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Una vez dentro el mayor comenzó a quitarse su abrigo y Rubén lo tomó para dejarlo en un perchero cercano, el aroma de su colonia le inundó sus fosas nasales. No podía gustarle más, o quizás sí.
Alto, espalda amplia, manos grandes y robustas, no podía ver mucho más que eso... por ahora. Le indicó el camino a la sala.

-¿Quieres dejar tu mochila junto con tu abrigo?- preguntó.

-Por ahora no, gracias- respondió.

-Ahm... ponte cómodo- le indicó el sofá- ¿te gustaría algo de comer o beber?- invitó.

-Un café, si tienes y si no es mucha molestia- pidió con una amplia sonrisa.

Rubén asintió dejándolo en la pequeña sala para ir a prepararle un café. Bueno, primera impresión a pesar de ser muy guapo, se veía como una persona accesible y amable. Eso lo alentó aún más y le quitó gran parte de su miedo.
Podía escuchar al mayor abriendo su mochila y sacando cosas de ella, le entró la curiosidad, quería ir a ver que era, pero el maldito café aún no se hacía.
Cinco minutos después, ingresó con una taza de café para el mayor y un chocolate para él mismo. Sobre la pequeña mesilla en la sala vio una carpeta abierta, al parecer con documentación importante. Tomó asiento en el sofá de un cuerpo frente a su invitado, entregándole el café y recibiendo aquella carpeta.

-Gracias- respondió el azabache tomando aquella taza- como veras, en esta carpeta están los datos que te solicitaron al hacer tu solicitud- sonrió al ver como aquella pálida tez se tornaba rosa ligeramente mientras parecía concentrado en ver el contenido de la carpeta- si volteas la hoja, veras mi propia ficha y mi registro de salud- agregó llevando la taza hasta sus labios mientras el castaño giraba la hoja.

-¿Registro de salud?-.

-Así es, ya sabes, para estar prevenido de enfermedades, por esa razón también se te pidió un chequeo con uno de nuestros médicos y aprobaste por no tener ningún tipo de enfermedad- explicó mientras el contrario asentía- bien, necesito que leas...- se estiró para sacar de un folio de aquella carpeta una hoja aparte y dejando un bolígrafo frente a él- este contrato, veras que ya está firmado por mí, pero debes firmarlo tú. Es nuestro común acuerdo, puedes agregar o consultar cualquiera de las clausulas-.

Tomó aquel contrato y se dedicó a leerlo, este si lo leería completo, porque al parecer no era tan largo como todo lo que tenía que leer en la web. Básicamente afirmaba que todo lo que pasara entre el azabache y él era un acuerdo de ambos. Qué no habría daños de por medio. Su ceño se frunció.

-¿Hay algo mal en el contrato?- cuestionó el azabache al notar aquel ceño. Bajando la taza de café con cuidado.

-¿Qué es esta sección en blanco?- preguntó al ver un cuadrado en blanco con una simple palabra "extra".

-Ah, eso, seguro lo sabes- respondió dejando el café sobre la mesa- viendo mi ficha y las cosas que hago, ese apartado "extra" es para hacer algo que desees pero que no esté en mi paquete- respondió con calma, como quien da el clima en las noticias.

-¿Cómo por ejemplo?-.

-Orgias- respondió con rapidez- no es algo que haga, puedes solicitarlo pero puedo negarme y lo haría- agregó.

-Huummm ¿a Lobo Nocturno no le van las orgias? ¿No puedes con tantas presas a la vez?- preguntó de forma divertida.

El azabache sonrió- así que eres del tipo "risas", esto será interesante- respondió- entonces ¿comenzamos ya o quieres seguir riendo?- preguntó poniéndose de pie- según tu solicitud, compraste un fin de semana completo, espero que lo disfrutes-.

Sexual ServicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora