Capítulo veinte

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La sala de espera se inundaba de un doloroso e inquietante llanto, era como escuchar a un niño pequeño llorar porque había perdido a sus padres en el supermercado, las manos le temblaban, le picaban los dedos por querer arañar su sensible piel, por jalar sus cabellos, le dolían las muñecas deseando reabrir sus heridas para ahogar todo su dolor.

Sin embargo, un cálido y abrigador abrazo le envolvió logrando disipar cualquier pensamiento intrusivo, tomó una bocanada de aire buscando llevar oxígeno a su cerebro con tal de pensar con mejor claridad y buscar alternativas, tal como su psiquiatra le había recomendado. Hundió su cabeza en el pecho ajeno, el aroma a la colonia de Axl inundó sus fosas nasales embriagandole por completo.

—. ¿Cómo está? — Al fin preguntó con su voz quebrantada, su corazón dolía, estaba herido de la forma más dolorosa.

—. Bastante mal, lleva inconsciente desde que llegó... Estoy haciendo todo lo posible, pero no hay mucho que hacer aparte de esperar y cuidar sus heridas, su condición es crítica por el golpe en la cabeza. — No quería ser negativo, pero tampoco podría mentirle, se le partió el alma al ver esos orbes azules derramando todo un océano de dolor.

—. ¿Y si nunca despierta? ¡No puede morir! ¡No puede dejarme solo! — Llevó ambas manos a cubrir su rostro en cuanto se desmoronó en llanto, Rose hacía todo lo posible por transmitirle calma.

Aunque pareciera que no, Cobain estaba demasiado agradecido, Axl se la pasaba cuidandolo, llenando cada parte de su ser con muestras de afecto y cariño, pareciera irónico pero le tenía una gran paciencia, a pesar de que ya en más de una ocasión había notado que era fácil sacarlo de sus casillas, con él no era así. Quisiera poder demostrar agradecimiento, pero en ese momento solo sentía un terrible dolor en el pecho, quería llorar hasta quedarse seco.

—. No pienses así, ella va a estar bien... Kurt, cariño. — Llamó su atención logrando que alzara su mirada hacia su rostro, le dolía ver esos dos hermosos zafiros derramando tantas lágrimas, hacía tanto que se dio cuenta de lo mucho que sentía por ese rubio.

—. ¿Qué sucede? — Sorbió su nariz haciendo que el pelirrojo soltara el abrazo, parecía estar dudando de lo que iba a decir, metió las manos en los bolsillos de su bata médica dejando escapar un suspiro.

—. Fue tu padre, lo sabes, ¿No? — Kurt por un momento intentó pensar que no, pero no había otro posible culpable, nadie era tan cruel como lo era Don para tratar a sus hijos como si no valieran nada.

—. Lo sé... ¿Cuál es el punto, amor? — A pesar de tener la voz temblorosa, intentaba sonar firme, Axl sacó un pañuelo de su bolsillo dejándolo en la mano del menor.

—. Es una idea, ¿Y si Kim se va a vivir con nosotros? Estaría mucho más segura, tú estarías tranquilo, tu padre merece una orden de restricción si es que no la cárcel. — Cuanta razón había en esas palabras, pero el rubio aún así se mantenía dudoso, dudaba por el miedo que le tenía a su progenitor.

—. Axl... Yo... Amor, no lo sé... — Utilizó el pañuelo para limpiar sus mejillas que estaban un poco enrojecidas, sus orbes parecían cansados de tanto dolor, de tanto sufrimiento. ¿Quién no lo estaría? Era como clavarse un clavo, valga la redundancia, en la planta del pie, pero ese mismo dolor esparcido en todo el cuerpo hasta llegar a la parte emocional, donde empeoraba.

—. Está bien, no te voy a presionar a tomar una decisión ya, Kim tiene que estar internada varios días. Por favor, piénsalo, ¿Si? Tengo que volver al trabajo. — Extendió su mano acariciando con suavidad la mejilla derecha de Kurt, el menor solo dio un asentimiento dejando escapar un suspiro.

—. De acuerdo... Mucha suerte, amor, ten cuidado. — Pidió notando como el pelirrojo se iba colocando de pie, el ojiverde le dedicó una sonrisa que transmitía calma y fue correspondida con un gesto un poco tembloroso.

—. Lo tendré. Te amo. — Se inclinó hacia el rostro del rubio dejando un beso sobre sus labios, se encaminó por el pasillo dejando al menor a solas en la sala de espera.

Kurt había jurado por su vida que seguiría intentando salir adelante, se lo prometió a si mismo el día que dejaron de recetarle medicamentos obligatorios para iniciar sus mañanas, pero estando ahí sentado frente al rostro dañado y dormido de su hermana sentía que su promesa se desmoronaba poco a poco, le dolía tanto verla así y su sufrimiento ya se había prolongado por dos días. Axl estaba impotente, cuando llegaba a la casa estaba envuelto en llantos, al borde de un colapso que le aterraba le llevase a lesionarse de nuevo.

No podía culpar a su novio por esa preocupación, sin embargo tampoco podía fingir que todo estaba bien cuando por dentro su mundo se caía a pedazos. Dejó escapar un suspiro de cansancio mirando hacia el suelo, ¿Cómo podía ser tan malagradecido? A pesar que Axl le daba comprensión, sentía que no se lo devolvía de ninguna manera y eso le causaba conflicto.

¿Y si tengo que dejarla ir? Ya se lo había planteado la noche anterior, si ella no despertaba en dos semanas, la iban a desconectar, si su hermana se iba todo se acabaría, su vida estaría hecha un desastre... ¿O no?

Se levantó yendo hacia la ventana de la habitación, Axl y Karen iban llegando con la cena, se quedó en completo silencio abriendo la ventana y asomando su cabeza, la brisa golpeó su pálido rostro agitando los hilos dorados con rebeldía. Tomó una bocanada de aire buscando aclarar sus pensamientos, tenía nuevos amigos, una pareja estable, un mejor trabajo, un hogar, tenía miles de razones para seguir avanzando pero cada que pensaba en dejar ir a su hermana se sentía estancado.

¿Debía sanar el quebranto? Quería demostrar valor, quería demostrar que era fuerte, no podía dejarse vencer de nuevo. Decidido a que el dolor sería pasajero, a que la vida era sólo una y no podía acabar las cosas luego de haber recibido una oportunidad nuevo, sabía que era lo que tenía que hacer. Se adentró de nuevo a la habitación apartandose de la ventana, la puerta se abrió dejando ver a su nueva mejor amiga y a su pareja.

—. Cariño, ¿Sucedió algo? — La preocupación en el tono del pelirrojo hizo que reafirmara su decisión, era momento de empezar bien su nueva vida, es lo que Kimberly querría y no pensaba fallarle.

—. Voy a firmar para que se desconecte a Kim si no despierta en dos semanas.

໒❛ 𝟒 𝐌𝐎𝐑𝐀𝐍𝐓 ♡ ❫ ◗  ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora