10

2 0 0
                                    


jueves 24 de octubre de 2019, 9:47

Mireya abrió los ojos lentamente, su cabeza dolía, ¿qué estaba haciendo allí y por qué se encontraba en esa postura tan extraña e incómoda? Se levantó lentamente y frotó sus ojos con los puños, como lo haría una niña pequeña.

Más desperezada escudriñó el lugar en el que estaba, ¿qué hacía en su casa y no en el piso de su abuelo? ¿Qué hora era? No podía llegar tarde a la universidad, tenía que empezar a hacer un trabajo con Sonia.

Cuando se giró para coger su teléfono en la mesa se quedó parada cuando vio un mapa. Le resultó familiar, pero no entendía el simple hecho de la existencia de ese mapa. ¿Qué hacía allí si ella no lo había puesto? ¿Por qué le resultaba tan extraño, tan fuera de sitio?

Giró y miró las demás cosas del cuarto, todo estaba desordenado, como si llevara unos días allí. Dio un paso rápido hacia el mapa y lo agarró de un tirón.

- ¿Qué coño...?

Si no era el mapa más raro del mundo, no sabía cuál lo sería, no tenía carreteras, ni fronteras, ni distancias, ni siquiera colores que indicaran algo. Un mapa trazado a bolígrafo con unos números y unos puntos en color rojo distribuidos al azar.

Estaba sacando el móvil para llamar a Chloe, hacía bastante tiempo que no se comunicaban, desde el inicio de las clases se habían distanciado mucho, pero quizás el mapa era suyo, a ella le gustaba mucho hacer mapas cuando se aburría, decía que eran bonitos para decorar, por eso los hacía en bolígrafo negro.

Sacó el teléfono y cuando miró la línea se quedó en blanco. Repentinamente, su mente comenzó a reproducir un montón de imágenes, como si pasara la galería del móvil y la parara en puntos aleatorios.

«- Mireya... Chloe... Chloe ha muerto...» «-... se trata de un suicidio...» «-...ella merecía algo mejor...» «-... y lo siento...» «Pom» «...tu amiga se suicidó» «- No podemos ir allí...» «Pom» «- lo siento...» «- ha muerto» «- Algo mejor.» «Pom»

Sus manos temblorosas dejaron caer el papel y el teléfono. Sus ojos miraban sin ver, secos de no parpadear.

Cerró los ojos y apretó los párpados. Cuando los abrió tenía la mirada borrosa, pero en ese momento era lo que menos le importaba a Mireya. Se dio cuenta de que tenía los puños cerrados y que su respiración era irregular.

Se sentó en la cama con la mirada fijada en el mapa y supo que ese mapa sería su próximo tormento, un dolor en el alma constante. La razón de una desesperación profunda y negra en el fondo de su corazón.

. . .

Estaba sentada en su cama con las manos apoyadas en la frente. Sus labios estaban secos y mantenía la mirada fija en sus pies. Era como volver a los días anteriores, con la sola diferencia de que su cabeza estaba activa al 100%, pero sus pensamientos más que ayudar solo atormentaban.

«Debo hacer algo ya», pensaba una parte de ella. «Pero... ¿Qué? No puedes hacer nada, solamente mirar un estúpido mapa». Cuando se preparaba para levantarse algo le decía que era inútil y se quedaba donde estaba, pero dos segundos más tarde pensaba en que tenía que hacer algo, no podía quedarse todo el día esperando... ¿El qué? ¿Qué quería Mireya? ¿Justicia? Su amiga se había suicidado, no había justicia que hacer.

Decidió ir a desayunar y después decidiría qué hacer, pero en el pasillo paró en seco. ¿Cómo podía ser tan egoísta? Volvió a su cuarto y cerró la puerta con llave tras ella. Iba a terminar hoy mismo de buscar los demás números. Continuó con el 2, luego el 3, después el 4... así hasta el 8.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 23, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El caso ChloeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora