28 - Melancolía

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Alan regreso a la casa de Zabdiel el rubio lo había llamado para que fuera, y esperaba que fuera importante, porque había tenido que dejar a su hermano para lo que sea que el chico quería.

— El joven Zabdiel salió un momento— le dijo el mayordomo cuando entro a l casa.

Alan rodo los ojos con fastidio, ahora aquel niño lo hacía esperar.

— ¿Desea esperarlo en la sala? — ofreció el hombre.

— Si no tengo otra opción…— mascullo.
Camino por si mismo hasta la sala de estar, con intención de sentarse en el que se había convertido en su sillón favorito, individual pero amplio, y con una agradable vista al patio trasero.

Pero alzo las cejas cuando noto una cabellera pelinegra sobre el respaldo.

Alzo las cejas, ofendido, rodeo el sillón para ver el rostro de un chico joven y rasgos atractivos, que alzo su mirada de ojos verdes de su celular hacia el rostro de Alan.

El pelinegro hizo una mueca con los labios al sentir el olor de aquel pelicafé.

— ¿Pasa algo? — pregunto el pelinegro, en tono normal, casi desafiante.

Alan chasqueo su lengua, más que ofendido.

— ¿Cómo te llamas, niño?

— Soy Erick Colon— respondió con desinterés—, ¿debería conocerte?

— En realidad no— dijo—, pero ya que estamos— se llevo una mano al pecho—, Alan Matheus.

— Oh, si, el que dio el discurso motivador con Zabdiel hace unos días.

— El mismo.

Erick asintió una vez, y volvió a mirar su celular.
Alan permaneció de pie unos segundos, al notar que el otro no tenía intención de levantarse, suspiro, sentándose en el sillón más amplio, acomodando los pies sobre el mismo.

Entre el rubio que lo había llamado para luego irse, y aquel pelinegro en su lugar favorito, ya había logrado ponerlo de mal humor.

Pasaron mas de diez minutos hasta que Zabdiel llego, pero apenas un minuto antes de que el auto entrara a la propiedad, el chico pelinegro se levantó y salió a la sala, ganándose una mirada extraña por parte de Alan.

Cuando el rubio apareció en el umbral noto el humor del pelicafé al haberlo hecho esperar, y trago duro.

— ¿Qué quieres?

Zabdiel se apresuro a sentarse cerca de él, recordándole lo que le había dicho de comentar el estado del omega y el de su hermano, con lo que Alan parecido relajarse un poco.

Ambos coincidían con la fiebre, el cuerpo frio, dolor muscular, y un estado somnoliento, letárgico, constante.

Y el fuerte olor a tristeza, que hacia sentir bastante mal a los demás.

Aunque parecía que Joel estaba mas afectado, porque no tenia apetito, y pasaba todo el día en la cama, caminando poco y con dificultad, a diferencia de Christopher, que parecía más activo.

Alan hizo una mueca al escuchar que el omega estaba tan mal, y por un momento se sintió agradecido por el estado de Christopher.

Zabdiel le comento que un medico estaba revisando al omega, con lo que Alan finalizo que había dejado a Christopher a cargo de unos raritos. Antes de seguir hablando, el mayordomo de Zabdiel aviso que el doctor debía hablar con él acerca de Joel.

Y de nuevo, Alan fue dejado solo en la sala, aunque al cabo de un minuto, el chico pelinegro volvió a aparecer, sentándose de nuevo donde estaba antes, mirando su celular al caminar.

Dᴇʟᴛᴀ || VɪʀɢᴀᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora