Capítulo X

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Chile

Había pasado...¿Una semana? Al menos, cuando me preguntan cómo estoy, suelo contestar que normal, pero en realidad estoy como la mierda, todos los días ir al hospital para ver al hombre que amas en una cama luchando por su vida, se siente horrible, y más cuando no puedes hacer nada para ayudarlo más que solo estar ahí para él.

Ahora me dirijo al hospital para visitarlo, recuerdo que Brasil para "animarme", me había dicho que la gente en coma puede escuchar el exterior, así que hay veces en las que converso con él, no da una señal de que me escucha pero con saber que lo hace, está bien.

(...)

— Hola amor...soy yo otra vez...—me senté en una silla a su lado y le tomé la mano, estaba tibia.

Los chiquillos dijeron que en la tarde te vendrían a ver, pero yo quería venir a verte ahora...—solo escuchaba el pitido de la máquina, aveces desesperaba pero al menos me avisaba que Mexi seguía vivo.

Suspiré y traté de calmarme mentalmente, estos días me sentía muy mareado y tenía más temblores en mi país, se que es normal, pero estuve un buen tiempo sin sismos, lo cual no era bueno.

— Sabi' todavía no proceso todo esto que está pasando...tu aquí...fue como un balazo que llegó de la nada.—apreté el agarre de su mano sintiendo lo tibia que estaba.

Y no mentía, era difícil "acostumbrarse", todos los días despertar sintiendo un vacío al otro lado de la cama, desayunar solo, ir a la reunión solo, al menos tenía a los chiquillos, pero faltaba un espacio, y ese era mi Mexi.

Estos días han sido raros, he tenido muchos temblores en mi país, mi gente no se ve contenta, no entiendo que me pasa...—miraba sus párpados cerrados.

— Pero tu no te preocupi', en lo único que debes centrarte es en despertar y recuperarte pronto ¿Ya?—besé su frente con cariño mientras le acariciaba el pelo.

Al rato la hora de visita terminó así que me fui sin antes decirle lo mucho que lo adoraba... salí del hospital, y volví a mi dolorosa realidad...

México

Sentir la calidad de su mano en la mía era lo único que me mantenía tranquilo, cuando me hablaba me sentía bien, aunque él no lo sepa, yo lo escuchaba, y podría seguir escuchándolo todo el día sin aburrirme, pero no quitaba que me preocupaba que estos días se sintiera mal, ¡Y más me inquietaba no poder estar ahí para él!...

No sé cuánto tiempo iba pasando, aveces escuchaba las voces a mi alrededor y otras veces me dormía así que no sabía el paso de las horas. Al rato sentí a alguien tomar mi mano, no se quien era hasta que habló, era Arge.

Me saludó, me conversó un poco de su vida y luego de Chile, decía que lo veía más decaído...maldecía estar en coma en estos momentos, ¡Más encima no puedo ver nada más que escuchar! No podía ver el lindo rostro de mi pareja ni el de mis amigos, solo tengo este color negro que invade mis días.

(...)

El chileno abrió la puerta de la habitación del hotel gracias a la llave, entró y fue recibido por el silencio y la oscuridad de la habitación, un vacío total y desagradable para él.

Dejó sus cosas en la mesa y caminó hasta el baño. Se miró en el espejo, tenía leves ojeras y el cabello algo despeinado gracias al viento.

Se sacó su polera y se dejó ver el torso, observaba sus leves cicatrices del pasado que aun no mejoraban...y la grieta en su espalda, seguía del mismo tamaño y aún dolía un poco.

Tomó unas vendas y cubrió parte de su espalda con ellas, volvió a vestirse y salió del baño.

Fue a la habitación donde dormía, caminó hasta el armario y de ahí sacó algo, miraba aquel objeto con lágrimas corriendo en sus mejillas.

— Como desearía que estuvieras aquí y me escucharas decir lo que más quería proponerte...—devolvió aquel objeto donde estaba y se fue a dormir, nuevamente abrazado a la soledad.

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┆๑•𝙰𝚕𝚐𝚘 𝚒𝚗𝚘𝚕𝚟𝚒𝚍𝚊𝚋𝚕𝚎•๑┆✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora