La voz de Cobain resonó por la sala mientras paseaba sus pinceles por el lienzo en blanco con delicadeza, llevaba tres días de su descanso y el día anterior tuvo su primer visita con el psiquiatra, eran martes, jueves y viernes en los que tendría que irse junto a Axl al hospital para recibir terapia. Karen le había regalado pinturas, pinceles y lienzos para que se distrajera durante su descanso, decidió hacerle un regalo y le pidió a Axl una foto de la chica junto a su novia.
Ya casi era hora de que el pelirrojo regresara del trabajo, a pesar de ser aburrido estar encerrado todo el día, lo disfrutaba mucho, se acostaba por horas hundiendo su nariz entre las almohadas que tenían impregnado el aroma del dueño del departamento, podía usar sus camisas sin recibir quejas, incluso le había regalado dos aunque le quedaran grandes.
Pero... Odiaba eso, odiaba esa sensación de calidez que le provocaba, tenía miedo de lo que estaba empezando a sentir, sabía lo que era, no era un imbécil, pero nadie podía amar un alma rota en miles de pedazos que no podía recuperarse tan fácil, tampoco tenía las características físicas para competir frente a personas tan hermosas como lo eran Erin. Ni siquiera sabía cómo soportaba ducharlo, su apariencia física era deplorable, estaba lleno de marcas de dolor, pero nunca las tocó con disgusto.
La puerta se abrió llamando su atención, Rose se adentró llevando unas bolsas en sus manos, se quitó la mochila para poner todo sobre el sofá y se acercó a ver lo que el rubio estaba haciendo, una sonrisa no tardó en aparecer antes los hermosos trazos, su talento era tan maravilloso y al menos podía distraerse.
—. Te traje algo. — Alcanzó una de las bolsas para dársela al menor, Kurt limpió sus manos en el delantal tomando la bolsa, al abrirla se encontró con un paquete de colores de alta calidad.
—. Axl... Gracias... — No encontraba las palabras para agradecer todo lo que hacía por él, cada detalle se le hacía muy especial.
—. No hay de qué. Dijiste que los domingos vas a ver a tu hermana, ¿Verdad? — Se quitó la camisa de uniforme dejándola a un lado del sofá, sus jornadas de trabajo no eran tan largas pero si eran tediosas, lo mejor era llegar a su hogar y encontrarse con el ojizafiro merodeando por el lugar.
—. Sí, ¿Por qué? — Dejó la caja sobre la mesa de centro, intentó no voltear a ver al contrario, a pesar que todas las mañanas se despertaba minutos antes solo para verlo, tenía tatuajes en sus brazos y un cuerpo trabajado, eso era obvio igual porque antes de hacer la cena hacía ejercicio y luego se duchaba.
—. Porque iremos juntos, tu papá tendrá que empezar a hacer facturas de lo que compra. — Se fue a meter a la habitación, salió minutos después con las prendas que utilizaba para hacer ejercicio.
—. Claro... ¿Cómo te fue en el trabajo? — Tomó de vuelta su pincel cambiando de tema para no tener que discutir sobre su padre, ese hombre que había destruido parte de su estabilidad emocional.
—. Bien, en lo que cabe, ya sabes. Karen me preguntó por ti, le dije que al menos todavía no me mordías. — Bromeó empezando a calentar, el menor le volteó a ver sacándole la lengua de forma infantil.
—. Erin vino a tocar la puerta en dos veces. — Pasó varios trazos sin tener que mirar al mayor, sin embargo podía sentir su mirada sobre él.
—. No le abriste, ¿Cierto? — Tuvo la intención de hacerlo pero no, le daba miedo que la situación de la otra ocasión se volviera a repetir, tomaba sus auriculares y se concentraba en otras cosas como pintar, dibujar o leer.
—. No, no lo hice, ya van dos días que hace lo mismo. — Tomó un poco de pintura con las serdas del pincel notando que el mayor ya había empezado a hacer ejercicio con total normalidad.
—. Solo ignórala, es una obsesiva. — Al menos vio el verdadero ser de la chica antes de siquiera hacerle un comentario con doble intención, eso era una ventaja.
—. Ella... Lo que ella me dijo la otra vez... — Su mano empezó a temblar cuando recordó esa situación que desencadenó los últimos acontecimientos de su vida, apretó el pincel sintiendo sus orbes llenándose de lágrimas, «Ella tiene razón y por eso te duele.»
—. ¿Kurt? ¿Le tienes miedo? No deberías, si ella te hizo sentir mal puedes decirme. — El pelirrojo dejó de hacer abdominales para poder mirar al ojiazul, aún así no parecía sentirse seguro de si debía hablar o no.
—. Ella no me conoce, no sabe nada de mí, pero... Pero ella dijo que mejor no hubieran llamado a los paramédicos las veces anteriores... Yo no sé porque me odia, ni siquiera hemos hablado, pero para ella sería mejor que estuviera muerto... — Sorbió su nariz alejando el pincel del lienzo, limpió sus mejillas con el dorso de su mano libre.
—. Cuando estás molesto dices cosas que realmente no piensas o sientes, si yo no te hubiese ayudado, ella estaría muy arrepentida de lo que dijo, eso es una gran verdad y grabátelo en tu cabecita. — Retomó su rutina notando que el menor le había volteado a ver, había ocultado bien el temblor de sus manos.
Kurt curvó una sonrisa bastante pequeña, algo que le provocaba mucho alivio era la forma en que Rose buscaba darle calma, el pelirrojo empezaba a acostumbrarse a su compañía, a sus sonrisas tímidas y a las veces en que lograba sacarle conversación, sentía satisfacción cuando lograba hacerlo reír porque significaba que no todo estaba perdido.
—. Mañana salgo al mediodía, Izzy dijo que quiere deshacer de un par de cosas y le dije que iría a robarle unas, ¿Quieres ir? — Sabía que el chico tenía que estar cansado, hastiado y muy aburrido de estar como león enjaulado en esas paredes, salir un rato no sería una mala idea.
—. Por supuesto, ¿Podríamos pasar dejándole esta pintura a Karen?
—. Lo que tú quieras, rubio.
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quionda¿ sigo viva, espero activarme pronto, antes de entrar a clases otra vez. lqm, gracias por seguir leyendo mis delirios mentales.
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໒❛ 𝟒 𝐌𝐎𝐑𝐀𝐍𝐓 ♡ ❫ ◗ ʚ₍ᐢ 𝙠𝙪𝙧𝙩𝙖𝙭𝙡 ᐢ₎ɞ ᵕ̈
Fanfiction𝕾𝖜𝖊𝖆𝖗 𝖔𝖓 𝖒𝖞 𝖑𝖎𝖋𝖊, 𝕴 𝖆𝖑𝖜𝖆𝖞𝖘 𝖙𝖗𝖞. 𝕭𝖚𝖙 𝖎𝖓 𝖒𝖞 𝖊𝖞𝖊, 𝕴 𝖈𝖆𝖓 𝖋𝖑𝖞. 𝕾𝖎𝖌𝖍.