𝙴𝚂𝙿𝙴𝙲𝙸𝙰𝙻: 𝙿𝚁𝙸𝙼𝙴𝚁𝙰 𝚅𝙴𝚉

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JungKook dejó a JiMin en su nueva cama, él niño estaba completamente dormido y respiraba pacíficamente.

Regresó a su habitación algo nervioso, tenía aceite de bebé en el buró que serviría como lubricante, no era experto en sexo anal, pero había estado informándose un poco, Jin había estado llevando una dieta especial también y ambos se habían realizado estudios para verificar que todo estaba en orden.

Cuando entro a la habitación, Jin estaba terminando de quitarse la ropa.

Tenía un cuerpo precioso, no como el de una mujer lleno de curvas y era obvio que no tenía tetas y el bulto de su entrepierna confirmaba que mucho menos tenía una vagina, pero tenía un cuerpo delgado, con cintura estrecha, hombros angostos, piernas torneadas y su cuerpo ligeramente marcado.

—¿Te gusta cómo me veo? —preguntó SeokJin cuando pilló a JungKook viéndolo. —¿Quieres que apague la luz?

Cubrió su cuerpo con sus brazos y JungKook tuvo que negar.

—Eres precioso. —se acercó a él despacio apresando su cuerpo con sus manos. Se alejó sólo para desvestirse, SeokJin lo ayudo con su camisa mientras él se bajaba los pantalones llevándose su ropa interior.

Jin lo miro detalladamente.

—Tienes un cuerpo espectacular. —le dijo pasando su mano por sus abdominales. —Las chicas en la universidad me envidian.

―A mi deben envidiarme todos los gays del mundo. —le dijo haciendo a SeokJin reír, luego le beso, primero lento y después más desesperado metiendo su lengua y explorando todo lo que podía.

Jin gimió agudamente echando su cuello hacia atrás, el menor aferró su cintura con su mano y fue haciendo una lluvia de besos hasta llegar a los botones cafés de su pecho, beso y succionó hasta hacer temblar las piernas del más bajo.

Rápido descubrió que ponerse duro con un hombre no era tan difícil, aunque este hombre era Jin y hace tiempo que quería hacerle de todo, acarició sus nalgas separándoles un poco y deslizando un dedo hacia su interior. Jin gimió más fuerte.

—El aceite, JungKook, ve por el aceite. —le dijo y se separó, el pelinegro asintió y fue hasta el buró para tomarlo, SeokJin ya estaba acostado y con las piernas abiertas para él.

Estaba muriéndose por entrar en él, su pene estaba listo, arqueado y tremendamente duro.

—Dámelo. —exigió Jin y JungKook se moría por dárselo, pero el mayor se refería al aceite.

Se lo lanzó mientras trepaba a la cama, miró a Jin prepararse para él, metiendo sus dedos un su orificio anal y gimiendo roncamente, se veía demasiado sexy, se masturbó mientras lo veía tratando de alargar el tiempo y no correrse sólo por la vista que el mayor le estaba regalando.

—Ya está, ven. —Jin se recostó boca arriba alzando ligeramente su culo.

Se colocó entré sus pálidas piernas y alineó su miembro desesperado por hacer a SeokJin suyo se deslizó dentro recibiendo su calor y estrechez, era magnífico.

—¿Te duele? —preguntó preocupado.

Jin negó empezando a moverse con lentitud, el pelinegro gruñó de placer por sus delicados movimientos desesperado por moverse más rápido y fuerte. Poco a poco empezaron un ritmo más apasionado, JungKook le beso por todos lados y acaricio todo lo que sus manos podían.

Las manos de SeokJin tampoco se quedaron quietas, se movieron por los hombros del menor y bajaron por su espalda dejando leves rasguños.

—JungKook. —susurró casi en un suspiró. —Más... córrete dentro.

—Claro, bebé, ambos, corrámonos. —le dijo agitado moviendo sus caderas frenéticamente en busca de su orgasmo.

Gruñó fuerte apretando sus manos con las de SeokJin y vaciando su placer en las paredes internas del más bajo.

Jin se corrió también curvando sus caderas.

Sus pechos subían y bajaban agitados.

—Eso ha sido...

—Perfecto. —completo JungKook y le dio un beso en los labios, primero suave y luego duró, volviendo a menear sus caderas.

—No puedo creer que sigas duro.

JungKook iba a decirle que tenía mucha resistencia, pero JiMin empezó a llorar, Jin lo empujo y empezó a cambiarse con rapidez, él también lo hizo y corrieron a la habitación que antes era de SeokJin.

El niño había rodado a la orilla hasta caerse.

Ambos suspiraron y lo ayudaron a dormir de nuevo, después se aseguraron de dejarle almohadas en las orillas.







Maratón 7/10

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