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EL SILENCIO DE LOS PASILLOS LE PONÍA LEVEMENTE NERVIOSA A ANONG, QUIÉN SIMPLEMENTE DECIDIÓ encerrarse en una azotea con su peor miedo y que tarde o temprano debía superar

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EL SILENCIO DE LOS PASILLOS LE PONÍA LEVEMENTE NERVIOSA A ANONG, QUIÉN SIMPLEMENTE DECIDIÓ encerrarse en una azotea con su peor miedo y que tarde o temprano debía superar.

Los pasos que ambos daban eran lo que mantenía a la platinada con la cabeza sobre la tierra y la cálida mano aferrada a la suya con una dulzura inocente la hacía querer correr a llorar en los brazos de su madre —de los cuales nunca recibió el más mínimo afecto—, sin embargo, su mano estaba tan extendida y sudaba, tratando de liberar pánico.

—¿Sabes que yo...—Thyme trato de romper el silencio incómodo.

—No me interesa

—Esta bien...—se quedó callado.

Subieron las respectivas escaleras para ir a su destino, haciéndola suspirar apenas cruzaron la puerta.

—Puedes soltarme

—No quiero—se excusó.

—Voy a quebrarte el brazo si es necesario para que lo sueltes—amenazó volteando a verlo, con los ojos casi en llamas.

—Mi tolerancia al dolor es alta, adelante—sonrió cínico.

—Eres sumamente detestable

—Y tu eres una dulzura, Anong

Su cara cambió a una que provocó que Thyme le soltara casi al instante, haciéndola limpiar su sudor y caminar hasta poder sentarse en el suelo, siendo seguida por él, arrugando la nariz apenas sus pantalones caros de diseñador francés tocaron el suelo.

—Puedes irte si lo deseas—comentó, abriendo la cajita de mazapanes y echarse una mandarina a la boca.

—Dijiste que no tenías ánimos de pelear...

—Solo lo digo por tu cara de disgusto, ¿acaso nunca te haz sentado en el suelo?

—Usualmente los seres humanos nos sentamos en sillas, ya sabes, algo en el cual ni la ropa ni el trasero duelan

—A partir de hoy no necesito enciclopedias ni internet, al parecer tu tienes todos los conocimientos del mundo—aplaudió, irónica— gracias Thyme por enseñarme algo importante

—Para eso estoy, aunque realmente eres rubia, no te culpo

Y ella abrió sus ojos en grande, junto a su boca que se abría o cerraba buscando formular algo, que no salió de sus labios, a comparación de Thyme, quién simplemente reaccionaba de la misma forma que Anong como mecanismo de defensa.

—¿Acabas de llamarme tonta, Thyme?

—¿A que saben tus mazapanes?—apuntó— digo, para haber tenido que perder tiempo para comprarlos...

—Ne, regular—hizo un movimiento con su mano, notando como la cara del contrario se deformaba, colérico— es broma, están buenos.. eso te pasa por llamarme tonta y al mismo tiempo, decirme que gaste de tu tiempo, pero no te preocupes, eres Thyme—sonrió cínica llevándose un pequeño durazno a su boca para comerlo.

THE ENEMY ;; THYME [F4 Thailand]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora