Artemisa: Una Ghoul en Hogwarts (Segunda Versión)

Capítulo 60: Perdón por incomodarle, señorita Bones.

Harry Potter, pertenece a JK Rowling. Tokyo Ghōul, pertenece a Sui Ishida.

1.- Fem-Harry tiene que ser un Ghoul, eso está implícito.

2.- El harem de mínimo siete, tiene que tener a Lily, Hermione, Daphne, Padma, Susan, Kaya y Tōka si o si, decide las otras dos, e incluso puedes agregar a más chicas, siempre y cuando las seis estén.

3.- NO es un Cross, solo vamos a usar el Ghoul como criatura mágica, a Tōka, Kaya, el Kagune y nada más de Tokyo Ghoul.

4.- La criatura Ghoul tiene que ser endémica de Japón, es decir: difiere de los Ghouls que ya existen en el canon de HP.

5.- Por naturaleza los Ghouls son... agresivos, así que el Fic tiene que ser bastante oscuro y sangriento.

6.- Quiero golpes para Snape, Ronald y Draco. Aunque bueno esa regla es más específica para ti que parecer tener alguna especie de... aprecio por la mierda esa de Snape.

7.- (Lo de la relación incestuosa por supuesto está implícita también, pero por si acaso, la agrego)

8.- El Fic tiene que comenzar en el tercer, cuarto o entre esos dos años.

9.- Tiene que contener Lemons.

10.- Fem-Harry tiene que crear una empresa en el mundo mágico, para hacerlo evolucionar, yo que se una empresa de celulares mágicos (esta idea fue tomada de Godfather and Godson by Mark_Ward)

11.- Tiene que haber un altercado con el mundo Muggle, no solo como referencia a Tokyo Ghōul sino también para que se demuestre aún más esa separación entre mundos.

Corte AKA Harén: Lily Potter, Hermione Granger, Daphne Greengrass, Padma Patil, Susan Bones, Tōka Kirishima, Pansy Parkinson, Kaya Irimi, Narcisa Malfoy.

Artemisa: Una Ghoul en Hogwarts (Segunda Versión)

Encontrar dónde se ocultaban, los Gigantes que seguían a Voldemort, fue complicado, para los Magos de Choque de las Fuerzas Contra Criaturas Mágicas Especiales...

Pero no para Artemisa, quien solo tuvo que salir de incógnito de los terrenos de Hogwarts, y (literalmente), buscar olores similares al de su buen amigo Hagrid.

Y, como en suelo inglés, no solían haber muchos Gigantes (su última colonia, había sido destruida en el siglo XIV), entonces fue fácil dilucidar que estos gigantes, trabajaban para Tom Ryddle Jr.

— ¡Kagutsuchi no Ikari! (Ira del Dios del Fuego) —exclamó Artemisa, mientras dibujaba los Kanjis para: cielo, descenso y fuego. Segundos después, llamas azules descendieron del cielo, como meteoros y quemaron a los gigantes. — ¡Kagutsuchi no Ken! (Puño del Dios del Fuego) —Realizando el Kanji de fuego y de puño, literalmente creó un puño llameante y azul, que capturó a los gigantes, y los quemó, asesinándolos al completo. —Está hecho.

— ¿Qué demonios...? —preguntó alguien, parado junto a la entrada de la cueva. — ¡Avada Kedavra! —gritó, solo para que Artemisa lo esquivara.

— ¡Fūjin no Fukashin no Yōsai! (Fortaleza Impenetrable del Dios del Viento) —pronunció una voz que Artemisa ya conocía. Y al instante, el hombre fue encerrado en una cúpula de viento. —Fūjin no Ikari (Irá del Dios del Viento) —Artemisa sonrió, cuando vio a Susan cerrar sus ojos, y los cerró aún más fuertemente, al tiempo que apretaba sus puños y su cuerpo se encogía, cuando escucharon los gritos de dolor del Mortífago.

Susan comenzaría a transpirar, de no ser porque sintió el abrazo de su novia, y un minuto después, sintió sus besos en sus mejillas y cuello.

— "Gracias por salvarme, amor mío" —le susurró la pelinegra, mientras le acariciaba la mejilla derecha, con su pulgar.

—De nada, ¿Nos vamos ya? —pidió la pelirroja, quien nunca abrió los ojos.

—Retrocede... Diez pasos. Estarás bien —aseguró Artemisa, quien, sin poder evitarlo, se rio de su novia, porque ella hizo una mueca, mientras la Ghoul se reía y volvía su mirada al cadáver del Mortífago, al cual prosiguió a mascar, sin auténticos deseos de devorarle la carne, solo causar una escena horripilante, para cuando Ryddle fuera a buscar a sus Gigantes y a su Mortífago. —Listo nena, hora de volver. —Finalmente Susan abrió los ojos y suspirando, fueron hacía los Thestrals, que las habían traído hasta allí.

Dos días después, Susan fue a la Sala de Menesteres, debido a que encontró una misteriosa nota, en uno de sus libros. Curiosa, se acercó a la Sala de Menesteres, a la hora indicada e ingresó con precaución, a la sala.

Sus ojos y boca se abrieron, al encontrarse con Artemisa, vestida de rojo, maquillada y peinada. Junto a ella, la mesa puesta y un bello momento, en una cena íntima, solo para ellas dos. —Muchas gracias por esta sorpresa, Misa. Es muy considerado de tu parte.

—Es lo menos que te mereces, luego de lo del otro día —Aseguró la pelinegra.

Susan le sonrió y acarició delicadamente el cabello de la pelinegra de ojos verdes. —Y tu cabello... Lo has enrulado, te has maquillado... Estás preciosa y yo —se miró sonrojada. Le enseñó una sonrisa. — ¡Tu nota no decía nada, de una cena elegante!

—La idea era, que no te percataras de nada, cariño —dijo Artemisa, mientras se limpiaba los labios, con la servilleta, y dejaba caer el cuchillo. 

Pero fue tan obvia, que Susan hizo una mueca. — ¿Qué demonios está haciendo ahora, la loca? —lanzó un chillido, cuando sintió las frías manos de la pelinegra, entre sus piernas, y como la obligaba a separarlas. — ¡Artemisa, ¿Qué estás haciendo?! —se sonrojó cuando la sintió hacer a un lado su ropa interior, pero ni en sus más alocados sueños con la pelinegra, se hubiera ella esperado, semejante demostración de amor, por parte de su amada. Había escuchado de las otras chicas, que Artemisa priorizaba el placer de la pareja, por encima del propio, y cuan diestra era, en el sexo oral, además de las maravillas y locuras que hacía, con el Bikaku y los Rinkaku...

Pero una cosa era escucharlo (y luego masturbarse imaginándolo), y otra era sentirlo en carne propia, ¡Y vaya que era tan espectacular, como las otras lo decían!