Durante la dulce estación de otoño, el descaro de un joven de ojos grises y personalidad traviesa, hace que un joven con una belleza que es sinónimo de un jade, por fin pierda la cabeza por él.
|| todos los personajes pertenecen a la autora original...
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La Secta Gusu Lan, es una secta de cultivo que reside en el Receso de las Nubes y se encuentra ubicada en una alta montaña remota a las afueras de la ciudad de Gusu.
El Receso de las Nubes se convirtió en la residencia de la distinguida secta y, en algún momento, al ser conocidos por ser estrictos y fríos como el hielo, tres mil reglas fueron talladas en una roca frente a la montaña, la cual tomó el nombre de el "Muro de las Reglas".
Eso es lo que había aprendido el joven que mecía sus torneadas y delgadas piernas sobre el ancho tronco en donde se encontraba sentado, jugueteando con sus pies y con la cálida brisa que rozaba con dulzura su piel.
La apariencia del joven perteneciente de la secta Yunmeng, fue suficiente para que muchas personas lo clasificaran como un niño apuesto, incluso estaba posicionado en el cuarto lugar en la lista de los mejores caballeros cultivadores de su generación. Su cabello negro como la noche y largo como una cascada siempre estaba atado en una coleta con un delgado lazo rojo. Con sus grandes y traviesos ojos de color gris que daban la peculiar sensación de estar observando una tormenta en medio de la madrugada, con nubes grises y destellos blancos; una fascinante tempestad se podía apreciar en sus fanales. Sus labios eran delgados, pero esponjosos como una fresa madura que provocaba el deseo de morderlos para dejarlos de un exquisito color rojo.
El cuerpo del travieso joven de veinte años tenía una fisionomía delgada pero definida, al igual que su rostro, que tenía lineamientos delicados como el lienzo de un artista.
Sus ropas de color negro y rojo creaban ondas como una ola del mar con el silbido del viento de otoño, acompañadas con el trazo en la comisura de sus labios de su peculiar sonrisa que iluminaba el Receso de las nubes. Parecía ser la imagen de un precioso celestial encima de aquel alto y frondoso árbol en el que se encontraba sentado, observando todo con detenimiento.
—A-Xian, baja de ahí.
Una dulce voz llego a sus oídos, su juvenil mirada griseada se movió hacia abajo, encontrándose con la figura de su hermana mayor de la familia de los líderes de la secta Yunmeng, moviendo su delicada mano derecha hacia abajo, indicándolo que bajara a su lado. El cabello de su hermana mayor se encontraba suelto sobre su espalda, moviéndose con ligereza por el viento de aquel día de otoño. Le dedico otra sonrisa y el joven cultivador asintió, salto de manera despreocupada del alto árbol al que había decidió trepar en aquella tarde y cayó con agilidad sobre el césped de color verde.
—Shiji, pensé que estabas con Jiang Cheng.
—Se encuentra en clase, así que decidí venir a buscarte.
Su hermana mayor puso un brazo sobre el suyo, comenzando a caminar sobre el corto césped que se hundía con sus pisadas. El canto de las aves fluía al ritmo de su animada platica mientras se seguían adentrando a la residencia Gusu Lan, el atractivo joven miró a su acompañante mientras esta seguía hablando y riendo con inocencia sobre sus aventuras en el muelle de loto cuando los tres hermanos eran unos pequeños niños de diez años.
