Crush On U〃Ricardo Alcaraz ✓

Capítulo Díez.

—Llevas dos días así, ya dile algo.

—No sé cómo, no lo sé —Dije cohibida.

—Iris, él no es como... ya sabes.

—Sí, se que él ni está cerca de ser así, pero ¿y sí arruino todo? Tal vez no soy lo que él quiere.

—Claro que lo eres, por algo está interesado en ti y no vas a arruinar nada, porque desde un principio no lo hiciste —Sujetó mis hombros.

—Josué, no quiero que esto termine mal.

—Pues, entonces no pienses en que lo hará, nada saldrá mal, hermanita. Tú no tienes nada de malo.

Dejé tu mensaje esperando en mi bandeja por dos días, seguía pensando y dándole vueltas a las cosas, quería estar completamente segura de lo que hacía.

A veces, ni yo misma me lograba enterder, porque desde siempre sabía que quería estar contigo, pero el hecho de no ser nada formal me mantenía tranquila, por así decirlo. Por otro lado, me daba miedo que supieran lo que teníamos y ahora tú querías algo formal y estaba totalmente bien, sólo que yo no había tenido buenos resultados con mi última relación formal.

Dejé que él miedo me invadiera, todo pensamiendo era sobre eso. Creé mil y un escenarios en donde todo siempre terminaba mal, siempre mal. Tal vez no sería así, lo más posible era que no, pero no me dejaba creer eso.

•••

—¡Haces todo mal!, estás estúpida ¿o qué? ¿No puedes comportarte ni una sola vez?

—¿Comportarme? Yo no fui quién gritó estupidezes a media cena.

—¿Que dijiste, Iris? —Su voz se hizo profunda.

—Yo... —Dejó un golpe en mi cara.

—No me vuelvas a hablar así, ¿entendiste? Tú tuviste la culpa de todo y punto —Sin decir algo más se encerró en su habitación.

Carlos me había presentado a sus padres esa noche, él prácticamente los odiaba, pero le enorgullecía tener a alguien que realmente lo amara y lo hiciera sentir especial, así que después de casi tres años de relación decidió presentarme a sus papás en una cena que terminó más que peor. Pues le gritó cosas horribles a sus padres y yo solo intenté calmar la situación, cosa que el interpretó como arruinar la cena. Después me convencí de que lo había hecho.

—Sí tan sólo me hubiera callado...

Esa noche no me quedé en su casa, básicamente vivíamos juntos o él me tenía ahí a la fuerza.

Llegué a la puerta de la casa de mis padres y toqué.

—Mi amor, ¿estás bien? ¿Carlos te hizo esto? —Mi mamá acarició mi rostro.

—Sí y no sé que hacer, lo quiero pero no deja de lastimarme —Dejé salir todas la lágrimas que tenía.

Mi madre me abrazó y pude sentir todo su amor y apoyo. Ella sabía que mi relación con Carlos era horrible y trataba de hacerme entrar en razón cada que era posible, yo sólo tomaba sus sermones a la ligera y no les daba importancia porque creía que no quería que fuera feliz. No podía estar más equivocada.

—Entra, hay que desinfectar tu herida.

Me quedé en casa de mis padres por varios días, no quería regresar en ese momento con él.
No fui a la escuela en ese lapso de tiempo, aún me sentía muy mal.

—Iris, acompáñame a la tienda ¿no? Vamos por leche.

—¿No ves cómo está, Josué? —Mi mamá le dijo a mi hermano.

—No pasa nada, quiero ir.

—Está bien... pero no tarden mucho.

Salimos casi corriendo, mi mamá era muy asustadisa y no le gustaba que tardaramos mucho al salir, apesar de que nosotros ya teníamos 18 y 20 años respectivamente.

Al volver a casa, Carlos estaba doblando la esquina para entrar a mi fraccionamiento, lo ví y me dí la vuelta, pero él se percató de mí y corrió hacia donde estábamos.

—Por favor, no te vayas, necesito hablar contigo.

Pensé unos segundos y hablé.

—Josué ¿podrías dejarnos sólos unos minutos?

—Claro que no, no te dejaré con él —Mi hermano cruzó sus brazos.

—Será rápido, vete unos minutos.

—Me quedaré a unos metros, ¿okay?

Carlos se acercó a mí y me abrazó, comenzó a llorar y a disculparse por lo que había hecho, me dijo que todo estaría bien y las cosas se arreglarían, me dió un beso y no pude evitar caer, era tan débil cuando se comportaba así conmigo.

Lo miré a los ojos y me convencí de que su disculpa había sido geniuna. Por un momento olvidé todo lo malo que me hacía y me dejé llevar por sus palabras bonitas. Fue muy difícil para mí no sucumbir ante esa dulzura que destilaba, que sabía que era momentánea, pero me negué.

—Te amo, Iris.

Llegamos a casa, pero no le conté a mis padres lo que había pasado.

•••

—Okay, no te quiero presionar y no lo voy a hacer, pero lo que sí voy a hacer es decirte que pienses bien las cosas y que dejes de buscarte errores, porque no hay ninguno en ti. Sí tienes miedo, díselo, no lo guardes. Si el realmente te quiere lo entenderá, pero ya deja de culparte por lo que no ha pasado.

—Está bien, le diré. Pero mañana, quiero decírselo en persona y ya es tarde.

—Lo que sea mejor para ti, hermanita —Revolvió mi cabello y dejó un beso en mi frente.

"Hablamos mañana, en persona"

"Sí, está bien"

Fue lo único que te escribí.

Al día siguiente, salí de mi casa rumbo a la escuela, decidida a hablar contigo y aclarar todo. ¿Tenía miedo? sí, pero no quería deternerme por eso.

Te vi platicando con Vicky y unos amigos más, iba camino hacia ustedes hasta que te despediste de ellos y viniste hacia mí.

—Iris, ¿pasó algo? ¿estás bi...

—Sí quiero estar contigo, Ricardo.