Cartas de abordo

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-Ha llegado otra carta con membrete del imperio Otomano, su Gracia.
- Gracias Daissy. Ya te he dicho que no me llames así, sigo siendo Sophie, la misma humana miope.
- Como desee su Gracia- , se burló la rubia amiga de Sophie al extenderle el sobre con una pizca de socarronería pintada en la cara, al tiempo que esquivaba un cojín. - Eso porque no quisiste ser llamada, Su Alteza la emperatriz, como dictaban mis presagios. Mira que el pobre Sha aún no te olvida y te sigue enviando correspondencia como un condenado cada mes.
- ¡Shhhhs, Deissy! Cualquiera creería que es verdad tu charlatanería, eres una mujer casada, debería darte pena. Su Majestad es un querido amigo. Nada más ni nada menos. Su cariño es inestimable para mí, así como su amistad, que no se verá manchada por ideas fantasiosas y chismes de salón. Además, también es un aliado y un accionista de la empresa naviera, que esperas sino que mantengamos una comunicación fluida.
- Pues parece casi tan abundante que hasta el mismo Duque sentiría celos si estuviera aquí presente para atestiguar tanta correspondencia.
- Henry ya sabe de mi amistad con Alí, y confía en mí. No necesita hurgar en mi correo personal, así como no puedo sacarlo de la idea de sus endiabladas travesías marítimas por el planeta.
- El de ustedes es un amor muy extraño Sophie. No me lo vas a negar.- Le atacó por el costado Charlotte, que estaba sentada a su lado disfrutando del pastel que había traído Daissy tanto como del cotilleo ahora casi cotidiano con sus amigas.
- Nuestro amor- soltó Sophie mirando al horizonte -es lo suficientemente fuerte para soportar huracanes, chismes y tormentas. Si no fuera así, no valdría la pena llamarlo así.
- Nunca cambias cierto. No sé cómo puedes confesar algo así de cursi sin sonrojarte- añadió Charlotte que devoraba su porción de pastel con sorbitos de té- eres la representación del idealismo, el epítome de las baladas, amiga mía. Lo que no termino de creer, es que te hayas casado tan pronto con él y en medio de una tormenta, ¡Por Dios! ¡en una fragata militar! Parece que lo hubieras sacado de la más absurda de tus novelas románticas. Ni siquiera Peter y Deissy, que eran la pareja de fugados, se atrevieron a tanto.
Sophie se sonrojó casi hasta la raíz del pelo y bebió su té silenciosa con las mejillas encendidas ya que no podía negarlo. Recordaba el candor de Henry al proponerse, y la extravagante ceremonia oficiada por el comandante Lord De Castell. La prensa y la société hicieron la comidilla de ellos por todo el resto de la temporada en Londres.
Además-prosiguió Daissy hundiendo el dedo en la herida- Las chicas del pueblo te tienen en un altar sabes. Eres su heroína, su modelo a seguir, su estrella. Eres la reencarnación de la cenicienta en Derbyshire.
- Lotte abrazó a Daissy fingiendo ser un héroe encantador y continúo la pantomima- Eres la perfecta imagen de la doncella que termina siendo la heredera de una gran fortuna y la esposa del Duque. - Charlotte hizo un mohín que suponía era de seductor galán y le plantó un beso en la mejilla sonrosada a Daissy que terminó en la carcajada  de ambas.
Sophie no pudo evitar dejarse contagiar por la risa ante la parodia que sus amigas estaban representando. ¿Tan fantástica parecía su vida?, pensó en ese momento. Tal vez la antigua Sophie nunca lo hubiera creído. Se rieron juntas hasta que le dió hipo. Eso no hizo más que suscitar una nueva oleada de carcajadas en Daissy y Charlotte. De seguro era un extraño giro de acontecimientos lo que la había llevado a este presente lleno de felicidad. Aún existían nubes que empañaban su cielo azul con angustia y preocupación cuando él partía. No podía creerse que todo fuera real, había días en que amanecía preguntándose si todo había sido solo un sueño. El sentimiento que había nacido era tan real como el aire que llenaba sus pulmones y ahora se construía cada día en una relación tan cierta y profunda como la mar que bailaba en los ojos de Henry cada vez que lo veía.
- Bueno un par de golpes de suerte en la baraja del destino, no todo podían ser todo abandono y muerte para mí ,¿verdad?- Le respondió a sus amigas del alma masticando una manzana acaramelada que le había traído exclusivamente de la pastelería por manos de Peter. El dedicado pastelero se esmeraba en regalarlas cada día sin falta con lo mejor de su arte. No podía negarse a la gratitud de Peter, pero habría que hacer una dieta si quería que le cerrasen los vestidos próximamente. Abrió el sobre y leyó atentamente, acariciando los caracteres elegantes de la caligrafía del Príncipe Shankar. Recordaba su rostro amable y su sonrisa triste al despedirse de ella y partir a su país hace ya unos meses.
-¿A ver qué dice su Majestad, el Príncipe de los Creyentes esta vez?- fisgoneó detrás de ella Charlotte.
- Es... una invitación- Dijo con sorpresa Sophie.
- Vamos, léela para todas- La instó Daisy.-... O tienes un mensaje ilícito allí, ¿quiere que te fugues con él?
- No Deissy, no quiere que me fugue con nadie. - Le respondió sacándole la lengua a su amiga- Está bien dice así:
"Estimada Amiga,
Parece que ha sido toda una vida, pero solo han pasado unos meses desde que dejé Inglaterra,. En Estambul han ocurrido grandes cambios y he dedicado todos mis esfuerzos a estabilizar las fuerzas desencadenadas tras el deceso de mi padre, el Sha. Una tarea titánica que me ha quitado el sueño pero no me ha quitado ni uno de los recuerdos que compartimos juntos. Sabrá que usted ocupará siempre un espacio en mi alma que ni las intrigas de Palacio van a borrar de mi memoria jamás. Mi hermana la princesa Mariam ha sido de gran ayuda, es una mujer muy inteligente y sagaz así que me la recuerda constantemente. Espero con todo el ánimo que se encuentre bien y el capitán Huxley sepa comportarse a la altura de su cariño. En cualquier circunstancia usted sabe mi dulce señora, que encuentra en mi un aliado y un amigo a toda prueba.
Tras el periodo de duelo y todo el revuelo político en el Reino, finalmente se ha fijado una fecha para
mi coronación como nuevo Sultán. Soy consciente que pronto zarpará la flota que inaugurará la ruta comercial que tanto empeño nos costó sacar adelante entre todos. Por eso aprovecho la ocasión para invitarla al acontecimiento, por su puesto hago extensiva la hospitalidad para el Duque así como para nuestros amigos. Espero verlos aquí para compartir este acontecimiento que tengo la certeza, estreche nuestro afecto sincero y redunde en bienestar para nuestras naciones. Apenas puedo soportar las ansias de hallarme de nuevo con el don de su presencia mi estimada compañera, Sophie Duquesa de Cunnington. Hasta entonces."
-¡¡A mí me parece una propuesta de fuga en toda regla amiga!- La provocó Daissy- Y continuó, yo del Duque no me confiaría en llevarte y ponerte a su alcance, esos ojos de jade eran irresistibles querida.
- A ver- la interrumpió Charlotte tomando la hoja de manos de Sophie que parecía indecisa ante la idea.- Dice claramente que el Duque está invitado, de modo que no creo que se vaya a robar a Sophie y la vaya a encerrar en el Palacio. Incluso ha invitado a todos nosotros también; así que Sophie ya tienes una chaperona. Yo te acompaño. Además me debes un viaje a Roma todo pago que rechazaste en pro del honor y la lealtad. Merezco una retribución, y la antigua Constantinopla ciudad de emperadores no me parece mal intercambio.
- Mujer materialista, interesada. - Le recriminó celosa Daissy- Sabes que Peter y yo no podremos ir ahora que el negocio ha florecido tanto que no nos damos abasto. Bueno Sophie, ¿qué has decidido?, ¿Irás a la coronación del Adorable Príncipe de los Creyentes como Luz de Oriente? ¿No te darán remordimientos por no convertirte en emperatriz?, el Sha podría seducirte y podrías desencadenar una guerra mundial como esa historia que no contaste sobre la hermosa Helena de Troya.
- Demasiadas fantasías Daissy. Creo que tienes una intoxicación aguda de azúcar y demasiadas novelas románticas en la cabeza. Creo que no soy una mujer tan voluble. Aunque no estaba segura si emprender este viaje tan largo sería buena idea ahora mismo. Mas si era sincera consigo misma, le encantaría ir. Conocer la ciudad que fuera el ombligo de tres mundos. Tantas historias allí y además su amigo, el Príncipe Alí estaría allí. No quería decepcionarlo de nuevo, nunca había deseado herirlo, le encantaría verlo sonreír con franqueza de nuevo.
-¿Cuándo le vas a contar?, ¿ Crees que el duque te dejaría ir? - Interrumpió Charlotte su hilo de pensamiento, mirando a Sophie con detenimiento. A Charly no se le escapaba una sola. Era la más observadora de las tres.
- Vuelve mañana según su última carta. Entonces le diré. Aunque estoy un poco nerviosa y no estoy segura todavía de ir. Tal vez no le guste la idea de que lo acompañe sabiendo esto y la invitación de Alí a su coronación es en dos meses . Todo eso sumado a la responsabilidad de la flota mercante.
- Así que confías en que el Lord de los mares, el par de Poseidón como lo llaman las Gacetas londinenses esté de acuerdo contigo y te lleve a la coronación del emperador Otomano, sin chistar ni montar un espectáculo de celos a su mayor contrincante. Finalizó Deissy, viendo cómo podría explotar la pólvora próximamente en la pareja de Duques. Habría que ver cómo resultaría todo esto.
- Pues si en eso confío.- Respondió Igualmente Sophie ya con la resolución en su mirada de ámbar,- Además, si yo lo decido, en la práctica ese dios de los mares está a mi servicio pues sigo siendo la accionistas mayoritaria de la empresa naviera.
-Tendremos acción de nuevo. ¡Vaya! Iré haciendo las maletas querida. - Afirmó con excitación palpable la pelirroja aplaudiendo la decisión de Sophie.

La doncella de EstambulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora