𝐉𝐄𝐓𝐓 (𝐈)

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¿Todavía me amas?

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¿Todavía me amas?

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Abandonada, triste, como un alma en pena. La vida en Seúl era difícil, viviendas cada vez más caras, estándares más altos. Con el corazón roto, la lluvia acariciaba sus pequeños pedazos quebrados. Hace solo unos días a quien consideraba el amor de su vida le había dejado, por no ser bella como otras mujeres, y suficiente para ella. Creía que por tener poderes, debería ser superior a las demás mujeres, superar a la competencia. Pero a sus ojos, solo era un trapo mojado, sin valor alguno.

Todos somos arte en los ojos de la persona correcta, lamentablemente esa persona todavía no había llegado. Las gotas de lluvia golpeaban contra la ventana de su departamento, truenos y fuertes ráfagas de viento azotaban la ciudad. El café estaba haciéndose, su aromaba invadía la pequeña vivienda en donde estaba. Unas tostadas integrales con un poco de mermelada sobre un planto en la mesada, era el desayuno. Domingo, día de descanso. Apenas había despertado hace solo unos minutos. Su cabello despeinado caía sobre su rostro, acobijada entre las sabanas tratando de volver a dormir. Constantemente en sus pensamientos se pasaban las palabras de aquella mujer <<Deberías ser más>>, <<Si no estás al nivel regresa a Corea del Norte>>, <<Estúpida>>. Habían sido años difíciles, su vida antes de llegar a la libertad estaba ordenada, con unos puntos a seguir. Llegar a vivir en libertad resultó ser más deprimente de lo que realmente se imaginaba, quería disfrutar, pero se sentía pérdida y ahora más que nunca cuando a quien consideraba su lucero la había abandonado en la oscuridad.

Con una mirada triste y apenas fuerza en su cuerpo levantó las sabanas, se sentó en su colchón mirando su entorno. Una pequeña cocina bien ordenada con fotos relacionadas a su ex relación en la heladera, un baño pequeño y solo dos sillas con una mesa pequeña, era todo lo que tenía en su hogar, su cama estaba en el mismo sector que la cocina. Muchos la llamarían rica por tener una ventana y un baño, más esto no llenaba su vacío, el dinero no pude comprar la felicidad. Tomó una campera blanca amplia colocándola en su cuerpo, el ambiente estaba frio agravando su soledad. El café se había terminado de hacer, solo hacía falta servirlo. Se sentó en una de las sillas tras acercar las tostadas y la taza de aquella bebida energizante. Un nudo hacía presión, su boca estaba con sabor amargo tras haber comido poco y nada en estos días. Solo quería dormir todo el día, y que su dolor se calmara con el tiempo. Era una daga clavada en la panza.

Dio un primer mordisco y tomó algo de café, eso fue suficiente para apartar el plato y la taza. Por su cabeza pasaban las caricias, los besos, aquellas palabras hermosas que escuchó antes de que se transformaran en enunciados tan desfavorables y deprimentes, aquellos que destrozaron su autoestima. Miró por su ventana, el clima acompañaba muy bien sus sentimientos. En un momento de determinación se vistió, respiró hondo y abrió la puerta de su casa. La simple idea de salir y tener la posibilidad de encontrarla le revolvía el estómago, pero debía enfrentar su miedo.

𝐑𝐄𝐓𝐀𝐊𝐄 | VALORANT [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora