Buscando respuestas

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Torre de Bruno

Más tarde

Tan pronto como regresó a casita, Mirabel comenzó a formular su plan para entrar a la vieja habitación de Bruno. Antonio y sus animales habían estado buscándola y la muchacha tuvo dificultades para sacudírselo. No que no le gustara pasar tiempo con él, pero en esos momentos tenía prisa y si quería salvar el milagro, su primito tendría que esperar.

Otro que parecía estar siguiéndola era Camilo, quien al parecer no había cesado en sus intentos por averiguar que era lo que estaba planeando. Si le decía lo que realmente planeaba hacer, Camilo seguramente trataría de impedírselo.

Por fin logró sacudirse a Camilo y sus preguntas, se escondió junto a la escalera y cuando la abuela pasó caminando distraída en su conversación con Isabela, Mirabel subió las escaleras hacia la torre de Bruno. Con cuidado empujó la puerta y la cerró detrás de sí, no quería que Camilo la siguiera ni que la abuela se enterara de que alguien había entrado a la habitación prohibida.

Lo primero que la muchacha vio cuando entró fue lo que parecía una cascada de arena tras la forma de un reloj de arena.

-Casita, ¿puedes apagar la arena?- pidió Mirabel, pero no obtuvo otra respuesta más que un chillido. Al ver hacia el suelo no pudo evitar gritar de horror: había una rata a sus pies.

-AAAAAAAAH- gritó antes de cubrirse la boca con las manos. Apenas acababa de entrar y ya se iba a descubrir con la abuela con sus gritos.

"Ugh, Bruno envió a las ratas a seguirme"; pensó mordiéndose el labio, pero recordaba muy bien que su tío no podía entrar en casita. Respiró hondo para sentirse valiente y se plantó delante de la rata con una expresión decidida.

-¡No, no voy a llevarle la vela a Bruno, así que deja de seguirme!- dijo Mirabel a la rata, quien solo la miró sin moverse- vete, shuuuu...-

Al ver que la rata no se movía y se limitaba a seguirla con la mirada, la chica decidió ignorarla y se volvió a la cascada de arena con una sonrisa decidida. Dio un paso adelante pensando en pasar al otro lado de la cascada, pero no se esperaba la caída por la ladera de arena. Rodó colina abajo y después de dar varias vueltas por fin se detuvo.

-Argggg...- gruñó Mirabel mientras que escupía toda la arena que había entrado a su boca y quitándose las gafas para sacarles la arena que había quedado entre los cristales y sus ojos- voy a escupir arena hasta que cumpla cuarenta después de esto...-

Después de levantarse y sacudirse, la chica siguió caminando a paso decidido hacia el interior de la habitación hasta toparse con una gran pared de piedra. Cuando Mirabel miró hacia arriba y se dio cuenta de que estaba en el fondo de lo que parecía un cañón, pero había escaleras que subían hacia la parte alta del mismo, donde había lo que parecía ser una una entrada.

-Woaaa...- dijo ella al ver la enorme escalera, preparándose mentalmente para subir todas esas escaleras- allá arriba debe estar lo que busco-

Mirabel se dispuso a subir cuando sintió un súbito movimiento a su lado y casi dio un brinco de miedo al ver que había dos ratas sobre una roca junto al inicio de la escalera, mirándola con atención con esos ojos brillantes.

-¿Ustedes otra vez?- les dijo alzando la voz, ya molesta- ¡ya les dije vayan con Bruno y le digan que puede irse a la...!-

CRAC

Mirabel dio un respingo y miró hacia el techo. Parecía que se acababa de formar otra grieta en en techo de esa habitación abandonada. Las ratas también se encogieron, llenas de preocupación. Tenía que apresurarse, ya tendría tiempo de pelear con las ratas de Bruno cuando estuviera a salvo, fuera de esa habitación.

La maldición de la familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora