Tucker notó como un calor le subía por el cuerpo.
-Perdón... No debería haber dicho eso.
Tucker levantó con su mano la cara de Steven hasta que se pudieran ver a los ojos. Tucker sonrió.
-Tienes unos ojos preciosos.
Con la misma mano con la que había levantado su cara, Tucker acercó a Steven hacia él por la cintura. Los dos temblaban. Tucker miró a los ojos a Steven, a esos hermosos ojos azules. Steven apartó el pelo de la cara de Tucker, y, con delicadeza acercó la cara de Tucker a la suya y suavemente, le besó.
Steven rodeó el cuello de Tucker, acariciándole el pelo de la nuca. Tucker abrió los labios y rozó con su lengua la de Steven mientras separaba el poco espacio que había entre ellos agarrándole con fuerza de la cintura. Steven aceptó el roce y besó a Tucker con pasión.
Al separarse, Tucker suspiró levemente. Se notaba que seguía temblando. Se agachó a su altura y le dijo al oído a Steven:
-Yo también te quiero.
Tras unos segundos mirándole a los ojos, Tucker se fue.
-Pero...¿A dónde vas?
Tucker se paró, miró a Steven y salió por la puerta.
Steven salió del baño, pero cuando se dispuso a seguirle, Amy le paró.
-¡Tío! ¿Qué estabas haciendo en el baño? Pensaba que el váter te había tragado o algo.
-Lo siento Amy, estaba haciendo una cosa.- Respondió Steven, sintiendo mariposas en el estómago al recordar lo que había pasado.
Amy arqueó una ceja por un par de segundos, pero luego se le encendió la bombilla.
-¡NO JODAS! ¿Te estabas enrollando con el punketa ese? Eh...¿Cómo se llamaba?
-Tucker...- Dijo estirando el cuello a ver si le veía.
- Vaya vaya, con Steven- Dijo Amy con una sonrisa en su rostro. -Cuéntame, ¿Besa bien?
- Si, pero, se fue del baño nada más terminar...¿Qué quiere decir eso?
- No se tío, yo soy bollo. Pero puede que no le gustes o algo, yo que sé, habla con él al final del día o algo.
-Eso intentaré...
El día transcurrió de manera incómoda, tanto para uno como para otro. No paraban de lanzarse miradas para luego no hacer nada más, esperar a que el otro mirara sólo para apartar los ojos en silencio.
Nada más tocar el timbre de salida de clases, Tucker salió rápidamente. Steven le visualizó y le siguió. Tras un rato yendo tras de él, Steven llegó a Tucker le llamó.
-Tucker... ¿Por qué te fuiste sin decir nada?- Preguntó Steven con una expresión apenada.
-Es mejor- Suspiró desviando sus ojos al suelo- es mejor que no lo volvamos a hacer.
Tras decir eso, Tucker siguió su camino. Steven se sobresaltó.
-Pero...¿Por qué? Creí que habías dicho que me querías...
Tucker se paró en seco y se giró para ver a Steven. Se le veía triste. Respiró profundamente.
-Escucha, Steve, me gustas. Te quiero. Pero...- Tucker volvió a suspirar y miró el asfalto.-Tengo miedo. Estamos en el siglo 20 y eso, pero la gente... Sigue siendo una mierda, a saber lo que nos harían si nos vieran juntos.
Steven le miró a los ojos y sin pensarlo, le abrazó, apoyando la cabeza en su pecho.
-Me la suda lo que diga la gente.- Dijo Steven, y le abrazó más fuerte.
Tucker, con la cara muy sonrojada, se separó de Steven, le agarró de la muñeca y se lo llevó a un callejón escondido. Con nervios, puso la mano que tenía agarrada de Steven en su cintura y le besó, como si el mundo se acabara mañana.
Separándose lentamente, Tucker susurró:
-Prométeme que nadie nos descubrirá.- Te lo prometo.- Respondió él con el mismo tono susurrante, mientras le acariciaba la mejilla con delicadeza a Tucker.
-Tengo que ir a buscar al colegio a Melanie, estoy tardando demasiado.- Dijo Tucker mientras se iba yendo del callejón.
Tucker no dio ni tiempo para hablar a Steven, se fue rápidamente, sin decir nada más.
-¡Espera!- Steven salió tras él, pero al salir del callejón, el ya se había ido.
***
Tucker estaba en la cocina, haciendo el almuerzo para Melanie. Sus padres no estaban, el no tenía ni idea de a dónde habrían ido. Puso a hervir un poco de pescado y fue a avisar a su hermanita.
Ella estaba sentada en su cama, desabrochándose los zapatos.
-Mel, ven y ayúdame a preparar la mesa.
Melanie fue corriendo a ayudar. Mientras Melanie colocaba un vaso, unas llaves se oyeron tras la puerta. Tucker supo de inmediato lo que aquello significaba.
-Melanie, vete a tu cuarto ahora mismo.- Acto seguido, Melanie obedeció.
La puerta se abrió. Mostrando tras ella a Chloe, la madre de Tucker embutida en un vestido rojo excesivamente corto y unos tacones enormes. Se tambaleaba y tenía varios moratones. Segundos después, entró Roy, su padre, con la camisa abierta hasta el pecho y los nudillos rojos. Roy ordenó a su hijo que le hiciera un Ron con soda. Tucker no tenía de otra, así que lo hizo. Cuando se lo fue a dar a su padre, él le agarró de la muñeca.
-Me han dicho que te han visto abrazando a un chico hace unas horas.
El corazón de Tucker se aceleró.
-Es... Es un amigo de clase. Estaba muy triste y...
Sus excusas fueron silenciadas por su padre al agarrarle más de la muñeca y acercándole a su cara, teniendo que oler su aliento a ron y tabaco Camel.
-Como me entere de que seas maricón, vas a acabar a 30 metros bajo tierra.- Dijo su padre con asco. -Ahora vete, no quiero verte por aquí hasta la noche.
***
Tucker dejó a Melanie en casa de una amiga y llamó a la casa de Steven desde una cabina telefónica. Pero para su sorpresa, respondió una voz de niña.
-¿Quién es?
-Eh, hola peque...¿Es la casa de los Fisher?
-Si...
-¿Está Steven?
-Si...
-¿Me lo pasas por favor?
Se oyó a la niña llamando a gritos a Steven, un grito en respuesta y unos pasos.
-¿Diga?
Reconocería esa voz tan melodiosa en cualquier lado. Sólo con oírle sintió mariposas.
-Ey... Hola Steve... Eh... ¿Estás ocupado?
Las palabras no sirven para describir lo que Steven sintió al oír la profunda voz de Tucker.
-¡Tucker! Eh, no, no estoy ocupado... ¿Pasa algo?
-No, nada... Solo quería saber si querías que nos viéramos hoy.
Steven sintió una pequeña hormiguita de nerviosismo en su pecho.
-Cla...¡Claro! ¿Por qué no vienes a casa y estamos un rato juntos?
Tras ser dada la dirección, Tucker emprendió con nerviosismo la corta ruta que le esperaba.