Capítulo 11

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"tengo que irme", anunció David.

"espera, ¿mencionaste el nombre de Robin?", preguntó Federico, era la piedra en su zapato y a toda costa se la quería sacar del camino.

"sí, se llevó a su hijo mayor sin autorización de su mamá", tuvo que seleccionar bien las palabras que diría.

"¿de Regina?", pregunta que descubrió ante sus ojos lo que ya creía del hombre frente a él, era imposible pensar que no tuviera información sobre sus vidas.

"tengo que ayudarla", le urgía ir a verla, debía estar desesperada, ese estrés no le convenía en su estado.

"Robin es incapaz de hacerle daño a sus hijos", justificó Katerin, ambos hombres la miraron de mala gana y la ignoraron.

"si se marchó con el niño, cabe la posibilidad de que se haya llevado mi dinero también", razonó haciéndolo ver como un egoísta, imagen que cambió con sus próximas palabras, "quiere decir que puedo ayudarte a localizarlo", un hombre de negocios como él, siempre estaba prevenido, no fue por gusto que dio con la localización de Robin tan rápido, colocó en el portafolio con el dinero, un localizador y otro truquito más, que prevendría a cualquiera que intentara robarle, salir ileso de la situación.

"¿cuál es ese repentino interés por ayudarme?, no nos conocemos, soy el esposo de la mujer que amas, literalmente, soy una barrera para concretar tus planes", cruzó los brazos y se acomodó en el sofá, hablándole sínicamente y  con frialdad.

"querido David, tú nunca fuiste un impedimento para mí, tengo entendido que tu matrimonio se había terminado mucho antes de que tomaras, erróneamente, la decisión de refugiarte en brazos de otra mujer para olvidar a quien realmente amas, ¿tengo razón, o me equivoco?", para ese entonces, ya los dos habían ignorado la presencia de la mujer que los acompañaba.

"mi esposo me ama", intervino Katerin de atrevida, como siempre, "lo que dices es una estupidez, Federico", queriendo tapar el sol con un dedo, algo imposible de lograr, ofendió a su amante.

"no tiene sentido que lo ocultes más", encogió los ojos con obviedad, David no estaba tratando de ocultar nada, al contrario, si hubiese sido por él, su amor por Regina lo gritaría a los cuatro vientos.

Los ojos de los dos se conectaron en una mirada de aprobación y comprensión, dejando a Katerin en la ignorancia, una vez más.

"¿ocurre algo que yo no sepa?", alternaba los ojos entre David y Federico, sin obtener respuesta.

"shhh", dijeron los dos a coro.

"acepto tu ayuda", Federico rió satisfactoriamente, además, a su celular llegaba la notificación de que su dinero se movía de dirección, sus empleados estaban movilizados constantemente por si alguna actividad nueva ocurría con el portafolio, ahí tenían por dónde comenzar.

"David, si no me dices la verdad, juro...", amenzó Katerin sin terminar, la respuesta a todas sus preguntas llegó con la mención de un nombre ya conocido para ella, aunque muy en contra de su voluntad.

"Regina", David liberó su secreto, Federico tenía toda la razón, él se casó con Katerin, pensando vanamente que olvidaría a la mujer que siempre amó.

"tengo que atender esta llamada", por suerte recibió su celular sonó, no quería estar presente para la tormenta que se avecinaba.

"lo sabía, se pasaron toda la fiesta de Henry intercambiando miraditas, parecían dos adolescentes, ¿desde cuándo me traicionas con ella?", sus ojos parecían luces con la sola mención de la mujer, "no te desgastes, no es necesario", reaccionó mejor de lo que pensaban, ni formó escándalos ni se incomodó, solo permaneció en silencio, hasta que Robin se atrevió a llamarla, se disculpó y se fue para la cocina para hablar con mayor libertad.

Sorpresas de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora