𝐿𝑎 𝑠𝑖𝑟𝑒𝑛𝑎

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Marceline vió asombrada hacía arriba, la sirena le sonrió mientras le seguía acariciando él cabello, aquella sirena la había sacado con vida del agua y se quedó con ella hasta qué despertó. ¿Eres un ángel? -Marceline Preguntó susurrando e hizo que la sirena soltará una linda risa. Creó qué tragaste mucha agua de mar capitana -Dijo la sirena entré risas mientras seguía acariciando aquel cabello negro, no sabía porqué pero le gustó mucho tocarlo y acariciarlo con sus manos. Y también creó qué salvaste mí vida -Comento cerrando los ojos por un momento disfrutando de las suaves manos en su cabello. También salvaste mí vida -Dijo ella recordando cómo la salvó de aquellos piratas aunque ella era uno de ellos y aún no entendía el porqué la había salvado. ¿Porqué me salvaste? -Preguntó unos minutos después. Yo...no lo sé. Simplemente sentí qué tenía qué hacerlo -Se encogió de hombros. ¿Cuál es tú nombre? -Preguntó la sirena sintiendo curiosidad por aquella pirata. Marceline Abadeer ¿y cuál es él tuyo? -Abrió sus ojos para verla de nuevo, quedó asombrada con su belleza. Ninguna sirena le pareció tan hermosa cómo ella. Bonnibel -Respondió. La pirata sonrió al escuchar su nombre, lindo nombre pensó para sí misma.

Hablaron durante unos minutos hasta qué se dieron cuenta qué un barco había llegado a la orilla de la isla, la sirena al ver esto se alarmó y pensó rápidamente en irse, había tenido suerte qué logró salir con vida una vez pero no podía arriesgarse a qué la atraparán de nuevo. Tranquila -Dijo incorporándose y tomando sus manos, la sirena se calmó. Es mí tripulación, vinieron a buscarme pero tranquila te aseguró qué con nosotros estarás a salvó -Explico mientras la miraba a los ojos, Bonnibel le sonrió tímidamente y asintió. Sé quedaron viéndose a los ojos durante varios minutos, sus miradas decían todo lo qué sus boca no, Bonnibel volvió a acariciarle él cabello y Marceline ronroneó de lo bien qué se sentía. Luego dé varios minutos tuvieron qué despedirse pero Bonnibel prometió que cada noche iría a buscarla y así comenzó su historia...

Marceline sólo estuvo varios minutos con Bonnibel y se dió cuenta qué le gustaba mucho, ante esto decidió y ordenó qué de ahora en adelante salvarían a las sirenas. Le habían cocido su ceja para evitar qué sangrará más y sabía qué pronto cuándo sanará tendría una nueva cicatriz. En cuánto cayó la noche, él barco navegaba aún nuevo rumbo y Bonnibel cómo prometió ella apareció en él barco, Marceline inmediatamente sonrió y ambas sé sentaron en la orilla y ahí miraron hacía enfrente para admirar las estrellas. Ya no estás sangrando -Dijo Bonnibel de la nada. ¿He? -Preguntó confundida volteándola a ver. Tú herida...ya no está sangrando -Apuntó a su ceja. Oh...sí...La cocieron para evitar qué siguiera sangrando -Explico. ¿No te dolió? -Preguntó haciendo una mueca al imaginar cómo cocieron su herida y el dolor qué pudo a ver sentido. Dolió cómo los mil demonios pero ahora ya estoy bien, ya no duele -Respondió encogiéndose de hombros. Bonnibel se quedó analizándola por unos momentos pero finalmente también se encogió de hombros, se inclinó tomando por sorpresa a la pirata, ella creía qué la sirena la besaría pero sus labios tocaron suavemente su ceja herida mientras sus corazones latían al mismo ritmo, Marceline suspiró al sentir aquellos labios en su ceja, se sentía muy bien. La sirena se apartó y la pirata se sonrojó por primera vez así qué decidió desviar la mirada hacia bajo para evitar qué la viera sonrojada pero aquella sirena tenía aquella sonrisa suave por la reacción qué tuvo la pirata pero decidió no decir nada, sabía qué las piratas duras y frías cómo ella les daba un poco de vergüenza mostrar sus sentimientos a los demás pero se sintió contenta al ver sonrojada a la pirata. Mientras ellas estaban en sus mundos, Finn observó todo y sonrió, su capitana se veía tan feliz con aquella sirena, Finn la conoce desde hace mucho tiempo, la conoce mejor qué a nadie y ella toda su vida ha sido muy seria, casi nunca sonríe ni cuándo derrotaba a otro pirata ni cuándo descubrían nuevos tesoros ni tampoco cuándo conocía a otras chicas, claro ella ha tenido chicas de una sola noche: ósea sólo sexo. Nunca la había tan feliz cómo ahora y él estaba feliz por ella, al fin había encontrado él amor. Se metió a su camarote con una sonrisa y las dejarlo a solas, Marceline y Bonnibel miraban las estrellas y también de repente él mar mientras platicaban de sus vidas, esta noche sería una muy larga pero maravillosa para ellas.

Platicaron casi toda la noche hasta qué la sirena se fue y Marceline se fue a dormir lo qué queda de noche y ella tenía una sonrisa en su rostro, jamás se había sentido tan feliz en su vida. Por otro lado Bonnibel sentía lo mismo qué Marceline pero si su padre él rey tritón se entera es capaz de encerrarla o algo parecido para qué no vuelva a ver a Marceline, su padre tantos años ha tratado de protegerlos de los piratas y si se entera qué su hijita mira a escondidas a una pirata y qué encima se está enamorando él enloquecería y haría algo al respecto así qué ese sería su pequeño secreto y lo mantendría así por su bien y él de Marceline. Además su padre ya la comprometió con un joven sireno llamado David pero ella claramente se ha opuesto a su boda muchas veces pero no tiene salida, su padre la obligará quiera o no, ya había discutido con él un millón de veces y le ordenó qué se tenía qué casar, ella se siente encerrada y con Marceline siente aquella libertad qué tanto desea así qué aprovechará todo él tiempo qué pueda. Ella al llegar a su hogar y se acostó con una sonrisa y durmió tranquilamente, esperando a qué sea de nuevo de noche para volver a ver a aquella pirata qué tanto le intriga y le da tanta curiosidad.

𝙐𝙣 𝙖𝙢𝙤𝙧 𝙙𝙚 7 𝙢𝙖𝙧𝙚𝙨 [𝘽𝙪𝙗𝙗𝙡𝙞𝙣𝙚]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora