Hachi: Ejercicios

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Conocer a Sam tan íntimamente no fue fácil en un principio; sus intereses más allá de la música no parecían complementarse siquiera. Su primera cita casi fue un desastre total, debido al intermitente entusiasmo entre las actividades que se propusieron hacer. Empero, el consejo de Lori y los continuos entrenamientos a los que Rita sometía su hija, hizo que Luna notase lo más relevante de la relación; el disfrute de sus interacciones entre la una con la otra.

Meses habían transcurrido desde aquella primera cita y ambas lograron progresar de aquel aprecio mutuo a una relación que hacia una imprescindible de la otra. Aunque no como meras amigas o íntimas, sino que ya planificaban una ruta de vida donde las sonrisas cómplices y los amorosos arrumacos eran el pan de cada día.

Esta cita, sin embargo, tenía un elemento diferente; Sam había invitado a Luna para... "charlar sobre ciertos temas que son pertinentes a la banda". Mazzy y George habían sonreído cuando ambas usaban aquellos eufemismos; "probar el volumen de los amplificadores" muchas veces se traducía a una sesión de besos apasionados y "ajustar la distorsión" era en realidad irse a sentar o acostar juntas, haciéndose mimos y diciéndose tiernas palabras la una a la otra.

También sabían que los padres de Sam le habían dejado la casa sola; debían ir a visitar unos parientes en el estado aledaño y ella les había pedido quedarse. Odiaba los viajes largos. Cualquier compañero suyo hubiera organizado una fiesta de esas como "Proyecto X", pero su amiga era extrañamente responsable cuando era dejada por su cuenta; solo ellos cuatro compartían unas cervezas al son del "Nunca, Nunca" y una que otra "turbochela".

Notando su eventual complicidad con lo que podría ocurrir, habían convencido a la dueña de casa de invitarles y ver cómo Sam y Luna iban a escalar la acción de esa noche... Pero las dejarían solas si las cosas se volvían bastante calientes como para que ellos sintiesen que estaban incomodando.

Si bien Sam comentaba emocionada sobre la pequeña tertulia que tendría con sus amigos y novia, esta última no podía dejar de sentir sus entrañas enredándose. Las expectativas que Sam podría tener en su primera prueba de desnuda intimidad podrían ser o más bajas -respecto a lo que Luna había aprendido con su propia madre- o más altas -en la mente de la música, su polola era una diosa, pretendida, luchada y codiciada por toda Royal Woods-.

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—¿Nos vamos, Mazhy? D-debo ha-hacer algo mañana por... Por la mañana...

—¡C-claro! Lo shiento, shicash, p-pero debo acompañarlo... Debemos... p-practicar algunosh arpegiosh...

—¡Que ushtedesh...! Harían. Shí.

Luna y Sam solo reían beodas frente a la patética excusa otorgada por sus amigos. Arrastraban las palabras como sus pies, apenas atinando a agarrar sus chaquetas y mantenerse parados. Mazzy y George se sostenían el uno al otro riendo a carcajadas mientras Luna sostenía en su regazo a Sam, juntando sus cabezas y sonriendo a la otra pareja.

Los ojos pesadamente entrecerrados delataban la sonrisa de quienes se iban; Luna no notó el guiño que George le lanzó a Sam para dar a entender para qué las dejaban solas. Sam solo pudo enarcar una truculenta mueca que dejó boquiabierta a Mazzy. Aunque solo sus labios apenas estaban separados. Después de soltar una torpe carcajada, abrocharon sus cazadoras y salieron de la casa.

Las sonoras risotadas fuera de la casa no distraían a Luna ni a Sam de su abrazo y de su beoda mirada. Suspirando mientras las voces se disipaban hacia la oscura noche, la música rubia dejó caer lentamente su cabeza hasta recostarla en el hombro de su novia.

A pesar de estar amordazada por su cuello, Sam sonrió e intentó hablar, produciéndole a Luna un cálido cosquilleo y unos escalofríos. Una breve lamida bastó para que la muchacha se separase de su polola, soltando más risotadas mientras seguía sintiendo su aliento.

Entrevistas con Rita LoudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora