Se había quebrado un brazo, una pierna, incluso varios dedos, pero nunca había sentido que se le rompiera de esa forma algo en su interior, a decir verdad, estaba sorprendido por sus propios sentimientos, porque el dolor que le había provocado su abandono lo hacía sentir tan ingenio y estúpido.
¿Tan insignificante era para ella? ¿Tan poco le importaba? ¿Qué hubiera pasado de realmente necesitar su ayuda? ¿De igual forma lo habría abandonado? Todo apestaba a mierda, todo dolía y todo le importaba. Se sentía sumamente jodido ante lo sucedido, aquella mujer ni siquiera había ido a parar a su habitación por mera consideración, por mera responsabilidad y eso era lo peor de todo.
Se levanto con desamo después de haber desfallecido con tanta decepción a mitad de la noche. La había soñado, y el solo recordarlo le provocaba acidez en la boca del estómago, porque su sola imagen vagando por su cabeza, había tenido consecuencias carnales. En su sueño, ella estaba ahí en su habitación, sentada a su lado, atendiéndolo, observándolo, besándolo con la misma desesperación y entrega que el sentía por ella.
¡Ese era su maldito plan!, besarla de una vez por todas para saber su jodida reacción, para saber si era prudente seguir tras ella o de lo contrario alejarse. Y ya tenía la respuesta, y no era la mejor de todas.
No volvería a intentar jamás, no se prestaría a su juego, a su falso interés. El ya no la seguiría. Se olvidaría de su piel de perla, de su cabello azabache y de sus ojos grises color mañana de lluvia.
Si quería seguir con Eren ¡Que lo hiciera!, ya le daba lo mismo.
En la pequeña habitación apareció un espectro muy familiar, reposaba encorvada en la silla y su cabello claro caía hasta el frente tapándole la cara. Al percatarse de su presencia paradero dos veces, pero el color de cabello no cambio en absoluto. Se puso de pie ignorando si era prudente hacerlo o no y camino hasta la silla que lucía demasiado incomoda.
La mujer dormía, el ronquido casi sordo que salía de su boca se lo afirmaba. El cuerpo lucio tan tendido que, si no hubiese sido por el sonido, él habría asegurado que la fémina estaba muerta.
Pensó en dejarla en la misma posición, estaba irritado por sus nuevos sentimientos que no tenia tiempo para atenderla, pero se arrepintió. La pobre parecía haber estado ahí desde la madrugada, y de alguna forma sintió pena por ella. Se agacho y con sumo cuidado la levanto en sus brazos. Era demasiado delgada y su cuerpo apenas y tenia peso alguno. La observo detenidamente y se percato de que sus labios estaban humedecidos y que de sus ojos salían diminutas gotas de agua.
«Levi»
Escucho susurrar a la mujer al momento en que la depositaba en el sofá y su organismo se perturbo al percibir su nombre en sus labios. Nunca había escuchado a alguien llamarlo desde el limbo del sueño y esa experiencia lo hizo rememorar las palabras que Hange una vez le dedico mientras estudiaba el cerebro:
«Los sueños son declaraciones de nuestros deseos ocultos»
Y vaya que tenía razón, porque en esa misma noche su cabeza se había encargado de mostrarle a la pelinegra y cada cosa que se había dibujado en su inconsciente resultaba representar todo lo que el deseaba y escondía.
— Que patético — se rio con ironía por sus propias aspiraciones.
Habiendo dejado a la mujer dormida, se dirigió al cuarto de baño en donde se desnudó. Pudo ver con claridad los dos agujeros que habían cicatrizado en el costado derecho de su abonen, eran perfectos, pero tan venenosos, como ella y todos sus malditos encantos. La temperatura del agua no era cálida, sin embargo, se adentró a profundidad en la tina de metal, esperando que la frialdad del agua despejara lo jodido que se sentía, la irritación que lo invadía y la decepción que irrumpía en su pecho como una ola devastadora.
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¿A qué sabe el amor?
عاطفيةLas lagrimas saben saladas, el enojo sabe a acidez .... pero ¿A qué sabe el amor? Capítulos cortos. Lee bajo tu responsabilidad. Esta historia contiene: Escenas de sexo explicitas. Lenguaje soez. Violencia. Los personajes y las imágenes utilizadas n...