Capítulo 14

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En el avión camino de regreso a casa, sostenían una conversación prometedora, debatían cuándo sería el momento perfecto para hacer la boda, David quería casarse después de que naciera Erika, Regina quería aprovechar los primeros meses del embarazo para encargarse de los preparativos personalmente y casarse antes de que fuera la hora de conocer a la niña.

"amor, disfrutemos estos meses que nos quedan del embarazo para estar juntos, cuando nazca la niña no tendremos tiempo para nada que no sea ella", razonó Regina sacándole una expresión de casi estar convencido con sus argumentos.

"esa facilidad que tienes para convencerme", se arrodilló frente a ella, pensaba que los asientos estaban demasiado alejados, "en tres semanas", a Regina se le iluminó la vida, si hubiera sido por ella se casaría en ese mismo avión, "hay un lugar especial donde quiero hacer la ceremonia", estaba seguro de que a ella le encantaría su propuesta, "la iglesia Ángel de la Guarda en Las Vegas, así también hacemos nuestra luna de miel allí", recordar ese pequeño detalle del cual conversaron una vez hacía tanto tiempo, la dejó sin palabras.

"amor, no puedo creer que te hayas acordado", notó que sus manos comenzaron a temblar porque no dejaba de sorprenderla.

"desde que me dijiste que esa iglesia era uno de tus sueños irrealizables, se convirtió en el mío también, todo lo tuyo me importa mucho", se inclinó para que pudieran besarse, "¿bailamos?", cuestionó, lo había preparado todo para ese momento, no se privaría de festejar que por fin la haría su esposa.

"estoy un poco cansada, pero si me lo pides con esos ojitos que me derriten, acepto", sutilito, se levantó, se alejó un poco de ella, hizo unos movimientos que ni entendió, el caso fue, que de pronto y a un volumen no tan elevado, se escuchó la música.

"¿será que el amor de mi vida, me concedería esta pieza?", gustosa, alegre, feliz y enamorada, se dejó atrapar por sus fuertes brazos y danzar con sus cuerpos imposiblemente unidos, "espera", la dejó en la pista un segundito mientras tomaba una de las flores rojas del ramo, para traerla y continuar danzando, solo que ahora, con la flor, acarició su rostro provocándole serenas caricias, cerró los ojos por la linda sensación, él la sostendría si perdía el equilibrio, tanto así confiaba en él, la flor ahora se paseaba por sus brazos erizando sus pelitos, haciendo vibrar su cuerpo entero, "tenerte así en mis brazos es como si acabara de ganarme la lotería, eres mi sueño hecho realidad Regina", su concentración se terminó al darle paso a una carcajada, mira que hacer esa comparación, pero que ninguno de los dos habló otra vez, se quedaron ahí bailando suavecito, acariciándose, abrazándose y besándose, eso no podía faltar, hasta que el piloto les anunció que el avión aterrizaría, volvieron a sus asientos y salieron del aeropuerto, para recoger a los niños y regresar al departamento.

"el nombre es muy lindo mami", sentados en la sala como la familia que eran, debatían sobre los nuevos acontecimientos del día.

"a tu padre también le gustó", quien primero se emocionó al verlo fue él.

"ese es mi hijo haciendo a su padre orgulloso", era verdad que la emoción se le notaba en la luz de sus ojos.

"mi hermanita sí estará de parte de mami", dedujo, al ver que su mamá no dejaba de acariciarse el vientre.

"pero nosotros somos tres contra dos", David sacó cuentas.

"ojalá, porque contra mami, nadie puede", él lo mismo estaba a favor de su padre que en contra.

"Roland, ¿podrías defender a tu padre?", buscó apoyo en el niño, quien estaba sentado encima de sus piernas.

"¡papá!", llamó la atención de todos, esa era la primera vez que lo llamaba de esa manera.

Sorpresas de la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora