Noah
La lluvia es demasiado fuerte, mis párpados pesan. Estoy recostado con la espalda en una de las paredes del callejón.
Mi brazo duele horriblemente, e perdido demasiada sangre, y aun no entiende por que no me e convertido, o quizás ya este y no me e dado cuenta.
Escucho pasos acercándose y luego unas manos cálidas y suaves sobre mis mejillas.
Debo estar empezando a delirar cuando escucho mi nombre, dicho por una voz que reconozco perfectamente, pero solo debe ser parte de mi imaginación.
—¡Noah despierta!—una vez puede ser delirio, pero dos.
Abro mis ojos como puedo, y lo primero que veo son esos ojos, que miraba cada día antes de lo que paso.
—¿Samanta?—digo con un iliyo de voz.
—Si, soy yo Noah—escuchar mi nombre en su boca, es como un golpe a la realidad, que me hace dar cuenta de que no estoy delirando—Tenemos que irnos de aquí. Ahora.
Me pasa unos de sus brazos por mi cintura ayudándome a ponerme de pie. Con dificultad me sostuve lo mas que pude para que ella no tuviera que cargar con todo mi peso. No fui muy consciente de nada hasta que llegamos a la camioneta, al abrir la puerta, sobre el asiento había un cachorro Huski siberiano.
Me subió al auto con un poco de dificultad. Luego ella dio la vuelta a la camioneta y comenzó a conducir.
—¿Y esa cosa?—dije refiriéndome al perro. Mi voz era mas ronca y mas débil.
—Es Brave—dijo sin retirar la mirada de la carretera—lo adopte.
No dije nada, ya que estaba demasiado cansado. Lo que no entendía era ¿como ella sabia que no me había convertido?, ¿y por que iva conduciendo tan rápido?
Mis vista se comenzó a hacer borrosa, los ladridos del perrito—que ladrava cada que veía a un zombi— se fueron distorsionando. Mi ojos se cerraban en contra de mi voluntad.
—Noah, por favor no cierres los ojos.
Quise decirle que lo intentaba, pero empezó a costarme incluso hablar.
****
17:51pm
—mierda—mascullo Samanta, al ver que la calle estaba trancada por un poste de luz caido—tendremos que caminar.
Se bajo del auto y abrio mi puerta.
—Ven te ayudo—¿a donde planeaba ir en esta lluvia?
No dije nada, y baje—con la ayuda de samanta—una vez abajo ella llamo a Brave, quien bajo sin importarle la lluvia—le tiene demasiada lealtad—comenzamos a caminar, no se adonde pero caminábamos, la lluvia se hacia mas fuerte, y el perrito caminaba por delante nuestro, como si ya conociera el camino.
****
18:02pmSamanta empezó a ponerse notablemente nerviosa, después de mirar su reloj.
Cuando vi que a unos metros Brave, se detenía delante de una puerta en una tienda de armas supuse que ya habíamos llegado. Pero mientras dábamos unos pasos mi vista comenzó a ponerse mas borrosa, mis piernas ya no me sostenían tanto. Y entonces perdí las pocas fuerzas que me quedaban, causando que Samanta no pudiera sostener mi peso.
Samanta
Cuando no pude sostener su peso, Noah cayó al suelo. La lluvia había aumentado un poco mas.
No pude evitar pensar que quizás los soldados que vendrían a rescartarnos, ya se habrían ido.
Solo pude colocar mis manos sobre la mejillas de Noah darle un beso y abrazarlo. Sentía como mis lagrimas se mezclaban con la lluvia.
Cerre mis ojos, los volví a abrir cuando sentí una mano en mi mejilla.
—Lo que sea que hayas esperado encontrar aquí, no importa. En algún momento todo esto va a terminar—me dijo Noah.
Yo no pude evitar llorar mas fuerte.
—Solo...solo quería que todo esto acabara—dije entre sollozos—Braulio me dejo... una carta...don...donde decía que había mas gente viva, que te buscaban... y yo... yo solo...
Levante mi vista cuando vi unas luces muy fuertes reflejandonos. No podía ver mucho—por la lluvia, la oscuridad y la luz que nos apuntaba— levante mi mano para poder bloquear la luz de los faroles.
E..eran los tanques.
Mis ojos se abrieron como platos, mire a Noah que me observaba con el ceño fruncido.
Bajaron soldados de los tanques. Todos estaban armados y con trajes de ejercito, caminaron hasta quedar delante nuestro—apuntandonos con las armas—uno de ellos dio un paso adelante.
—Soy el coronel Luis Gutiérrez ¿Quienes son ustedes?—dijo con una voz muy dura.
—El es Emiliano Noah Jones Wills—dije señalando a Noah.
—¿El joven que usaron para el experimento?
—¡Si es el, necesito que lo ayuden, se esta desangrando!
—¿Como podemos estar seguros de que no nos engañas?
—¡Por que lo mordieron hace tres días y sigue sin convertirse!, ¡¿es suficiente información o necesitan mas?!
El coronel se voltio y le dijo algo al soldado de su alado. El fue corriendo hacia un tanque mucho mas grandes que los demás. Luego regreso con dos chicas—también uniformadas— que traían una camilla.
—Retirece por favor—me dijo una de las chicas.
Me aparte y ellas junto con el soldado, subieron a Noah a la camilla. Lo llevaron rápidamente al tanque—el que era mas grande—luego se acerco un soldado con un paraguas y me condujo a un tanque normal.
—Ven Brave—Brave vino y lo alce en mis brazos.
Me subí, quedando entre dos soldados. Eran cuatro tanques;uno normal iva por delante, en ese se había subido el coronel, el siguiente era el tanque mas grande—en el que llevaban a Noah—luego estaba otro tanque normal y en el ultimo iva yo.
—¿El va a estar bien?—pregunte. Nadie me respondió, hasta que una soldado que estaba en el asiento de copiloto me contesto.
—Descuida. Ellos no dejaran que se muera—era muy amable.
—Gracias.
La carretera fue eterna. Mis nervios aumentaban a cada rato, me preguntaba como estaría Noah. Pasamos carreteras y carreteras llenas de árboles. Creo que ya tenían la carretera despejada desde siempre, por que en ningún momento se detuvieron.
Estaba completamente mojada, si no hubiera sido por la calefacción, me estaría, congelando.
Se hizo de noche y seguíamos en carretera, Brave se había dormido sobre mi regazo, por el reloj que llevaba en la mano pude ver que eran las diez de la noche. Después de unos minutos mas de viaje me quede dormida.
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CAMINAR ENTRE ZOMBIS [Editando]
Teen FictionElla era alguien con una vida perfecta, con casi todo perfecto. Pero todo eso cambio el día en que alguien cometió un error. Samanta era una chica, a la cual su única preocupación era como la de cualquier otra chica de su edad. Pero de un día a otro...