Alessia
Entró a su habitación y cerró la puerta tras de sí. Con la mirada perdida hacia la amplia ventana que mostraba un bello manto oscuro con lunares brillantes, su cabeza se llenaba de preguntas, dudas, incertidumbre, mientras que su cuerpo era abatido. Se deslizó por la puerta hasta sentarse en el suelo con las rodillas al pecho. «Esto debe ser una mentira —se decía ocultando su rostro entre las rodillas y reposando sus manos sobre su cabeza—, debo estar soñando... Entonces, ¿toda mi vida ha sido una mentira, la mía y la de Emi? —Se frotó los ojos, de los cuales brotaron unas pocas lágrimas—. No, es que no puede ser cierto».
Debido al impetuoso silencio de su habitación, se escuchaban proveniente de las calles los diferentes tonos de cláxones. Levantó la mirada ligeramente y la volteó, inconscientemente, hacia su mesa de noche, allí estaba, al lado de su móvil, una hermosa foto de Catherine, Emily y ella, juntas en un parque de diversiones que le atrajo sin saber el porqué. Se levantó tambaleando y se acercó a ella, lo tomó por el marco y se le veían felices. Recordaba con claridad ese día, era bastante pequeña, al igual que su hermana, habría sido hace unos seis años, pero lo recordaba como si fuese ayer.
—Digan, ¡queso! —dijo el hombre detrás de la cámara.
—¡Queso! —Dijeron al unísono con unas sonrisas de oreja a oreja y abrazadas. Catherine detrás de ellas abrazando a ambas, en ese entonces Emily ya sabía caminar con las regordetas piernas que tenía y Alessia tenía cerca de diez años.
—¿A qué juego les gustaría subirse ahora? —Les preguntó la madre cuando ya tenía la foto entre sus dedos.
Aquel día hacía bastante calor, Alex llevaba una camiseta de tirantes turquesa, unos shorts opacos y unas zapatillas, su cabello estaba tomado por una trenza larga que llegaba a la mitad de su espalda. Miró a su alrededor buscando la siguiente atracción a la cual subirse, había un carrusel y, mientras giraba, alcanzó a divisar un gato negro y gigante. «Mamá, vayamos al carrusel, por favor», le había dicho la pequeña, ella lo observó y con Emily en sus brazos, le dijo que se fuese a hacer la fila y que después la alcanzaba. La muchacha emocionada, con una sonrisa más brillante que el sol, corrió hacia el último lugar para subirse a aquel gato negro.
No avanzaba muy rápido, es más, presentía que no se movía para nada. Se distrajo mirando a sus alrededores y, un poco más lejos, vio un gran estanque rodeado de árboles. Había quedado boquiabierta, le parecía hermoso aquella esencia de naturaleza pura, quería ir allá también, pero no quería perder su lugar en la fila. Delante de ella, había una anciana que acompañaba a un niño un poco más grande que ella, era de cabello dorado y sus ojos eran unas dulces esmeraldas bien posicionados, cuando Alessia llamó la atención de la anciana y ambos se giraron, se avergonzó un poco, especialmente porque el muchacho le parecía lindo, así que con las mejillas sonrojadas y desviando un poco los ojos, le preguntó a la señora si podía guardar su lugar, ella con un gentil semblante le dijo que claro que podía. La pequeña Alessia se lo agradeció y se salió de la fila corriendo hacia aquel estanque que, por alguna razón, estaba vacío, nadie estaba cerca y las personas tampoco se acercaban, era como si solamente ella pudiese verlo. Caminó por los bordes y veía con asombro las cristalinas aguas y el color que tenía debido al sol que caía en el centro, se agachó para tocar el agua y sintió una sosegada calidez, escuchó el croar de un sapo, así que levantó la vista hacia donde creyó que provenía el ruido y se encontró con algo que la hizo caerse sobre su espalda. Era una criatura verde, de ojos grande y su apariencia se asemejaba a la de un sapo, pero más espeluznante. Intentando alejarse de él, la criatura enrolló su tubillo con su babosa y elástica lengua, arrastrándola hacia él para devorarla. Debido al gran miedo que recorría su cuerpo, se desmayó. Gracias a su suerte, Catherine llegó con Emily en el momento perfecto y, con un sencillo hechizo, ahuyentó a la mucosa criatura que intentaba comerse a su pequeña.
ESTÁS LEYENDO
Alessia Valtoryen y las Criptas Malditas
FantasiEn un mundo donde la magia existe junto a criaturas fantásticas y seres no-humanos, donde quienes son capaces de practicar la magia deben aprender de ella y usarla correctamente. En Wildem yace la Escuela de Magia y Hechicería Evanore, de la cual ha...