07: Roman Godfrey.

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Estaba frente a mi, grande, intimidante y frío. La casa era toda de vidrio y cemento, hecha de ventanas del piso al techo y bordes ásperos. Era un símbolo de riqueza, de lujo. La casa me recordaba a su dueño.

Perteneció a Roman Godfrey, el joven heredero de la ciudad. Era un rompecorazones, en los días en que estábamos juntos en la escuela, e incluso ahora. Todas las chicas, y la mayoría de los chicos, giraban la cabeza cuando pasaban junto a él. Todos querían follarlo o ser él. Roman dirigía lo que alguna vez fue la empresa de su familia, acumulando una riqueza algo mayor, y parecía un príncipe mientras lo hacía.

A menudo acechaba por la ciudad, en su deslumbrante y misteriosa belleza. La gente susurraba sobre él, difundiendo rumores sobre su desviación sexual, la forma en que hacía que las chicas gritaran y se retorcieran de placer sin igual, arruinándolas para siempre para los demás. Debajo de toda la sexualidad, había murmullos de desviación más siniestra. Algunos decían que era demasiado bonito para ser humano, que debía haber hecho un trato con el mismísimo diablo.

Una parte de mi siempre se preguntó si los rumores tenían algo de verdad.

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- ¿Deseas entrar, o simplemente te vas a quedar parada en el camino?

Me sorprendí con el sonido de la voz sensual de Roman, aún más sorprendida de que me estuviera hablando. No éramos exactamente amigos, aunque había deseado al aristócrata en la escuela, como cualquier otra chica. Me había hablado antes, pero nunca tan directamente, tan casualmente. Me sentí notada por esos ojos oscuros.

- No estaba... solo estaba caminando. - respondí torpemente, avergonzada de que me atraparan mirando su casa.

Hogar, una palabra que no parecía encajar con Roman.

- ¿Normalmente te paras y miras por las ventanas de la gente en tus paseos? - preguntó Roman, una sonrisa burlona tirando de sus labios.

- ¡No estaba mirando! -Insistí, girando y caminando por la calle, las suelas de mis zapatos golpeando contra el concreto mientras huía del chico.

- Ojalá lo hubieras estado. - llamó, pero cuando me di la vuelta, se había ido y yo también.

Mi mente reproduciendo esa sonrisa y esa mirada oscura, y las palabras pronunciadas por Roman. Estaba hipnotizada por él, cautivada por su encanto. Sea cual sea el hechizo que lanzó Roman, quedé atrapada en él. Soñando con el niño, imaginando cómo se sentirían sus manos sobre mi cuerpo. El sueño te engañó, haciéndome gemir mientras dormía, mientras imaginaba esos hermosos y carnosos labios enterrados entre mis muslos.

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- Roman Godfrey. -saludé al joven mientras caminaba hacia mí.

Estaba sentada en la barandilla de una cerca, disfrutando del clima fresco. Roman asintió con una sonrisa, diciendo mj nombre. Mi corazón se aceleró cuando me sonrió, sintiéndome hechizada por Roman.

- ¿Quieres uno? - Ofreció, sosteniendo abierta una caja de cigarrillos.

Negué con la cabeza y él encendió uno entre sus labios, metiendo la caja en el bolsillo de su abrigo. Incluso se las arregló para hacer que los malos hábitos se vieran atractivos .

- Hace frío aquí. ¿Por qué no entras? ¿Te apetece calentar un poco?

Yo estuve de acuerdo, siguiéndolo por la calle hasta su inmaculada casa. Las paredes de dos pisos mostraban grandes obras de arte, esculturas que llenaban espacios vacíos en amplias habitaciones. Me maravillaba todo, siguiendo a Roman mientras me daba un recorrido por su casa.

𖥻 Bill Skarsgård ⦂ One shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora