capítulo 4

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Siete meses después...

La fiesta de lady Aisal era oficialmente el acontecimiento más importante que daba inicio a la temporada londinense, por lo que Violet no se extrañó de encontrar al duque de Raley y al señor Daugherty allí, aunque sí le sorprendió verlos hablar como si fueran buenos amigos.

Deseando fervientemente hacerse invisible, se escondió un poco más tras la columna corintia que sostenía el gran techo abovedado del salón, esperando que ninguno de los dos se percatase de su presencia.

Hacía tiempo que había descubierto que el tiempo no era tan bueno para hacer olvidar como la gente decía.

A pesar de haber puesto su mayor esfuerzo en intentarlo, a Violet le fue muy difícil no recordar constantemente los acontecimientos de aquella noche, y sacarse de la cabeza a ambos resultó más complicado que obtener el cariño de su padre. El señor Daugherty fue el menos problemático de ambos. Después de pasar unas dos o tres semanas revisando cada día los periódicos en busca de la muerte inesperada y sospechosa, Violet se convenció de que el hombre había recapacitado y poco a poco fue quitando esa preocupación de su mente. Sin embargo, el duque demostró ser un buen luchador. Luego de casi un mes de aquella fiesta, Violet no pudo resistir más la incertidumbre y fue a hablar con su hermana Scarlett, quien la estaba esperando desde hacía tiempo.

—Edward me escribió para decirme que era probable que preguntaras sobre eso. Me sorprendió que no lo hicieras la primera vez que viniste —dijo su hermana cuando Violet tímidamente comentó que había visto algo que quería hablar con ella y era sobre el duque de Raley.

Había ido a ver su hermana y a su sobrina apenas unos días después de haberse instalado en el campo. Violet quiso sacar el tema, pero no consiguió acumular el valor en los días que pasó con ellos y se fue con la duda quemándole la cabeza. Al final, regresó con la esperanza de que saber la verdad minimizaría la presencia del duque en su mente.

—No lo entiendo —dijo Violet con pesar—. ¿No le gustan las mujeres? ¿Cómo es eso posible?

—Hay pocas cosas imposibles en este mundo, querida —respondió su hermana con calma—. Dime algo: si hubieras podido evitar enamorarte de él, ¿lo habrías hecho?

Violet enrojeció. Era la primera vez que Scarlett hacía referencia directa a los sentimientos de Violet por el duque. Nunca fue tan ingenua como para creer que no lo sabía, pero considerando que durante dos años Violet creyó que eran amantes, era un tema un tanto incómodo para tratar con ella.

—Sí —respondió sin dudar.

Y en ese momento, más que nunca, deseó no haberlo hecho.

Violet siempre creyó que enamorarse sería para ella un problema porque no tenía ninguna clase de atractivo que atrajese la atención de un hombre. Mientras sus hermanas eran bellas y vivaces, ella apenas tenía una apariencia tolerable y hablaba solo por educación. Siempre supo que, si se enamoraba, posiblemente no sería correspondida, aunque jamás imaginó ser indirectamente rechazada de esa manera.

—Y, sin embargo, te enamoraste igualmente de él —concluyó su hermana, como si acabara de demostrar un punto. Debió notar que Violet no había entendido cuál era su tesis, porque explicó—: La mente no puede hacer nada cuando el corazón elige de quién enamorarse. Siendo el amor un sentimiento tan impredecible, ¿por qué sería tan extraño que alguien pudiera enamorarse de una persona de su mismo sexo?

A Violet sí le parecía muy extraño, pero admitió para sí que las palabras de su hermana tenían lógica.

—Entonces, ¿no se piensa casar nunca? ¿No hará eso que la sociedad sospeche?

Aroma a VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora