CAPÍTULO 9

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Cogió las baquetas y empezó a tocar Fade to black, de metalllica. Nada más empezar, Chris se percató del gran talento que Tucker tenía. 

Al acabar la interpretación. Chris se acercó a Tucker y le puso la mano en el hombro.

-Joder...Esperaba que tocaras bien, pero no me esperaba que estuvieras al nivel de Lars Ulrich.

Tucker se levantó de la butaca de manera cohibida mientras reía nerviosamente.

-Jeje... No es para tanto... Pero, gracias, supongo...

***

2 horas más tarde, Tucker estaba caminando a su casa mientras sacaba una cajetilla de tabaco de su bolsillo y sacaba un cigarro.  Ya con el cigarro en la boca, sacó un walkman de su mochila, se lo colgó del cinturón y lo encendió. La música era la única vía de escape de su terrible realidad.

En su interior había algo que le quemaba, algo que no quería recordar, pero su mente le forzaba a hacerlo.

1992

Un largo silencio. El sonido de un cristal roto. Gritos de su padres y de William. Su madre llorando. Pasos hacia su habitación.

-William...¿Qué pasa?

Miedo. Sangre en sus manos. William recogiendo sus cosas y metiéndolas en una mochila.

-No pasa nada  Tuck, me...Me voy... Me voy unos días. 

Un abrazo demasiado fuerte. Lágrimas. Un "te echaré de menos" excesivamente dramático como para irse tan poco tiempo.

Más gritos. Un portazo. Silencio. El leve sonido de un grifo y un quejido de dolor.

Sollozos.

Una lágrima resbaló por su mejilla mientras abría la puerta de su casa. Pero nada más abrirla, el drama lacrimógeno se acabó. Su padre le esperaba justo detrás de la puerta.

-¿Dónde estabas?

Tucker miró al suelo e intentó entrar al apartamento sin hablar, pero su padre le paró poniéndole la mano en el pecho.

-Te he preguntado algo. -Dijo Roy con tono autoritario y serio.- Respóndeme.

-En mis 16 años de vida solo te has interesado por mi para tu beneficio propio. ¿Y ahora te da por preocuparte por mí?- 

Tucker miró a su padre, amenazante. 

-¡Te estoy diciendo que dónde coño has estado! ¡ Responde de una vez, imbécil!

-¡He estado con William! ¿¡Te ha quedado claro o no?!- Respondió, mirando a su padre a los ojos.

Roy cambió su expresión agresiva a una muy seria, intentando contener su enfado, ya que vio a una vecina pasar por el pasillo.

La vecina les miró, levantando una ceja.

-Todo... ¿Todo bien?

La vecina en cuestión se llamaba Daphne, una mujer joven, de unos 30 años.

-Sí, Daphne, no te preocupes. Mi hijo... Ya sabes....Está en esa época de rebeldía.

Daphne se limitó a asentir y a sonreír levemente mientras retomaba su camino.

Roy fingió una sonrisa hasta que Daphne desapareció por las escaleras. Aún con la sonrisa forzada, Roy dijo a Tucker al oído:

-Entra a casa.

El sonido de la puerta cerrándose amortiguó el sonido de la bofetada que Roy le dio a su hijo.

-¡Te dije que no salieras de casa, imbécil!

Tucker soltó una risa irónica y miró a los ojos a su padre con mirada amenazante.

La cara de Roy adoptó una expresión de ira incontenible.

-¡Cómo te atreves a mirarme de esa manera!

Tras esto, Roy volvió a darle otra bofetada a Roy.

-Fuera de mi vista.

Tucker, con la mejilla enrojecida y una lágrima asomando por sus ojos, fue a la habitación de Melanie.



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