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Anthony le cuenta, seis meses después, tímido y vacilante por teléfono, que tal vez esté "como que saliendo" con Steve Rogers.

La total falta de sorpresa de parte de Jarvis lo molesta.

—Esto es injusto —se queja—. También sabías sobre Rhodey.

—Tiene muchísimos dones en distintas áreas de inteligencia, mi Anthony —se ríe Jarvis—. Pero ninguno se acerca al área del corazón.

Hay un minuto de silencio antes de que Tony diga: —Creo que esta vez es la correcta, Jay.

—¿Cómo se siente al respecto?

—Cagado de miedo —admite—. ¿Quieres saber un secreto? Steve dice que me ama.

—Eso no es un secreto, Anthony —vuelve a reír Jarvis—. No sé cómo un hombre no lo amaría.

—Estás siendo imparcial.

—Y estoy orgulloso de eso —dice Jarvis—. ¿Es feliz?

—Sí —confiesa Tony—. Lo soy. Digo, todavía tenemos peleas, buenas peleas, y Steve sigue siendo un desgraciado terco y engreído a veces, y también puede ser muy malo a veces. Pero creo... creo que también lo amo.

—Eso me emociona, Anthony.

—A mí también, Jarv. Te agrada, ¿verdad?

—Por supuesto —afirma Jarvis—. Estamos en el mismo club, él y yo. En el escuadrón de protecicón de Tony Stark.

—No necesito que me protejan.

—Dirección. En. Televisión. Nacional.

—¿Cuántas veces usarás eso en mi contra?

—Cuantas veces sea necesario.

💫

Cuando el capitán Rogers le contacta sutilmente, preguntando por la talla de anillo de Anthony, Jarvis no se sorprende.

Cuando el capitán Rogers vuela a Inglaterra para mostrarle la argolla de platino con rubíes, Jarvis no se sorprende.

Pero, cuando el capitán Rogers le pide permiso para proponerle matrimonio a Tony, se queda sin palabras.

—Yo no... —inhala profundamente y empieza de nuevo—. Yo solo soy... yo no... no podría...

—Tú eres su padre —dice Steve, con una suave pero seria expresión en el rostro—. Te mira como su padre, y su opinión es la única que cuenta al respecto, ¿no crees?

—No sé.

—Diez dólares y uno de tus pasteles de carne picada a que te pide que tú lo entregues en el altar.

Jarvis ríe.

—¿Entonces? —pregunta Steve, sonriendo.

—Conoce mi respuesta, Capitán Rogers —señala—. No habría volado hasta Inglaterra si pensara que le diría que no.

—¿Qué hubiera hecho yo en ese caso?

—Simplemente le hubiera propuesto y le habría obligado a que me contara la noticia —Jarvis se encoge de hombros—. Usted es astuto. Es lo suficientemente determinado como para conseguir lo que quiere, y usted quiere a Tony.

—Realmente lo hago, Jarvis.

—Hágalo de manera linda —dice Jarvis—. Ah, él diría que sí incluso si le propone con una pizza en esa pocilga que llama taller. Pero, usted hágale algo lindo. Tony cree que no merece cosas lindas. Demuéstrele que está equivocado.

Beautiful, beautiful, beautiful, beautiful boy [traducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora