Auf dem Schiff.
(En el barco).
Christian.
Desconozco la hora que es, el cielo está negro, el mar comienza a cambiar la marea creando el levantamiento de olas a tan solo unos kilómetros lejos de nosotros, la neblina cubre la mayor parte de nuestro entorno y el aire helado sopla como una mierda.
Necesitamos salir lo más pronto posible de acá o vamos a morir, ya sea ahogados por algún remolino creado por la tormenta que se avecina, o congelados dentro del agua que parece estar bajo cero, aunque dudo que al salir mejore la temperatura.
La agente Michelle se mantiene a flote con un chaleco salvavidas al igual que yo, se ha alejado de mí, y no me importa la obvia razón del por qué lo ha hecho, así que solo la ignoro mientras hago a un lado mi arma y descuelgo la mochila en mi espalda, para pasarla al lado delantero de mi cuerpo. Abro el zíper y saco el inflable que viene siendo parte de las cosas de supervivencia que se lleva a toda misión efectuada, y una vez lo requerido en mis manos, devuelvo la mochila a mi espalda.
Extiendo la lancha, busco el botón inflable y lo llevo a mis labios para soplar e inflar. El aire parece faltarme estando dentro del agua, y esto sería imposible de hacerla útil sino fuera porque es de tamaño para la capacidad de una sola persona, por lo cual, es pequeña. Noto como la agente no se mueve a hacer lo mismo que yo con su lancha inflable, y quito el botón de mis labios para dirigirme a ella.
—¿Piensa quedarse a vivir aquí o por qué no ha empezado a inflar su lancha?
Voltea a verme luego de examinar con cuidado y un poco de pánico reprimido a su alrededor.
—Temo que ahora mismo es inservible mi lancha.
Arrugo las cejas, llevo mi atención a su espalda para ver si quizás perdió su mochila, pero me encuentro con que si está allí. ¿Entonces cuál es el problema? Ella nota mi cuestionamiento exigente y vuelve a hablar.
—Me han disparado a la espalda rasgando un lado de mi mochila, el lado donde venía el inflable.
Lo que me faltaba. Una mujer a la deriva y sin una lancha que pueda evitar que un tiburón se la coma.
—No me...
Ni termino de decir el regaño cuando ella emite un grito y se arrima a mí tomándome del brazo.
—¡Mierda! —Me entierra los dedos en la piel— Algo... rozó mis piernas. —Se queja con un evidente tono de miedo en su voz, encogiendo sus piernas entre las mías y mirando a todos lados del agua a ver si puede de alguna manera tener ojos infrarrojos y captar qué cosa le rozó las piernas.
Intento mantenernos a flote, y me tensa saber que esos movimientos no se hacen porque pueden alertar de verdad a los animales que puedan rondar en el agua, y ella los está haciendo aun así.
Volteo a verla, y tan rápido como se da cuenta de la manera en la que se me pegó, así se aleja.
—Perdóneme, mi Líder —dice volviendo a flotar por ella misma, todavía sin controlar el miedo que le da.
No le respondo, solo vuelvo a poner mi boca sobre el botón de la lancha para seguir soplando, ignorando el hecho de que la sensación de su cuerpo pegado al mío aceleró el flujo de sangre hacia otras partes incluso estando sumergido en el agua bien fría.
La lancha va tomando forma, no paro, no me doy descanso porque quiero terminar ya, en lo que de reojo veo como la teniente se comienza a acercar a mí nuevamente, viendo a un punto fijo en el agua, luego cambia de fijación y pienso en lo absurdo que es el que trate de ver, porque es obvio que no lo hace, la jodida neblina está muy espesa para lograrlo, y la obscuridad densa de la noche peor.
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Felonía ©
ActionMichelle es una Agente Maestro en la RDLA, la organización militar más grande del mundo. Han pasado dos meses desde que sus padres fueron asesinados por una de las tres organizaciones más sangrientas de todos los tiempos; La Yakuza. Para ella la ven...