Azúcar en el Infierno •|SPARLLINO|•

Capitulo 14.-

—Raptor... ¿Raptor? ¿Qué haces aquí?— preguntó Sparta observando al hombre de ojos verdes mantenerse relajado ante las circunstancias.

Repentinamente se sentía desprotegido, estaba desnudo bajo aquella bata simple y no sabía qué decir.

—Estoy buscando a Trolli, quería hablar con él antes de que asistiera a la reunión.

—Llegas un poco tarde— admitió Sparta— Él ya se fue

—Es una lástima, ese hombre obstinado es complicado, nunca obedece mis órdenes, ni siquiera cuando trabajó para mí.

La cabeza del menor estaba a punto de estallar, ¿Había escuchado bien? Tenía tantas preguntas, con un poco de suerte Raptor le contaría todo.

Un hombre con traje barato llevando un carrito de comida se acercó a la puerta de Sparta.

—Señor Trollino, traje el desayuno ¿Va a pagar con tarjeta?— el menor abrió los ojos confundido ¿Trolli no había dejado la cuenta abierta? Un hoyo se formó en su abdomen, él realmente no tenía dinero

—Yo... — el menor intentó explicar lleno de vergüenza

—Sí, tarjeta, yo pagaré —interrumpió Raptor, como salvador entregando su tarjeta. El hombre del hotel dejó la comida y se retiro después de cobrar.

—Gracias Raptor, el señor Trollino te lo pagará, él dijo que dejaría la cuenta abierta... Creo que lo olvidó

—No hay problema, déjame invitarte el desayuno en esta ocasión

Sparta lo observó un segundo, preguntándose todo acerca de él, de Trolli y porqué el pecho le dolía al verlos.

—¿Quieres... Quieres pasar?

El hombre sonrió y entró al lugar rápidamente, se sentó en el sillón, y analizó con diversión el lugar, ropa en el piso, sabanas desacomodadas, la estela del perfume de Trolli recordando su presencia ahí.

El menor se sentó sobre la cama con el platillo en mano y probó bocado, su bata revelando de manera descuidada la piel de sus piernas marcadas.

—¿Trabajaste con el señor Trollino?

—Algo así, Trolli trabajó para mí, hace años claro, estaba intentando abrirse paso en la ciudad.

—¿Tienen la misma edad?

—No— Raptor rió con fuerza— Trolli es mayor, no lo reconocerías en ese entonces.

—Entonces... Son amigos.

—Me gusta pensar eso, ahora quiero asociarme con él.

—¿Viniste a Orlando a buscarlo?

—Sí, esperaba encontrarlo antes de que se perdiera todo el día encerrado en las oficinas.

—¿Todo el día?

—Sí, la junta llevará al menos cuatro horas, después la comida con los asiáticos y cuando el sol haya caído habrá una entrevista con la prensa. Aunque apuesto a que vendrá por ti para que lo acompañes a la fiesta de cócteles asiáticos que los embajadores tienen preparada. — Raptor se levantó del lugar y se sentó al lado de Sparta— Supongo que será mejor que regrese a Nueva York, ¿Te parece si antes de que me valla nos vemos para la comida? Invito yo.

—No lo sé

—Vamos, Trolli olvidó dejar la cuenta abierta y no creo que conteste el teléfono.

—Bien— aceptó el menor nervioso— ¿Vienes por mí?

—Por supuesto, este es mi número— le entregó una pequeña tarjeta de presentación— Si necesitas algo, llámame. Los amigos de Trolli, son mis amigos.