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Se despertó exhalando un suspiro placentero, sentía su jodida polla caliente y dura de nuevo, miro a su lado, pero Rubén no estaba ahí, entonces sintió el cosquilleo en su vientre bajando su mirada hasta ese sector, encontrándose con el susodicho desayunándose su polla. Sonrió.

-Buenos días, Doblas- saludó acariciando su cabello.

Rubén se detuvo y sacó el miembro de su boca- buenos días, Daddy ¿Dormiste bien?- preguntó bombeando el miembro del azabache.

-Las horas que dormí las disfrute, aunque disfrute mucho más las que no dormí- le sonrió- ¿desde temprano ya con hambre?- preguntó.

-Ci- su boca volvió a la felación.

-¿El niño pequeño quiere leche?-.

-Hmmg humm- asintió.

-Ok sigue así- tiró de sus cabellos con fuerza logrando un jadeo- sí, así bebé, un poco más, si, justo ahí, usa tu lengua... buen chico- fue decir eso para dejar salir un gemido al correrse en su boca.

En esta ocasión se lo bebió todo por completo, continuando con las succiones en caso de que quedará algo más por ahí que no quisiera salir- no es suficiente- murmuró llamando la atención del mayor y bajando nuevamente su cabeza.

-Dobla... ¿Qué?.... Leches!!!- sintió la lengua del contrario acariciando su entrada y se había sentido jodidamente bien- Rub... aaa~aah- apretaba con fuerza las sábanas debajo de él, elevando las caderas levemente.

Los oscurecidos ojos de Rubén lo observaron con cierta malicia. ¿Así que De Luque disfrutaba que le comieran el culo? Bueno eso era algo que le gustaba saber y a lo que le sacaría provecho.
Mientras su lengua subía y bajaba pasando por su entra hasta llegar a la punta de su falo, mamándolo con dedicación como lo más delicioso del mundo.

-Elígeme De Luque- murmuró desde su posición, varios minutos después de haberle comido el culo hasta que se corriera en su cara.

-¿Qué~ee?-.

-Elígeme- repitió- y te comeré la polla cada mañana, cada vez que vengas a verme o yo vaya a verte. Dejaré que hagas lo que quieras conmigo, con mi cuerpo, pero a cambio te quiero solamente para mi- volvió a sonar serio y sereno sin trabarse. Se levantó para posicionarse entre las piernas de Samuel, tomando su propia polla para acariciar la lubricada entrada suave, lenta y torturadoramente.

Samuel lo observó dejando escapar el aire de sus pulmones, así que ahora él era la presa, no le desagradaba para nada, al contrario, quería saber de qué más sería capaz el menor en aquel trance tan erótico- métela, Doblas- le ordenó con una expresión victoriosa.

Rubén sonrió- quiero correrme dentro ¿Algún problema?- preguntó ladeando la cabeza ampliando su sonrisa.

-Ninguno- respondió entregándole la pequeña botellita de lubricante.

Rubén vertió sobre su miembro una buena cantidad de lubricante, dejando caer sobre la entrada de Samuel también un poco de aquel viscoso líquido. Esparció con su mano el lubricante en su polla mientras con su otra mano hacía lo mismo en la entrada del mayor ingresando uno o dos dedos en su interior haciéndolo jadear.
Cuando terminó la preparación se acomodó nuevamente entre las piernas del mayor alineando su polla en aquella entrada.
Al momento de entrar sintió como el mayor lo apretaba adrede haciéndolo jadear a ambos por igual.

-Mierda, chiqui, estás tan duro- murmuró ante la primera estocada, lenta y placentera.

-¿Te gusta?- preguntó- dime qué te gusta- le sonrió.