me pregunta mi padre otra vez. Me estoy pensando seriamente si tiene la capacidad de leer la mente.

Abro el Diario y veo que las dos primeras páginas de éste están escritas.

‹Querido Adán:
Si estás leyendo esto es que posiblemente esté muerto.
...

¿¡QUÉ!?

...Bueno, o eso o que tus padres te lo han dado antes de lo previsto.

Me hubiera gustado darte esto en persona, pero ahora mismo no sabes leer. Ni razonar. Ahora eres un crío que apenas sabe andar.

Y tampoco creo que lo entiendas cuando crezcas. Solo la muerte abre los ojos a las personas, recuérdalo.

Con este diario quiero que empieces a vivir. No como esas personas que se quedan en una ciudad para siempre, siguiendo el ritmo de la sociedad, viviendo una vida aburrida.

Así pues, te voy a pedir un favor desde mi tumba;
Quiero que vivas esa vida que te gustaría recordar. Quiero que disfrutes la vida más de lo que a mí me ha dado tiempo a disfrutar.
Quiero que cojas una maleta y huyas de esta ciudad.
Aprende de otras culturas, viaja a aquellos inóspitos lugares que ni siquiera el hombre urbano se atrevería a pisar.

Cambia las reglas de esta defraudante sociedad.

Firmado: Abraham J. Mancebo
27- Agosto- 1998›.

Apenas soy consciente de que acabo de derramar una lágrima encima de la carta.

Estoy atónito. Mi abuelo ha muerto, y mis padres ni siquiera me lo han dicho, han tenido que recurrir a una carta que ha sido escrita hace más de quince años.

Les miro con incredulidad, tienen una expresión de tristeza. Después a Noah, que parece confundido. No sabe de que va todo este asunto.

Lo peor de todo es que no sé si abrazarles o gritarles. Me decanto por coger el diario y salir corriendo hacia mi habitación, pegando un portazo a la puerta.

Y cuando estoy completamente solo, las lágrimas vuelven a brotar de mis ojos.

Feliz cumpleaños.

Huida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora