El piso de los chicos era un último piso en un edificio de 5 plantas. Todo estaba en una sola habitación menos el baño. Tenía un gran ventanal que ocupaba toda una pared por la que se veía todo Brisbane. Estaba bastante alborotado.
- Bueno, no es gran cosa, pero es lo que nos podemos permitir.- Dijo Chris mientras cerraba la puerta.
-Es mil veces mejor que donde vivo...- Dijo Tucker en voz baja.
-¿Quieres algo?- Preguntó William desde la nevera.
-Depende...¿ Qué tienes?
Tucker se acercó a la nevera.
-Tenemos... Una botella de vodka vacía, cerveza, ginebra y... Logan, ¿Qué coño es esto?
Logan se acercó.
-Oh... Eso... Es ayahuasca.
Tucker se sorprendió.
-¿A-ayahuasca? ¿De dónde has sacado eso, Log?- Dijo Chris desde el sillón.
-Una larga historia...- Murmuró Logan
-Mejor que no la cuentes, las paredes oyen.- Le dijo William con firmeza -No me gustaría volver a tener problemas con la policía otra vez.
Logan miró al suelo.
-Bueno... ¿Quieres algo, Tuck?
-Me cojo una cerveza, ¿puedo?
-Claro, hermanito- Dijo mientras cogía un vaso de la cocina y lo llenaba de ginebra.
Tucker se sentó en el suelo, frente a la ventana, con las piernas cruzadas. Segundos después, su hermano se sentó a su lado.
-¿Cómo va en casa?¿Melanie está bien?- Preguntó William
Tucker suspiró con tristeza.
-En casa va igual o peor. Roy está más agresivo que nunca y ahora que se han metido en el negocio del LSD, se están forrando. Melanie está bien, si. No tiene ni idea de lo que pasa a su alrededor. Me estoy sacrificando por ella.-Tucker suspiró y continuó con un tono sarcástico- Me llevo todos los palos.
William le pasó el brazo por los hombros.
-No te preocupes, tío. Ahora estamos juntos.
Chris, Logan y Max intercambiaron miradas de tristeza.
Max le tocó el hombro a Tucker y empezó a hacerle señas que Logan tradujo.
-Dice que si necesitas cualquier cosa, apoyo, lo que sea, estamos aquí.
Tucker sonrió con un ápice de tristeza.
-Gracias, chicos...
William notó que Tucker no quería hablar de su familia, así que cambió de tema.
-Y... Tuck, ¿sigues tocando la batería?
-Si, no he dejado de tocarla.
Al oír eso, Chris hizo una mueca de felicidad.
-¡Venga ya! ¿Tocas la batería?
Tucker se ruborizó
-S-Sí...La toco desde los 10 años, me las apaño bastante...- Respondió con nerviosismo.
Chris se levantó del sillón y se sentó a su lado.
-¿Te apetece tocar?
Se notaba la ilusión de ambos a kilómetros de distancia.
Chris se levantó y Tucker le siguió hasta un recoveco del piso en el que había una lona grande cubriendo algo.
-¡Voilà!
La lona cubría una batería que, por lo que parecía, era bastante buena.
Los ojos de Tucker se iluminaron de alegría.
-¡No me jodas! ¡¿Eso es una Gretsch Catalina Marple?!
Chris sonrió con orgullo.
-Sí, y no veas... Me costó un ojo de la cara.
-De...¿De veras que puedo tocar?
-Claro que si, hombre, sin problema.
Tucker se sentó en la butaca de la batería con ilusión. Hacía tiempo que no tenía ganas de hacer algo con tanta emoción.