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-Disculpa, me tomé el atrevimiento de usar tu cocina para preparar el desayuno- dijo Vegetta al verlo en el umbral de la puerta. Tragó en seco. ¿De verdad? ¿Estaba nervioso por verlo con un bóxer y una simple camiseta? ¿Qué pasaba con él?

-Descuida... gracias por prepararme algo a mí también- respondió con una amplia sonrisa, sentándose en un taburete apoyando ambos codos sobre la barra que había en la cocina- no era necesario... Samuel- susurró- ¿Está bien si te llamó así, Samuel?- preguntó con una felina sonrisa.

-¿Qué?- Estaba nervioso ¿Él lo había recordado?

-Es que anoche me dijiste que fingiera que tú eras él- respondió mientras recibía una taza- uuhhmm chocolate, que delicia- dijo relamiéndose y recordando el de la noche anterior.

-Ah, sí, si claro, está bien- respondió con rapidez el azabache dándole la espalda por un momento, tratando de controlar sus pensamientos y su acelerado corazón.

Rubius amplió su sonrisa mientras desayunaban en silencio, cada quien, teniendo su propia charla interna, mirándose continuamente de reojo.
Para el mayor, el ambiente se había puesto un poco... incómodo. Y que el menor lo observará con una sonrisa, solamente aumentaba su incomodidad.

-Entonces- Rubius decidió romper el silencio- háblame de ti- pidió.

-No lo haré- respondió el contrario bebiendo su café lo más tranquilo que pudo.

-¿Qué? ¿Por qué no?-.

-Yo sólo vengo a cumplir un servicio y nada más, no me interesa que mis clientes sepan de mi vida personal- respondió con simpleza- ¿Una tostada?- preguntó acercándole el plato, para ver si comía y mantenía la boca cerrada.

-Mmmm Flanders- masculló mordiendo aquella tostada con mermelada de frutilla- pues yo si te contaré de mi-.

-Eso no es necesario, Doblas-.

-Oye, pagué por ti ¿no?- preguntó mientras el contrario rodaba sus ojos asintiendo- perfecto, quiero que seas mi psicólogo mientras desayuno-.

-Eso aumenta el precio-.

-Lo pagaré-.

Vegetta bufó, con un movimiento de cabeza le indicó que podía seguir.

-Descuida, no te hablaré de mi infancia, ni de mi adolescencia- dijo con una sonrisa- mmm pues, trabajo en una empresa de seguros, realmente una mierda, no es mi trabajo soñado, pero me da para sobrevivir y para mis videojuegos- jugó con su taza entre sus manos- hasta hace cosa de dos años estaba en Madrid, donde nací y crecí, pero fui transferido a Andorra. No me disgusta, pero...-.

-Tengo una duda- lo interrumpió Vegetta.

Rubius simuló una mueca de fastidio ante su interrupción, pero la verdad es que no sabía que más decirle o como contarle lo que había acontecido en su vida en los últimos años, así que en silencio agradeció la interrupción- dime-.

-En tu solicitud, en el apartado de "Notas", que estoy seguro que pensaste que nadie leía esos apartados- sonrió ante la cara atónita del menor que llevó rápidamente la taza hasta sus labio, lo sabía- dijiste que no eras virgen con mujeres pero si con hombres- continuó quitándole importancia a lo anterior para no incomodar a su cliente- ¿por qué ahora quisiste "experimentar"?- preguntó.

El castaño se tomó unos segundos para responder aquello- ni si quiera yo lo sé- suspiró bajando la taza pero manteniéndola aún entre sus manos- una madrugada llegue a casa, había estado con una mujer esa noche y... no lo sé, me sentía vacío, como si algo me faltara, como si necesitara algo ¿entiendes?- lo miró con seriedad- esto de "experimentar" con un tío, no sé si llenará el vacío... pero al menos quiero intentarlo, quiero saber que me está faltando... no lo sé- miró la nueva tostada en su mano con mermelada de durazno y sonrió- en fin, ya que no vas a contarme nada de ti señor "Lobo Nocturno" ¿comemos fruta?- preguntó poniéndose de pie y yendo hasta la nevera- ayer compré ensalada de frutas, así que juguemos-.

Sexual ServicesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora