07 | la propuesta.

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Después de todo lo que pasó ayer por la noche pensé realmente que me pasaría algo malo. Sin embargo estaba recostada en una cama que claramente no era mía pero muerta no estaba al menos.

Pestañeé varias veces y me pellizqué los brazos para asegurarme de no estar dormida, es un mito de mierda pero aún así lo hago. Ni sentido tengo.

El cuarto en el que estaba no era ni pequeño ni grande, pero las paredes estaban mal pintadas y habían cosas desordenadas en el piso como ropa, entre otros.

Me di cuenta que la parte de arriba de mí ropa había sido reemplazada por una camiseta negra ancha. ¿Acaso Armin lo hizo y sin permiso? ¿Qué carajo? Salí de la habitación y noté que habían algunas más cerca, las puerta entreabiertas pero husmear ahorita me daba miedo.

—Si, si tienes razón. —escuchaba a alguien hablar al teléfono. —Si te entiendo solo espera un rato y con Eren solucionamos eso. —era Armin hablando en la cocina.

El rubio volteó a verme.

—Te dejo, estoy ocupado ahora... si, nos vemos. —colgó la llamada de su celular. —Ya son las diez de la mañana ¿Estás bien? —

—Si. —contesté.

—¿Cómo dormiste? —se acercó unos pasos hacia a mí tratando de tomar mi brazo.

—Bien. —dije quitándolo. —¿Por qué me cambiaste de ropa en la parte de arriba? —quise saber.

—Estabas muy sudada y había alcohol también que se había caído entonces te cambié de ropa. —respondió.

—¿Pero era algo indispensable acaso? —cuestioné.

—Ya oye, solo intentaba ayudarte porque ayer no te podías ni poner de pie por tu cuenta. —rodó los ojos retrocediendo unos pasos. —¿Por qué estás molesta?

—Gracias por preocuparte por eso, pero no me parecía necesario quitarme la ropa, cuando me levanté me asusté, es todo. —admití.

—No te asustes tanto, no soy una mala persona Giulia. —bromeó.

—Ajá. —contesté dudosa. —¿Dónde está mí celular y mis cosas?

—Solo trajiste esas bolsas. —señaló con el mentón hacia la entrada del lugar, giré un poco mí cuerpo y las vi todas ahí.

—Me mato si las dejé en el auto. —sobé mí sien despacio, pues aún me sentía muy decaída.

—Deberías sentarte a descansar un rato. —ofreció él con un rostro de preocupación. —Ven. —arrimó una silla de ahí.

No confiaba mucho en él, pero al mismo tiempo si. Me había ayudado en ponerme mejor me estaba ofreciendo algo de comer y dónde dormir cuando me sentí mal, pero yo estaba asustada y le había dicho que no quería.

—Siéntate un rato. —insistió amablemente.

Despacio avancé unos pasos hacia dónde estaba él, me tomó del brazo ayudándome a sentarme. Definitivamente me sentía mejor que ayer pero aún no era un entorno en el que yo estaba acostumbrada.

—¿Cómo te sientes? —preguntó.

—Me arden las neuronas. —apoyé mis brazos contra la mesa. —No sé que me dio Eren pero suave no fue. —

Armin echó un risa. —A veces se le pasa la mano. —fue hacia la barra de la cocina. —¿Quieres café? —

—No gracias. —no estaba muy consciente de todo aún y aceptar comida o algo de beber me parecía un poco arriesgado.

La casa de Eren y Armin es de un piso, La cocina y el comedor están en el mismo lugar, el espacio es pequeño pero tiene buenos muebles, los cuartos son medianos. Las paredes están pintadas de un mostaza claro y el piso tiene mayólicas naranjas y blancas.

some peace | eren jaeger.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora