25 - Todavía Respira

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Su celular vibró, sacándolo se su bolsillo con tranquilidad, alzó las cejas y se apresuró a atender al ver el nombre en la pantalla.

- Erick - murmuró, mirando hacia el asiento delantero, hacia su chófer, deseando estar solo-. Creí que no me llamarías.

- No iba a hacerlo.

La voz grave del chico lo hizo suspirar un poco.

- Pero... Aquí tu omega se desmayó.

Zabdiel frunció el ceño, ladeó la cabeza, y tardó unos segundos en hablar.

- ¿Cómo?

- Joel Dylan- el beta intentaba sonar despreocupado, pero Zabdiel pudo notar el nerviosismo en su voz-, perdió en conocimiento, ahora lo acosté en tu cama, era lo más cercano, no lo iba a tener el brazos todo el día hasta que regresaras...

Zabdiel golpeó el asiento del conductor, haciendo que el chófer lo mirara por el espejo.

- Regresemos a casa, rápido- ordenó, el hombre sólo asintió, girando en la próxima esquina.

Zabdiel volvió a colocar el celular sobre su oreja.

- ¿Pero está bien?

Escuchó un silencio y luego al pelinegro suspirar, en ese tono de "no me gusta que te importe" que hablaba desde hacía bastante.

- Se ve muy enfermo, Zab- murmuró por el teléfono-. No tiene color y está frío, aunque su frente está muy caliente... Creí que ibas a cuidar mejor a tu omega.

- Deja de decir eso, no es mí omega, y no lo será nunca, idiota- Zabdiel intentaba controlar su enojo, aunque no le resultó muy bien-. Me preocupo por su estado, pero eso no significa nada, ¿Cuántas veces te lo tengo que decir?

Escuchó el silencio del otro lado de la línea, cosa que lo inquietó, y lo hizo dudar si había usado su voz de alfa sin querer y eso había incomodado mucho a Erick, el chico era tan sensible como un omega en ocasiones.

- Lo cubrí un poco con las sábanas- escuchó su voz luego de unos segundos, su tono estaba totalmente normal.

Zabdiel soltó el aire que había retenido.

- Sigue respirando, tranquilo- continuó el pelinegro-, por ahora.

- ¡Erick!

Escuchó su risa, Zabdiel se frotó el rostro, aunque sonrió un poco, hacía bastante que el chico no bromeaba.

- Ya, no lo mataré- dijo Erick, como para "tranquilizarlo"-, ¿Ya estás en camino?

Zabdiel separó el celular de su rostro para pedirle al conductor que acelerara.

- Llego en dos minutos- dijo el rubio-, o menos.

- Bien, adiós.

- A-... Espera, Er, ¿Qué hacías en mi casa?

El pitido de la llamada finalizada lo hizo maldecir por dentro.

No llegó a guardar su teléfono que una nueva llamada lo hizo detenerse, viendo el nombre de Alan.

- ¿Buenas? - preguntó, sin saber muy bien el porqué de la llamada, ya que desde que el pelicafé se había marchado no habían estado en contacto.

- Hola,  Zabdiel- su tono de voz parecía el de alguien estresado.

- ¿Pasó algo? - preguntó con algo de miedo.

- Pude encontar a Christopher- dijo.

- Me alegro mucho por la noticia- dijo Zabdiel con una sonrisa, aunque le costó un poco al ver su mansión a unos metros- ¿Cómo está?

Dᴇʟᴛᴀ || VɪʀɢᴀᴛᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora