Ella se fue de un plomazo, era muy claro en su mente, Diana jamás estuvo interesada en ella, la engañó y le hizo creer que podía amarla, aquellos sentimientos pudieron haber sido reales, ahora muere por dentro, creía que, por su imprudencia, voló muy cerca del sol y cayó al vacío de forma tan indiferente. Ahora, como si se tratase de un capricho divino, cae débil e indefensa a las fosas del olvido y el dolor. No fue a su habitación, siguió corriendo sin importar nada, era un mar de lagrimas; todo se derrumbó y ni siquiera comenzó algo formal, le recordó a cuando Diana, la más prestigiosa y hermosa de todas las chicas se retiraba de Luna Nova por cuestiones personales. Fue la primera vez que, de forma muy sutil "despertó", detonó un cúmulo de emociones desconocidas, así que, arriesgándose, fue a buscarla para evitar su partida ya que, ¿qué haría sin su "rival" cerca? ¿Qué sentido tendría el de competir cada día para superarla? Perdería todo sentido. Un ciclo de tristeza estaba por comenzar, sangraba para alimentar a aquel sol que la iluminaba, las lagrimas no serían suficientes, ese hermoso líquido rojo la podría satisfacerle, volvería a nacer, iluminaría y traería el calor de nuevo a su vida. Por ahora ese abismo lo veía lejano, más de lo que podía imaginar.
Había terminado en el jardín principal, estaba cansada, herida y sangrante, quería desaparecer de una vez, había perdido su motivación; se preguntaba que sería de ellas de ahora en adelante, no podría olvidar su ardiente figura, el delicioso aroma de su cabello, un rostro tan hermoso que era difícil olvidar. «No es justo. Eres una tramposa Diana, me atrapas con tu belleza y después me deshechas como si nada». La más cruel de las mentiras, agonizaba y temblaba de frío; miró hacia arriba tratando de buscar alguna respuesta, quería pedirle a cualquier Dios que le dijera lo contrario, que solo fue su imaginación que, ante el pesimismo y la inexperiencia le arrebataron un zafiro precioso. Tanta soledad se acumulaba en esos tortuosos segundos, su cuerpo temblaba, su corazón parecía hacerse pequeño. Llevaba ahí más de una hora, estaba de rodillas, se tomaba con fuerza sus hombros para calmar la angustia; podía entender un poco más lo que era la soledad, y era muy fría. «Alguien, por favor... Ayúdeme». Esa plegaria pareció ser escuchada, detrás de ella, estaba Amanda O'Neill, se acercaba lentamente, compartía la agonía pese a no entender lo que ocurría. La abrigó con sus brazos, diciéndole que todo estaría bien; Akko deseaba que fuera Diana que se había arrepentido y había salido a buscarla, pero entonces recordó que ni siquiera ella fue tras ella, ¿cómo diablos iba a darle una chance a alguien que ni siquiera parece tener interés en ella?
—¿Por qué solo me ocurre esto a mi? -dijo entre sollozos, mirando al pasto de forma tan indiferente.
—Ya, tranquila mi devoradora de tartas. Lo que sea que haya ocurrido, te juro que ya pasó -eran tan sinceras las palabras de Amanda, que lograron componer un poco a Akko. Se giró un poco y pudo ver a Amanda.
—¿Cómo sabias que estaba aquí?
—Pues, digamos que no eres muy silenciosa que digamos. Fue difícil encontrarte después, ¿sabes? Me tuviste dando vueltas por toda Luna Nova, tonta..., pero ahora estoy aquí contigo.
—¿Y dónde están las demás chicas?
Amanda cambió su sonriente rostro a uno de angustia, no quería decirle que no quisieron venir porque creían que solo era un capricho suyo, pero no quería qu su amiga viviera en la mentira. Amanda podía ser una cabrona, pero jamás dejaría que sus amigas sufrieran.
—... -soltó un largo suspiro- No quisieron venir, creyeron que se trataba de un berrinche tuyo y que necesitabas espacio.
—Ya veo, así que era eso. Tengo una suerte maldita.
—¿Por qué lo dices?
—Diana me hizo creer que me quería, me atrajo a una trampa para romper mi corazón en mil pedazos; y ahora, mis más grandes amigas ni siquiera parece que se preocupen por mi... -volvió a quebrar en llanto y se hundió en el pecho de Amanda.
Amanda quería llorar también, era la primera vez que sentía tanta empatía por Akko, aquella vez cuando fue Diana a buscarla, se sintió tan aliviada el saber y ver que Akko estaba bien, verla sonreír de nuevo le fue gratificante, la chica imprudente estaba de vuelta para ese entonces. Las tornas habían cambiado nuevamente, estaba de nuevo esa Akko vulnerable que requería de alguien a quien abrazar, después de todo, era una chica sensible.
—No digas eso Akko, todas te queremos mucho, puedes ser fastidiosa a veces, pero ¡ey!, tus locuras nos hace pasar un buen rato. Eres una gran chica, no dejes que estos malos momentos te aten de manos. Cuando quieras llorar puedes hacerlo en mis brazos.
Akko la miró por un momento, la sonrisa de Amanda era gentil y cálida, le era como ver a su querida madre, siempre preocupada por ella, sin importar las circunstancias o los medios, ella siempre estaría para ella, cada vez que la necesite. Una suerte de filosofía griega, su amistad parecía ser pura y la única verdadera, ese hombre de peculiar barba parecía hacer acto de presencia y lo hacia a través de Amanda.
—Ya, ya. Tranquila Akko. Todo estará bien, no dejes que el rechazo de Diana te quite tu gran corazón. Es como tu lo habías dicho: "creer es nuestra magia".
—Q-que forma de usar mis palabras -Akko sonaba más animada, se apartó un poco y entonces dejó de estar encorvada-. Pero tienes razón, tal vez no lo consiga en este año superarlo, pero daré mi mayor esfuerzo.
—¡Así se habla carajo! Esa es la Akko que quería ver -Amanda le hizo un cariñito y se levantó, extendiendo su mano a Akko-. Bueno, es mejor volver, no queremos tener castigos, ¿o sí?
—Por supuesto que no -le tomó la mano y se logró levantar-. Amanda, gracias.
—No es nada, siempre puedes contar con esta chica de pelos naranja jajaja.
Por unos momentos, Akko volvía a ser la misma de antes, y ahora su mayor preocupación era la futura convivencia con Diana. No sería fácil el proceso de olvidarla, más porque pasaba mucho tiempo con ella, no quería romper el vinculo a pesar de todo, ¿que tal si solo fue un malentendido? Era como correr a ciegas, la decisión era tan complicada que necesitaría ayuda, Amanda sería una buena consejera, si es quisiera llamarla así, su actitud rebelde lo vuelve dudoso; está también Lotte y Sucy. Lotte aceptaría sin dudarlo, sería completado con Sucy, pues aceptaría de mala gana y sus comentario sarcásticos y un tanto agresivos no ayudaban.
—Amanda -anunció Akko.
—¿Que ocurre Akko?
—Creo que voy a necesitar ayudar para superar a Diana. Quería saber si tu podrías ayudarme.
—Claro que sí Akko, que esa chica "perfección" te atormente, puedes contar con la con la grandiosa de yo. Sabes, tenía planeado en confrontar a Diana.
—¿Para qué?
—Pues digamos que es para que esa tipeja no te vuelva a molestar. Considéralo como una advertencia jejeje.
—No creo que sea necesario...
—Sh, sh, sh. Tu tranquila Akko, no pienso sacar mi lado salvaje, no tengo tantas ganas de golpearla.
Akko no estaba muy segura con las palabras de Amanda, conocía un poco su reputación antes de Luna Nova, le sorprendió al escuchar que era como una delincuente, golpeaba a cualquiera que se metiera en su camino y se metía en problemas a diestra y siniestra. Le llegó a dar miedo en cierto miedo Amanda, ya no puede hacer esa distinción hoy en día, solo ve a una chica con sed de emociones, siempre curioseando y experimentando cosas nuevas, llegó a enterarse incluso que sentía cierta atracción a Hannah, pero no sabía que tan verdadero era, no podía pasar gran parte del tiempo con ella, había obligaciones que cumplir y su organización no le daba para mucho por el momento. La caminata se convirti en una suerte de escena de alguna película de espías, tenían que escabullirse y evitar a los vigilantes y no ser vistas. Tardaron una hora y cada quien llegó a su cuarto respectivo, no sin antes despedirse. Al entrar al cuarto vió que la luz estaba todavía encendida y Lotte estaba sentada en la cama de Akko, no se lo pensó dos veces y corrió hacia Akko para abrazarla.
—¡¿Dónde te habías metido Akko?! Estuve muy preocupada por ti.
—Si supieras que estuvo buscándote todo este tiempo y predicando que algo te había ocurrido -se incorporó Sucy que estaba ya acostada y con las sabanas sobre ella.
—Ya, tranquila Lotte, ya estoy aquí.
—¿Qué fue lo qué pasó? ¿Por qué desapareciste de repente?
Akko sabía que necesitaba ayuda, pero de ninguna manera se lo diría a Sucy, si era sincera, últimamente no le tenía la confianza de antes, así que solo podía contar con Lotte por ahora, pero debía ser discreta , Lotte era buena aconsejando de vez en cuando y guardaba bien secretos, pero por ahora no se lo diría, tendría que guárdalo celosamente.
—N-no fue nada, el castigo me tomó más de los esperado -le explicó Akko, Sucy ni parecía escucharla-. Debes estar cansada, mejor ve a dormir.
—Lo mismo digo yo -refutó Lotte-, siempre tenemos que despertarte conmigo con los métodos de Sucy jeje.
—Es cierto. Ya, vamos a dormir.
Ya habían ido a dormir, pero Akko apenas y pudo conciliar el sueño, el dolor había vuelto silenciosamente, quería llorar, pero se contenía todo lo que pudo, ahogaba sus sollozos en su almohada que mojaba con sus lagrimas amargas; estaba en posición fetal, se abrazaba fuertemente y hundía su rostro en su almohada, casi no podía respirar, el aliento se escapaba con cada sollozo, el ceño fruncido por el esfuerzo sobrehumano que realizaba, cada segundo era una tortura sin precedentes. Se imaginaba en el peor escenario, como una reina que había perdido su trono, atada y con el cabello cortado, destruyendo su honor y dignidad; los arcángeles que la sobrevolaban nada podían hacer ante tal escena, contemplaba la figura que había cometido tal atrocidad, un cantar lo acompañaba, recitando un aleluya a cada paso que daba mientras la miseria la inundaba. Cuan amargo puede ser este sentimiento de impotencia y decepción, siempre pudo oír de lo que supuestamente, pero jamás imaginó que fuera así de frío y terrible. No, eso era demasiado suave, era más atroz y vil. «Aleluya por este momento, aleluya por perder lo que una vez tuve en la palma de mi mano». Tenía que esperar, en algún momento debía de detenerse de forma involuntaria, tenía fe en que se acabaría y finalmente tenga que descansar en paz; no estaba preparada para morir, no sin antes ver a un mundo feliz gracias a ella, que con su magia cumpla con el propósito que se decidió a cumplir, no importaba ahora la Akko agonizante, sino más importaba la que puede disfrazarlo y hacer sonreír al todo el mundo, en un acto de amor celestial, tan desinteresado acto que se vuelve mágico, sin palabras terrestres para describir lo bello y magnifico que resultaba ser, los labios moviendo con un perfecto orden pronunciando su nombre; era tan hermosa la imagen mental, que superaba a la realidad y fantasía misma, como si lo mejor de su ser quisiera manifestarse para que le diera fuerzas para luchar, una especie de ayuda inconsciente de un ser divino que se preocupaba por ella y le desgarraba ver a una creación suya sufrir. Vaya si fuese un acto del destino que la situación terminara de esta forma tan deprimente, maldito sea quien maneja el destino de los hombres y mortales del mundo como pequeñas marionetas unido al hilo de la divinidad y eternidad. Era hora de ser poética de alguna u otra forma, Akko no debía dejar que su voluntad que doblegara, y no estaba sola, sabía que sus amigas no lo permitirían bajo ninguna circunstancia; quiera cumplir su sueño de ser una gran bruja como Shiny Chariot, no puede echarse atrás después de tanto de lo qué pasó, este dolor no la dejaría tranquila, pese a eso, nada podría detenerla, si pudo salir una vez del abismo, ¿por qué no podría una segunda vez?, no podría olvidaría de su memoria a Diana, será como una maldición disfraza de penitencia. Sus metas ocurrirán, aunque le cueste el no estar con la chica que, desde que la conoció, supo que eran especiales y que no merecían el odio de la otra. Ya nada volvería a ser lo mismo, ya nunca jamás...
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Y entonces, mi espíritu voló
Fiksi PenggemarHa pasando un tiempo desde el Gran Triskellion, Diana y Akko se han vuelto más cercanas, dando la impresión de que no eran solo amigas cercanas, casi como hermanas. Sin embargo, Akko tienes sus dudas respecto a lo que siente por Diana, por lo que no...