Dᴇʟᴛᴀ || Vɪʀɢᴀᴛᴏ

13 - Sólo falta qué tú gustes de mi

Joel veía el cielo nublado por la ventana del dormitorio.

Las nubes, de un gris oscuro, anunciaban que pronto estallarían.

Eran nubes de nieve, Joel lo sabía.

Una sonrisa se grabó en sus labios, él amaba la nieve.

Christopher vió al omega sonreír junto a la ventana, y no pudo evitar hacerlo también.

Su corazón se encogió un poco al pensar que le quedaban pocos días para estar junto a Joel.

Como si lo hubiera sentido, Joel bajó la vista para mirar su pecho con el ceño fruncido, luego la volvió a alzar para encontrar a Christopher, quién estaba bastante sorprendido por eso.

—¿Qué pasa, Chris?

Christopher no dijo nada unos segundos, hasta negar con la cabeza.

— Nada, nada...

Christopher fue hacia su cama, sentándose en esta le dolían bastante los músculos y algo la cabeza, pensó que debía ser por toda la tensión de ese día. Entre las noticias, Joel y su celo, se sentía bastante estresado.

Miró a Joel de nuevo, y sintió los párpados pesados.

El sábado era (junto al domingo), los únicos días que no hacía nada más que trabajar su turno en el supermercado, casi siempre los usaba para descansar o hacer tarea de la universidad, pero ese sábado parecía más especial, ya que era el último día que tendría a Joel acompañándolo, y quería pasar el día junto a él y conocerlo un poco, ya que, por más que sus lobos se quisieran y ya estuvieran a gusto entre ellos, ellos mismos, como personas, eran prácticamente desconocidos.

Un bostezo hizo que mirara la almohada con deseo.

— Joel— lo llamó, captando la atención del chico al instante—, voy a dormir un rato, despiértame si necesitas algo.

Joel asintió, Christopher se quitó algo de ropa para quedar sólo con boxers y la remera, dándole la espalda a todo, mirando a la pared para que no le llegara tanta luz, intentó concentrarse en el olor de Joel de las sábanas para tranquilizarse y dormir más rápido.

A punto de caer dormido, escuchó pasos, sintió las sábanas levantarse un momento y el peso sobre esta a sus espaldas.

Se volteó instantáneamente, recibiendo a Joel, quién se acurrucó en su pecho.

Las manos de Christopher rodearon la cintura de Joel instantáneamente, y sin querer, pasaron por debajo de la remera del omega, acariciando su piel en círculos lentos y tranquilos, mientras el omega hundía el rostro en el pecho del rubio.

Christopher pudo escuchar cómo la respiración de Joel se hace un poco más rápida y errante, llegando a creer escuchar jadeos, cada vez un poco más fuertes, y acallados por el omega, mordiéndose el labio.

El mayor recordó cómo la piel de los omegas de hacía mucho más sensible en su celo, haciendo que un simple tacto como ese pudiera llegar a ser exitante.

Christopher detuvo sus manos enseguida al pensar en eso, con los ojos abiertos de más por un leve susto, sintiendo que había hecho algo malo.

Fue cuando Joel, alzó su rostro ruborizado y con una sonrisa hacia el de Christopher, estaba tan cerca que el aire que expulsó al hablar golpeó sus labios.

— Sigue, por favor— pidió, su voz era más suave y dulce.

"¿Voz de omega?" pensó Christopher, nunca había escuchado una, aunque sabía de algunos omegas que la tenían, eran muy pocos.