Capítulo 6

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Despertó con sobresalto porque en sus sueños escuchó el llanto de Roland, fue a su habitación y se encontró con que David lo tenía en sus brazos, lo mecía haciéndole todo tipo de historias sin sentido para que cerrara los ojitos y se quedara dormido, debía descansar para que los medicamentos le hicieran efecto, se recostó al marco de la puerta para observar la escena que ocurría frente a sus ojos, se imaginaba una vida con él siendo su esposa y él padre de sus hijos, donde no tuviera que esconder sus sentimientos delante de nadie, donde cada noche le pudiera decir lo mucho que lo amaba, pero, desafortunadamente, las circunstancias de la vida se habían puesto en su contra.

"te sienta muy bien el papel de papá", habló rompiendo con sus pensamientos, los que le hacían mal.

"escucha grandulón, tu mami despertó y está aquí", el niño la buscó con la mirada.

"¡mamá!", le extendió las manitos para que lo cargara, ella accedió a cumplir sus pedidos.

"hola mi valiente bebé", besó sus cachetitos, lo puso en su hombro, el niño se recostó allí donde tanto le gustaba.

"me encargo del campeón", le dio un pequeño beso en los labios y ella le correspondió con una sonrisa.

"gracias", debía ser recíproca con cada una de sus atenciones, al final del cuento, era él y no Robin, quien estaba ahí para apoyarla.

"te amo", le dijo al oído y se marchó dejándola sin que pudiera responderle.

Haber pasado la noche del lado la mujer que tanto añoraba tener, que le hubiese dado la oportunidad de estar a su lado, que hubiese accedido darle una nueva oportunidad para demostrarle la veracidad de sus sentimientos, era como si su vida hubiese empezado esa mañana, bajó las escaleras pensando en todas las sorpresas que le prepararía, entonces, se dispuso a preparar el desayuno, levantó a Henry, lo ayudó a ponerse el uniforme y lo llevó a la escuela, prometiéndole que vendría en la tarde a recogerlo, luego se dirigió a la empresa, allí tuvo un día agotador, siempre estuvo pendiente de la hora para cumplir con la promesa hecha al niño, justamente a las cuatro de la tarde, fue a recogerlo y lo llevó a una pastelería que conocía.

 "quiero pastel de chocolate", era el preferido de Henry y casualmente, el suyo también, "con crema de vainilla", agregó otra especificidad, que también coincidía con él.

"dos pasteles de chocolate con crema de vainilla", pidió David a la muchacha que los atendería en el lugar.

"y helado de caramelo", acotó el niño, le parecía que estaba aprovechando la ocasión.

"dos helados de caramelo también", la muchacha sonrió presa de la chispa del niño, anotó su pedido en la libretica.

"enseguida regreso", se fue sin haber borrado la sonrisa de sus labios.

"es linda la muchacha, tío, ¿no crees?", pero de dónde habían venido esos ojos tan atrevidos, el niño lo sorprendía cada vez más.

"ni cuenta me di", él para qué se iba a fijar en otra mujer, si todo lo que quería ya lo tenía.

"no digas mentiras, si hasta te sonrió", seguía con esa ingenuidad propia de un niño que no sabía establecer límites, ni tampoco podía tener presente que él era un hombre casado, y enamorado de una hermosa mujer, aunque añoraba con todo su ser que ambas mujeres fueran la misma, pero bueno, en la vida uno no siempre obtiene lo que desea.

"debería ser tu novia, no te preocupes, a la tía no le diré nada", creía él que su sobrino no tenía presente a su esposa.

"muy pícaro me resultaste", decidió seguirle la corriente.

"igual a mi papá", la sola mención de Robin, le cambió el ánimo, se recordó que no era él, quien poseía ese título y lo deseaba tanto que el pecho le dolía.

Sorpresas de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora