19 - Extra 2 -

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Estiró su cuerpo. Sentía sus pies adoloridos y una leve punción en su cabeza. Su cuerpo un poco pegajoso producto del sudor mezclado con el alcohol que el calor hizo que saliera de sus poros. Había caído muerto en la cama al llegar al hotel sobre las cinco de la madrugada.
Tomó su móvil que estaba sobre la mesilla de noche, para poder ver la hora; pasaban de las diez de la mañana de aquel domingo. Volvió a estirarse para luego girarse hacía la derecha en la cama.

Sonrió.

La mata de cabello castaño despeinada por completo, sus labios rosados entreabiertos, sus ojos completamente cerrados, Rubén estaba a su lado completamente dormido. Con las yemas de sus dedos acarició la pálida tez, riendo cuando el ceño del castaño se frunció.

-Doooblaaasss- canturreó bajito intentando despertarlo. Lo único que consiguió fue una especie de sollozo por parte del contrario y un puchero que le pareció de lo más tierno- veeengaaa, Doooblaaasss-.

-De Luque- gruñó en un susurro.

-¿Qué?- preguntó divertido.

-Es De Luque, no Doblas- agregó mirándolo molesto y enseñando la mano en la que descansaba la alianza que los unía- debes acostumbrarte, esposito mío- agregó pasando su mano por la azabache cabellera.

Samuel tomó la mano del castaño donde descansaba aquel anillo, para besarla. Su esposo, si, suyo. Sonrió con aquella expresión que debilitaban por completo al castaño- apenas tenemos dos días de casados mi cielo, me tomara algo de tiempo, Rubén De Luque- agregó atrayéndolo para besarlo como tantas veces lo había hecho.

Habían transcurrido ya unos diez meses desde el funeral de De Luque padre y tras aquel suceso hubieron varios cambios en la vida de la pareja. Para empezar, Sexual Services pasó a manos de Luzu casi al 100%, si bien Samuel aún tenía sus acciones y cobraba su parte había tomado la decisión de dejar a su amigo a cargo. Sabía que la pagina no de caería y todo aquello lo fue confirmando poco a poco. Luzu era muy majo, pero no le toquen los huevos porque dirigía con puño de hierro de ser necesario.
Samuel invirtió su dinero comprando algunos departamentos poniéndolos en alquiler de inmediato; su deseo era poner una inmobiliaria en Andorra, siempre había sido muy ambicioso y sabía que luego de concretar aquel proyecto, nacería otro nuevo.
Rubén había renunciado a su trabajo y no podía ser más feliz, ahora gestionaba una pequeña página con artículos de anime y animación en general, traídos especialmente desde Japón, incluyendo películas de todo tipo. Su esposo le había presentado a su amiga Lana y ella fue guiándolo poco a poco, para que no cometiera los mismos errores que ella.

-¿En qué piensas?- inquirió el castaño mirando a su esposo. Uno de sus dedos jugando con su pecho.

Samuel lo miró y devolvió la muestra de cariño acariciando su cabello- en lo feliz que te veías ayer que llegamos aquí- respondió recordando el brillo en los ojos de su esposo al pisar el país del sol naciente.

Rubén le devolvió la sonrisa- gracias por esta luna de miel- respondió- lamento que también debamos trabajar- la sonrisa se tornó algo forzada, recordando que debían pasar por varias tiendas para hacer compras para su tienda online.

-Pero también estoy algo molesto- agregó apoyándose sobre su codo y elevándose un poco más.

-Eeehhh ¿y por qué está molesto mi hombre?- preguntó atrayéndolo para besarlo y calmar su supuesto enojo- ¿Samuel?- el azabache se había arrodillado en cama y posicionándose entre las piernas del contrario.

Sus grandes manos se ubicaron en la fina cintura de su esposo, Rubén conocía aquella oscura mirada en su hombre, la conocía y la amaba porque sabía lo que aquello significaba. La sensación del más antiguo de los placeres en su cuerpo, una vez más.

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