La Nueva Visión

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Habitación de Mirabel

Al mismo tiempo

Encerrada en su habitación, Mirabel ahora comprendía cada vez más el enojo de Bruno. ¡Si ella solo había estado tratando de salvar el milagro! Y su abuela (y el resto de su familia al no enfrentarla) se lo pagaba encerrándola en su cuarto para que no interfiera y no rompiera nada. Se abrazó a sí misma y apretó los ojos.

-Ugh... ¡esto es tan injusto!- siseó Mirabel en voz baja, apoyando su espalda en la puerta. No podía creer que su "malvado" tío la hubiera tratado mejor que su abuela.

"No puede ser, no me pudieron haber encerrado en serio, ¿verdad?", pensó ella.

Se giró hacia la puerta y su mano se posó tentativamente en el pomo, dudando unos segundos antes de tratar de girarlo. Nada, la habían encerrado de verdad. No quería llorar, pero sus sentimientos comenzaron a volverse abrumadores, sintió sus ojos humedecerse de frustración.

"Bruno tenía razón"; pensó Mirabel apretando los ojos para no llorar "no me aprecian porque no tengo un don y no les sirvo para nada. Nunca voy a ser lo suficientemente buena a los ojos de la abuela, solo porque el milagro decidió no darme un don".

Sin pensarlo golpeó la puerta con su puño con todas sus fuerzas, ganándose solamente una mano enrojecida. Frustrada al no poder hacer nada para salvar al milagro, nada para ayudar y que tendría que contentarse con esperar encerrada en su habitación, Mirabel se deslizó hacia el suelo, abrazando sus rodillas tan pronto como se sentó.

Una voz se escuchó del otro lado de la puerta.

-Mira, estoy segura de que tu abuela lo hace por tu bien, para que la gente del pueblo no te ataque otra vez- dijo Julieta.

"Por mi bien", repitió la chica mentalmente "como si la abuela considerara eso".

-Sí, claro- dijo Mirabel con voz quebrada.

-Tu abuela se preocupó mucho cuando dijiste que te habían atacado... y cuando mencionaste a María- dijo su madre.

Eso le recordó a Mirabel la extraña reacción de su familia cuando había mencionado a esa mujer: su expresión cuando la escuchó decir el nombre de Bruno, su consejo de no decir nada al respecto de él y la reacción de su abuela y de su madre al escuchar que estuvo con ella.

-María no fue más que amable conmigo, e incluso me defendió cuando comenzaron a atacarme por culpa de la chismosa de la señora Guzmán. ¿Cuál es su problema con ella?- preguntó Mirabel.

Escuchó un suspiro de Julieta.

-Hace como unos veinte años, Bruno conoció a María y comenzó a salir con ella- dijo Julieta en voz baja, que Mirabel apenas podía escuchar. La muchacha presionó el oído contra la puerta para escucharla- pasaban tanto tiempo juntos que él comenzó a descuidar su trabajo y la abuela lo notó. Cuando los confrontó, María defendió a Bruno y le dijo que podía negarse a usar su don si lo deseaba, decía que las visiones estaban teniendo consecuencias en su salud. Fue la primera vez que Bruno se atrevió a pelear con mamá, algo de lo que ella culpó a María. Eso hizo que tu abuela se diera cuenta de que María podía ser peligrosa para el milagro-

-¿Por qué sería peligrosa?- dijo Mirabel frunciendo el entrecejo, cada vez más molesta- si solo quería que tío Bruno estuviera bien-

Julieta hizo una pausa, como si el hecho que lo llamara "tío Bruno" la sorprendiera.

-Eso creímos, que solo se estaba preocupando por él- dijo Julieta- pero después tu abuela la encontró besando a otro hombre, así que insistió en que Bruno rompiera con ella. Bruno se resistió por poco más de un año antes de por fin hacerle caso y dejó de verla. Para que no se arrepintiera, mamá habló con los padres de María y ayudó a arreglar su matrimonio con ese otro hombre-

La maldición de la familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora