CAPÍTULO 8

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El piso de los chicos era un último piso en un edificio de 5 plantas. Todo estaba en una sola habitación menos el baño.  Tenía un gran ventanal que ocupaba toda una pared por la que se veía todo Brisbane. Estaba bastante alborotado.

- Bueno, no es gran cosa, pero es lo que nos podemos permitir.- Dijo Chris mientras cerraba la puerta.

-Es mil veces mejor que donde vivo...- Dijo Tucker en voz baja.

-¿Quieres algo?- Preguntó William desde la nevera.

-Depende...¿ Qué tienes?

Tucker se acercó a la nevera.

-Tenemos... Una botella de vodka vacía, cerveza, ginebra y... Logan, ¿Qué coño es esto?

Logan se acercó.

-Oh... Eso... Es ayahuasca.

Tucker se sorprendió.

-¿A-ayahuasca? ¿De dónde has sacado eso, Log?- Dijo Chris desde el sillón.

-Una larga historia...- Murmuró Logan

-Mejor que no la cuentes, las paredes oyen.- Le dijo William con firmeza -No me gustaría volver a tener problemas con la policía otra vez. 

Logan miró al suelo.

-Bueno... ¿Quieres algo, Tuck?

-Me cojo una cerveza, ¿puedo? 

-Claro, hermanito- Dijo mientras cogía un vaso de la cocina y lo llenaba de ginebra.

Tucker se sentó en el suelo, frente a la ventana, con las piernas cruzadas. Segundos después, su hermano se sentó a su lado.

-¿Cómo va en casa?¿Melanie está bien?- Preguntó William 

Tucker suspiró con tristeza.

-En casa va igual o peor. Roy está más agresivo que nunca y ahora que se han metido en el negocio del LSD, se están forrando. Melanie está bien, si. No tiene ni idea de lo que pasa a su alrededor. Me estoy sacrificando por ella.-Tucker suspiró y continuó con un tono sarcástico- Me llevo todos los palos.

William le pasó el brazo por los hombros.

-No te preocupes, tío. Ahora estamos juntos. 

Chris, Logan y Max intercambiaron miradas de tristeza. 

Max  le tocó el hombro a Tucker y empezó a hacerle señas que Logan tradujo.

-Dice que si necesitas cualquier cosa, apoyo, lo que sea, estamos aquí.

Tucker sonrió con un ápice de tristeza.

-Gracias, chicos...

William notó que Tucker no quería hablar de su familia, así que cambió de tema. 

-Y... Tuck, ¿sigues tocando la batería?

-Si, no he dejado de tocarla.

Al oír eso, Chris hizo una mueca de felicidad.

-¡Venga ya! ¿Tocas la batería?

Tucker se ruborizó 

-S-Sí...La toco desde los 10 años, me las apaño bastante...- Respondió con nerviosismo.

Chris se levantó del sillón y se sentó a su lado.

-¿Te apetece tocar?

Se notaba la ilusión de ambos a kilómetros de distancia.

Chris se levantó y Tucker le siguió hasta un recoveco del piso en el que había una lona grande cubriendo algo.

-¡Voilà!

La lona cubría una batería que, por lo que parecía, era bastante buena.

Los ojos de Tucker se iluminaron de alegría.

-¡No me jodas! ¡¿Eso es una Gretsch Catalina Marple?!

Chris sonrió con orgullo.

-Sí, y no veas... Me costó un ojo de la cara.

-De...¿De veras que puedo tocar?

-Claro que si, hombre, sin problema.

Tucker se sentó en la butaca de la batería con ilusión. Hacía tiempo que no tenía ganas de hacer algo con tanta emoción.



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