Capítulo XIII

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Unos días después, el chileno fue a visitar al mexicano, cuando llegó, le pareció extraño encontrarlo tan pálido, tocó su frente, estaba ardiendo y sus manos estaban heladas, concluyó que volvió a enfermarse.

A los segundos entró una enfermera distinta a la que conoció Chile y le explicó que México empezó a tener fiebre desde anoche pero ya le habían medicado y solo quedaba esperar.

México

En medio de la noche, o es lo que quiero pensar, me sentí muy mareado, luego escuché a alguien entrar y me tocó la frente, creo que tengo fiebre ya que salió de inmediato y luego volvió con unos medicamentos y un paño húmedo.

Ahora creo que amaneció, aún sigo algo mareado, no sé si tengo fiebre aún, por ahora estoy esperando la visita de mi Chilito.

Unas horas más tarde, llegó, preguntó por mi estado y luego me conversó unos minutos. Estaba de lo más bien escuchándolo hasta que el mareo empeoró, la cabeza me daba vueltas a pesar de solo ver negro, después dejé de escuchar el exterior...no oía nada y no veía nada, frente a mi apareció una luz blanca, algo me decía que no la siguiera pero mi cuerpo iba hacia ella por sí solo, no podía controlarme, estaba nervioso.

Lo que en realidad sucedía, era que México estaba teniendo un paro cardíaco, sus signos vitales empezaron a bajar y el oxígeno se le iba, lo que obviamente notó el chileno.

Éste comenzó a gritar desesperado que algo le pasaba a su pareja y los doctores no tardaron en aparecer, le pidieron al de parche que saliera de la sala, pero este se negaba, terminaron sacándolo.

Mientras se encargaban del mexicano, Chile tomó su celular con nervios y llamó a Arge para que viniera.

(...)

— ¡Che! ¿Qué pasó?—el argentino venía junto a Perú y Bolivia.

— Estábamos en la habitación, todo estaba bien, Mexi t-tenía fiebre y en unos minutos algo le pasó, la máquina emitía un pitido, llamé a los doctores y decían que era un paro, ¡Arge! ¿¡Y si muere!?—explicó rápidamente.

— No va a morir Chile, tranquilo, quizá solo es por su fiebre nada más—el argentino lo tomó por los hombros.

— Te traeré un café para que te calmes.—dijo la boliviana y fue por lo pedido.

Estuvieron unos minutos esperando, hasta que salió el doctor, dijo que afortunadamente Mexi estaba bien, fue un susto del momento.

— Weon me asustai'—dijo Chile junto a la camilla del mexicano.

— Ni que te fuera a responder.—dijo Arge.

— Ojalá que lo hiciera...

— Arge ¿Recuerdas ese viaje que habíamos planeado hacer una vez que nos libraramos de las reuniones?—el nombrado asintió— ¿Por qué no hacemos ese viaje? Servirá para que Chile se relaje, que despeje su mente, Mexi estará bien aquí.

— ¿Qué decís Chile?—miró al más alto.

— Hmm...—tomó la mano de su pareja, sorpresivamente este movió su dedo acariciando su mano.

— Apuesto a que él está de acuerdo...—dijo Bolivia notando el movimiento.

— Está bien...(de paso podría aprovechar el viaje para llevarme mejor con ustedes...)—dijo y pensó.

— Entonces vamos a casa a empacar, Arge, tú te encargas de conseguir un buen lugar ideal para relajarse.—habló Perú como una líder.

Se despidieron del mexicano, Chile le besó la frente, y salieron del hospital, el mexicano por dentro estaba feliz de que puedan relajarse en unas vacaciones.

(...)

Chile

Ahora estaba en mi casa empacando, Arge encontró rápido un lugar para quedarnos, unas cabañas al lado de un lago, vi unas fotos de aquellas, y se veían lindas.

Iría al viaje, pero estaba algo desconfiado de que algo le pasara a México, todos los días lo voy a ver y a pesar de ser custodiado por doctores, igual me preocupo, aunque...cuando me acarició la mano con su dedo, sentí que me decía que fuera, solo por eso acepté.

Como no tengo maletas, eché mi ropa en un bolso, una vez acabé, volteé a ver el armario, vi aquél objeto...suspiré y lo escondí.

Me cambié, me cepille los dientes y me fui a dormir.

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┆๑•𝙰𝚕𝚐𝚘 𝚒𝚗𝚘𝚕𝚟𝚒𝚍𝚊𝚋𝚕𝚎•๑┆✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora